Jaro da Silva: piel anfibia y fría, piel de hueso y arena
(crédito de la foto del poeta: Claudia Costa)
Opúsculo
Cuando el Calopteryx haemorrhoidalis macho vuela/enseña la roja mancha del extremo de su abdomen/en la danza nupcial/de las señales nobles./En el caso del C. haemorrhoidalis son así llamadas señales nobles porque la intensidad de la mancha está relacionada con el mejor sistema inmunitario del macho, como los ocelos en las alas del Bicyclus aninana/o los ojos-cornamenta del Teleopsis dalmanii.
En los márgenes del río serpentea/la tinta en el dorso de la ficha de campo donde realizas/tus anotaciones: O. coerulescens, C. erythraea, A. imperator, B. irene, O. curtisii, E. lindenii, P. acutipennis, I. graellsii./El signo creado y el interpretado se confunden entre el ritual sexual/y un preámbulo a un poema sobre el balbuceo/y la apariencia,/ la descripción/y lo elidido.
Argumentos para el miedo:
1. Si se estira un resorte, el mismo recupera su forma original al dejar de aplicar fuerzas opuestas sobre sus extremos, siempre que no se supere su límite elástico.
2. La clasificación taxonómica de los anfibios puede ser realizada atendiendo al patrón de sus cantos. Las diferencias entre ellos implican el no reconocimiento entre especímenes, con la consecuente barrera pre-copulatoria y subsiguiente deriva genética.
3. Las luciérnagas hembras del género Photuris emulan el patrón de emisión de luz de otras especies, como algunas de los géneros Photinus o Pyractomena, para atraer a sus machos y devorarlos.
4. En microscopía se llaman artefactos de la preparación a aquellas estructuras que surgen durante el proceso de manipulación de los tejidos previa a su observación y que en algunos casos fueron considerados elementos reales a los que se trató de dar un significado.
5. Las indeterminaciones en espacios n-dimensionales pueden ser resueltas mediante la aproximación a través de haces de trayectorias.
6. Todos los gatos que vivían cuando Schrödinger están ya muertos.
1-Tesis
Atravesábamos la sierra en un juego de afectos. Hablábamos de ardillas justo antes de que una se nos atravesase en el camino.
Más tarde, desde el punto más alto de otra sierra, mientras oteo los montes pelados, fuerzo las señales.
Formaciones graníticas que semejan castillos o un gigante pétreo que vigila la destrucción.
Te envío una foto y pienso en esa destrucción
y en la belleza:
Se divisa una aldea al fondo de la vaguada. Doce tejados derruidos rodeados de los restos de un bosquete de castaños, melojos y abedules.
Es un cuerpo descarnado la fotografía: sus huesos expuestos por el fuego y la lluvia.
Entonces pienso en la belleza y en la destrucción y en la desconexión entre la imagen y su estela.
Retorno al pie de la montaña y dejo
que el oleaje
se desangre en mis piernas.
1-Antítesis
De la infancia recuerdas sobre todo algunos muertos y zozobra, la voluptuosidad de páramos no visitados y otros relatos que se intersecan con lo que fue básicamente estupor y nerviosismo.
Reconstruir el pasado para negar el presente
el cansancio del error
y la carencia.
Ya las zarzas ardieron para posibilitar el tránsito:
acaricias un lecho de ceniza con tus pies descalzos.
1-Sofisma
Una oxidada bisagra enterrada bajo un monte de escombros no es cierta:/cuando el objeto pierde su función aspira a la belleza.
Contra un mar de mástiles carbonizados respiras
para que el aire te atraviese,
pero no es cierto.
La lágrima que amara en la ceniza no invoca tampoco
pues el pájaro
tampoco es cierto.
2-Tesis
Llevo una estrella roja clavada en el pecho
como único acto en rebeldía.
Me detengo en un recodo del sendero que se abre a unas brañas. Me siento en una piedra al borde del camino con el empeño de practicar aquello
de la contemplación y la belleza.
Un excursionista para a mi lado, respira hondo y comenta
algo sobre unas flores blancas en un claro cercano.
Le explico que la presencia masiva de asfodelos se debe a que ese terreno ardió, probablemente, el último verano.
Entonces sonríe, luego me observa, y, adusto el gesto, farfulla.
No recuerdo el resto del camino, si había aves si frío si el cansancio, sólo los altos asfodelos
y gramíneas ocultando un suelo ennegrecido.
(O también como una medalla se atraviesa en la garganta.)
2-Antítesis
No el siempre se subsume en la traición de una sentencia que nos ha venido impuesta,
como ese serse en esta lengua diminuta;
lengua de barcos hundidos, caballos desmembrados, horizontes de copas
de eucaliptos calcinados.
Lengua derrotada
que no afina
esta grieta múltiple
que abra(z/s)a.
2-Sofisma
Zozobrantes señales atraviesan la infancia,
tras los biombos se forjan estandartes que emborronan toda huella
y digieren la placenta.
