Yankilé Hidalgo: domando sus propias bestias




Me dijeron que mi nombre no era de fiar
Que seguro mis padres eran anarquistas o solo miraban al país del norte
Que no era lo correctamente de izquierda para pertenecer a ellos,
Que tampoco era lo suficientemente de derecha, para ser del otro bando,
Que no vivía en el lado del charco preciso
Que solo escribo de amor y a esos ahora les llaman cursis, no poetas,
Que le temo a la oscuridad y eso me impide ser valiente y mujer con agallas
Que me gustan demasiado las corbatas para ser total y plenamente heterosexual
Que espero que un hombre me dé la mano para bajar del auto para que me consideren feminista
Que mi amante trae el desayuno a la cama y tampoco soy machista
Que mi perro duerme en mi cama por lo que no soy lo suficientemente animalista, higiénica, civilizada, oportuna… con tantos niños en la calle y yo luchando por los animales,
Que no soy tan alegre porque no fumo ni bebo y evito la carne
Que te amo solo a medias porque si no te hubiera hecho sufrir para tenerte en un puño porque C’est la vie, Cosí é l’amore, Que así es el amor, chica…
Que soy tan poco espontánea para la burocracia que me impide ser mejor maestra.
Que no tengo un nombre fiable, ya creo que lo dije
Y todo por culpa de un nombre,
aunque conozco muchas Marías
domando sus propias bestias.


***


Sin mucho esfuerzo
He visualizado tus manitas cuando tomaban algunas hojas de algún jardín al que creías enorme ante ti
Te imagino dando tus primeros pasos,
Acariciando un perro
Alegrándote al ver tan cerca el mar.
Dime,¿en qué momento te volviste tú en el canalla que hoy eres, Juan?
Robando sueños al azar, Arturo, con ese rostro amable y bonachón y un cúmulo de sonrisas por estrenar.
¿En qué momento, Pedro, sorprendiste al mundo con una falsa promesa
y una ferviente inútil castidad
tan intransigente que te has vuelto con la madre Tierra
lanzando escupitajos de furia y odio contra la raza humana y contra todo lo que te rodeaba.
Dime las veces, Ana en la que la memoria te jugó sucio, te obligó a enmendar las cortinas con tu propia vida y te arrimaste a la muerte como única alternativa de amor a ti misma.
¿Cuál fue el instante preciso, Roberto, en el que decidiste jugar a la inversa de los nobles y sacrificados?
Te veo y no reconozco tu boca murmurando palabras atroces.
No reconozco la mirada de ninguno de ustedes, los muertos.

***

Cuando desperté el dinosaurio todavía estaba indagando nuestros pasos por este mundo.
Borracho de poder se esmeraba en hacernos parecer absurdos, inútiles, inseguros, idiotas.

Controlaba nuestros latidos: Ahora corazón bombea menos fuerte, desvincúlate del cerebro, atrapa mariposas al azar,
Inserta vacíos en tus espacios, aliméntate de muerte, de carroña y no te quejes del hambre ni de tus pesadillas.
Extiende las alas,
y no vueles hacia más allá del horizonte,
Enfrenta tus miedos y gástalos en oscuridades.

Cuando desperté, el dinosaurio lamió mis pupilas
y su saliva fue pegamento en mis ojos para que no los abriera del todo,
me prefería sumisa, idólatra de sus discursos beligerantes,
Me deseaba censurada, hija de la mentira.

Cuando desperté el dinosaurio todavía estaba allí, allí…ahí.


***


Lengua, regresa a tu boca
sin humillar a los humildes.
Enróscate en estos labios que te sonsacan para que hables,
para que digas lo que debas
así sea eso lo que te reseque la piel.
Lengua, examina las palabras, cada oración, cada verso,

Lengua maldita, previamente bendecida:
Lame la cereza y su sexo, saborea la lámina sudorosa que cubre su cuerpo.
Guarda lo que la mente no ha podido dictar a tu mano que escriba
sacude gota a gota tu saliva sobre su espalda.

Llénate de placeres y agota los chismes,
que la ambrosía está en la miel que recogerás cada mañana de su sonrisa,
no en lo que de él digan.

Lengua: come, mangia, eat
que mi cuerpo se alimente de tu gula y de los postres prohibidos.

Lengua: canta, ama, susurra, gime, bendice,
limpia la comisura de tu boca
enróscate en su cintura.
¡Provoca! Para eso te han hecho,
para entregarte a la humedad, a otros labios, a criticar aunque reviente,
¡aunque reviente,
y a vivir!




Yankilé Hidalgo (La Habana, Cuba 1973)
Vive hace más de 20 años en Quito, Ecuador. Es profesora de Lengua y Literatura. Es autora de la letra de dos canciones seleccionadas para participar en Lo Zecchino D´Oro, Bologna, Italia “Canzone indigena” (2002), “Verso l´aurora” (2012). Es autora de la novela juvenil Nostalgias de un rey sin corona y del poemario Para nada inocente publicada por El ángel editor, 2017. Invitada al Encuentro Internacional de poetas, Paralelo Cero 2018 y 2019, Quito, Ecuador. Sus poemas se encuentra en revistas como Project Zu de New York y Ekatombe de Miami.

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