Marco Vidal González: susurra al eco mi voz ya rota




SOFÍA

La horrible intervención humana
pero también su más absoluta dejadez
y descuido
provoca
que a veces me sienta
como en una cárcel.
Аtrapado
entre paredes monótonas.

Con toda la negrura por delante,
agrietandose ante la intemperie.




SOFÍA II

El eterno gris que tanto temía
se desespera ante mi indiferencia.

Yo he cambiado,
susurra al eco
mi voz ya rota.
Incluso a mí mismo
me veo reflejado
en el cemento intacto
que tanto detestaba.

Tanto horror arquitectónico
toda esta suma
de hormigón+ladrillos+
deshumanización
postsocialista

incluso una sonrisa
logra robarme.

Y hoy es un día cualquiera,
es invierno
y estoy en el tranvía,

me bajo y observo la penumbra:
una anciana me pide un levche,
un ejecutivo enchaquetado
campa a sus anchas
por las avenidas interminables
que desaparecen incautas
entre la niebla que la abraza.

Solo… Es Sofía.

Solamente es
mera indiferencia

Solamente es… Sofía.




ESPACIOS

                                                                             A Zhivka Baltadzhieva

De los espacios indomables
entre los adoquines salvajes
de cualquier calle de Sofía
se escapan sueños grisáceos

y atardeceres de hormigón.

De los espacios indomables
estalla la miseria:
el hijo emigrado y
la tierna abuelita,
las 150 levas
y la sonrisa, resignada

De los espacios indomables
se eleva el campo de concentración:
el opositor ejecutado,
los niños llorando.

Mientras tanto,
el gris perenne sigue dominando
y aturdiendo
la conciencia global.

***

El aliento de la miseria
y el sudor de la descomposición
me hechizan.
Mientras tanto, todo a mi alrededor
se marchita.
Pero yo sigo bailando
en este sinfín caótico
esperando la llamada
de alguien
o algo
que me devore

Entonces decidí levantarme

y pude contemplar la miseria

que me rodeaba




CÁMARA DE FOTOS EN SOFÍA

Si una cámara pudiera
captar lo que mis ojos ven.

Esa luz traslúcida, que
en cualquier momento
del día, escapa amarillente
y boreal entre las ramas
de los árboles.

Esos instantes
de miseria palpante.
El amarillo y rojo
de mi tranvía…
Y la luz hipnotizante
que corta y anula mi respiro.

Si una cámara pudiera
captar lo que siento
y lo que palpita
en mi alma…

Revelaría las fotos
y las quemaría.




UN DÍA DE VERANO

Santa Sofía
en un día de verano
se corta las venas

El amarillo abrumador
ante sus cenizas
se advierte

Sola se marchita
y la indiferencia
y su sangre esparcida
me persiguen
hacia ningún lado.




TRES MARICAS

En los ensimismados campos de la Rusia más profunda,
alejados de toda mera civilización
ajenos, a la mirada límpida de la policía heteropatriarcal
tres maricas habitan,
y rezan plegarias, de rodillas.

El cruising es,
su única religión.




CRUISING II

A veces, en el bosque
los árboles murmullan
intercambian miradas.
Incluso andan.
También se acercan.
Interactúan.

A veces, en el baño público
los azulejos palpan el vaho del deseo
pero también son testigos
de las miradas precedentes.

A veces, en el parque
columpios, arbustos y farolas
observan en tensión
el amor que pudo ser
pero no fue
El deseo de una noche.
De un instante.

Pero este anhelo primario
solo deslumbra a lo inerte.

Y mientras tanto, allá
en la civilización maldita
donde nadie siente
donde nadie folla
pasa desapercibida
toda esta lujuria
todo este fervor
que algún día
hubiera podido ser amor
pero no fue.

Dimito. Me exilio.
Yo quiero ser azulejo,
arbusto, árbol
o cenicero en la inmortalidad.
Quiero prender mi deseo.
Quiero que éste se calcine.
Yo solo quiero ser normal
Ir a la civilización.
Y no ser nadie.




ETAPAS

Ey, que la vida tiene sus etapas.
Ya sabes, los amigos
van y vienen.
Pero no te preocupes, tío, que
ya aparecerá nueva gente

en tu vida.

Es más.
Incluso llegará el día en que
tu novio ni siquiera tu nombre
recuerde cómo pronunciar.
Carpe diem, tío.

Y… De repente,
tanta verdad repentina
me abruma.

Pero yo me armo de valor.
Me giro, en un acto
de solemnidad sincera.

Les miro y les digo
¿entonces, amigos míos,
qué sentido tiene
esta existencia
sabiendo que se volverá mezquina
tras esta inevitable
soledad anunciada?

Pero ya nadie
me responde.

Ellos, también
se fueron.




Marco Vidal González (Sanlúcar de Barrameda-España, 1995). Graduado en Lenguas modernas y sus literaturas con Mención en lenguas eslavas por la Universidad de Granada (España). Traductor de poesía del búlgaro y del macedonio al español y de español a búlgaro. Obtuvo el premio Mundos y Colores (2017) de la Asociación de Periodistas Hispanohablantes de Bulgaria por su blog literario La Tortuga Búlgara, donde escribe sobre lengua, literatura y cultura búlgaras. Sus poemas han sido publicados en la revista literaria búlgara Nova Sotsialna Poezia y en el portal de poesía LiterNet; en el portal peruano Vallejo & Co., en la española Fábula, así como en la revista italiana Atelier Poesia y en la macedonia Sovremenost. Ha sido miembro del jurado del primer concurso literario de la revista Nova Sotsialna Poezia de poesía social y comprometida, así como del segundo concurso de la misma revista sobre temática amorosa. Entre otros autores, ha traducido a los poetas Mitko Gogov, Stefan Markovski, Rada Panchovska, Vladimir Sabourin, Aleksandar Vutimski, Jorge Riechmann y Uberto Stabile.

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