Quedan los tachones como un texto cuyo significado
es nuestra invención.
3-Tesis
Eran principalmente mujeres quienes ocupaban la entrada y la mayoría de asientos de la Ermida da Nosa Señora da Lanzada.
Fuera, cuando nos dejábamos lavar por la brisa atlántica, súbito fuimos cercados por una marabunta venida en varios autobuses.
El sol de final del verano reverberaba sobre las suaves ondas, mientras el gentío repetía fotos, frases y tantos actos mecanizados:
Rituales dentro y fuera de la ermita.
En el mar, poco a poco, comenzaron a asomar más y más aletas,
hasta que el número de delfines superó ampliamente la centena.
Varios grupos de cetáceos (nunca tantos antes habíamos visto) se esparcían por el océano ante nosotros.
Entonces nos miramos entre el asombro y regocijo de los turistas
y comprendimos:
bajo la centelleante superficie acontece la masacre.
3-Antítesis
Nadie ante el mar y tú tampoco
ante lo que amorfo acanala el hueso que sostiene
ante el hueso amorfo que no alza
sino la rotunda duda
o el dulce desamparo.
Sería así la elisión
de lo abstracto preciso que se evade
donde el arenal trémulo ante el que
postrando-se-borra lo
posible
(y la lengua es pequeña)
3-Sofisma
No hay neutralidad en las sirenas cuando sueñan con dragones,
ni en el acorde último que anuncia la obertura.
El hueco difiere del espacio en su escala,
y la lengua es pequeña
y se ansía canto
y es derrota.
4-Tesis
Una mujer pide limosna en la puerta del monasterio,
una mujer en que yerra un bodegón amancillado:
Las columnas no se abarcan en las pantallas de los teléfonos de los visitantes
tras las que monjes naufragan en sus rezos
por la pira del discurso en que una mujer pide limosna
y ni estatua de sangre es
ante las puertas.
Así la higuera palidece en el atrio
donde antífonas embuten oropel y cordero:
no hay enigma que sostenga el deseo si nada más somos que de la bagatela émulos
y de la tramoya mendigos.
4-Antítesis
Demasiado clamor confunde en tedio
marcas que no definen que se agotan
de imposibilidad porque tarde llega el pie al erial
a una tierra yerma o no nunca un cuerpo
donde
todo es frustración si el
ni sus frutos ni sus frondes
páramo fotografiado
no es pensado en el error
en los bosques que ya no
Porque el pájaro no es cierto si no jaula es la garra del busardo.
Y cuánto signo se agota en la insistencia
de la resurrección
de lo que no nace
4-Sofisma
y había un vacío inmenso pero no memoria del vacío
y ése era acaso el discurso
o había un vértigo abrasador y eso era el discurso
pero no hay recuerdo del vértigo
5-Tesis
Parecía simple mi sueño consistía/(obviando elemental la subsistencia)/en una casa en la montaña y en los nombres.
Salir al campo y conocer/cada insecto/cada planta/cada piedra/el lugar donde anida cada ave/y acabar desapareciendo en el paisaje./Pero conocer no es reconocerse/y lo representado huye
de
por
en
la representación.
5-Antítesis
En el lecho del Aral cientos de mensajes en botellas
en lo que otrora era más que esqueletos
de los últimos navíos.
Papeles que se desintegran en la mano que testimonia
un silencio visibilizado:
el deseo de lectura imposibilita la lectura
5-Sofisma
Cuando ya han sido robados todos los espejos
cuando ya han sido quemados todos los teatros
somos bestias famélicas en un circo cuyas jaulas no tienen puertas
ni barrotes.
6-Tesis
Escamas decoloradas del sol la pintura en la puerta náufraga al tacto.
Dentro ya ni la vejez en zapatos raídos, ribeteados verduscos tenedores
y papeles desmigajados.
“Cuando era pequeña todas las casas eran de piedra e iba mucha hambre, será por eso que ahora prefiera el cemento.”
o
“Sólo hay belleza en los cementerios para los que allí no tienen muertos.”
Piel blanca amoratada, piel anfibia y fría, piel de hueso y arena.
Jaro da Silva
Estos poemas pertenecen al recién publicado Lahdnets (2018, Ejemplar único, con Gabriel Viñals)
Genaro da Silva (1980) es un poeta gallego. Autor de títulos como Mudanzas (2008, Premio de poesía de la Universidad de Zaragoza), Esguello (2015, Fundación Cuña-Casasbellas, en coautoría con la pintora Carolina Munáiz), Lahdnets (2018, Ejemplar único, con Gabriel Viñals) o Flor Negra (2018, Chan da Pólvora), es editor de la revista y de la página de los tr3sreinos.com y doctor en Biodiversidad y Ecosistemas, trabajando en proyectos de ecología y conservación, principalmente con libélulas y mariposas.