José Kozer: aspavientos de un mecanismo

(Crédito de la foto de autor: Keysi Montás)





IMAGO MUNDI


Todo
a
favor,


la vejez, el ocio, la hora del desayuno, Beethoven, unas
     primeras voces (soñolientas) 
     aspavientos de un mecanismo 
     que se esparce, desaparece, 
     se encuentra de cuerpo y 
     salud entero: poco le aflige, 
     puede dejar un libro a 
     medias, olvidarlo, abortar 
     un poema a propósito, 
     dejar de comer en un 
     punto del almuerzo 
     (voz del padre: deja 
     siempre algo en el 
     plato) sin ningún 
     motivo, ni siquiera 
     porque le da la gana, 
     hacerlo: irse a cepillar 
     los dientes, lavarse la 
     cara, comprobar que 
     hace unos días no se 
     rasura ni se muda de 
     ropa, la cama le resulta 
     demasiado ancha, incluso 
     insoportable: el concierto 
     de Beethoven terminó 
     hace media hora, murió 
     Bruno Ganz, olvidó 
     apagar el tocadiscos, 
     su tableta Amazon (Fire) 
     los últimos ensayos de 
     Coetzee no le dicen 
     nada, mecánicos, nada 
     numinosos: todo lo 
     normativo se vuelve 
     contra el autor, bosteza.


Se
retiró
del
mundo con un perro labrador, tres ovejas en el 
     tapiz de la sala, una 
     sirvienta lésbica 
     (evitar malentendidos) 
     a su edad cero relación 
     carnal, sería hacer el 
     ridículo. En el ártico 
     osos polares y 
     abundancia de 
     salmón: la Muerte 
     le parece otra abundancia, 
     innecesaria. Subterfugio. 
     De quién. Nada que 
     resumir. Sólo el día y 
     lo actual de una tarea, 
     se queda mirando bullir 
     unos huevos de codorniz 
     en la cazuela, interrumpe 
     el concierto de Beethoven 
     o el libro que leía: mira un 
     documental de cocina china 
     de Chaoshan: doce episodios, 
     luego cambiará de registro 
     desapuntándose de Netflix 
     (medio año) qué duda 
     cabe que es un moderno. 
     Fraguas. Yunques. En vez 
     de herrar a una mula verlo 
     (legendario) como algo 
     virtual: doce aparatejos 
     necesarios para (gadgets)
     sobrevivir.  Los doce 
     apóstoles de una última 
     cena recurren a un 
     vocabulario arcaico, 
     rediles, oteros, rabadanes, 
     amentos, dar otro paso 
     googu gaga pinti pinti 
     tuit tuit. Trina el pájaro, 
     la oveja bala, gañe el 
     perro, la mula resopla


a
colores
en
pantalla.

JOSÉ KOZER. (La Habana, Cuba, 1940). Es hijo de padres judíos, emigrados a Cuba, el padre de Polonia, la madre de Checoslovaquia. Vive en USA desde 1960. Enseñó español y literatura en lengua castellana en Queens College, CUNY, de 1965 a 1997. Reside en Hallandale, Florida. Su obra ha sido traducida parcialmente a diversos idiomas, con libros en ediciones bilingües al inglés, portugués y ruso: ha sido publicado en numerosas revistas y periódicos, a la vez que ha sido estudiado en diversas tesinas y tesis doctorales. Entre sus últimos libros se encuentran Bajo este cien (dos ediciones, en México y Barcelona), Carece de causa (dos ediciones, Buenos Aires), Ánima (México), No buscan reflejarse (La Habana), Farándula (México), Tokonoma (Madrid), Índole (Matanzas, Cuba), De rerum natura (Sao Paulo, Brasil) y dos libros en prosa, Mezcla para dos tiempos y Una huella destartalada (México, Editorial Aldus). Visor editores de Madrid publicó una amplia antología de su obra titulada Y del esparto la invariabilidad; Monte Ávila Editores de Caracas publicó otra antología, Trasvasando. Es autor de 96 libros de poesía. Ánima ha sido publicado en Inglaterra en edición bilingüe (español/inglés) que tradujo el poeta australiano Peter Boyle, quien tradujo asimismo su libro TOKONOMA publicado en español en Amargord de Madrid, y que apareció en Shearsman en edición bilingüe y en una segunda edición sólo en traducción al inglés. Recibió el Premio de Poesía Pablo Neruda del 2013. Fondo de Cultura Económica publicó una retrospectiva de su obra titulada ACTA EST FABULA a finales del 2013, y Lumme editorial (Sao Paulo) publicó su poesía casi completa en 2017 bajo el título de NULLA DIES SINE LINEA. Es MONTGOMERY FELLOW desde el 2017.

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