María Elena Blanco: el tigre ha jugado con puñales
CASAS DE AIRE
Cuando zumbar hizo los muros llovió espuma
de araña, el aroma materializó una sinestesia
iniciática, muertas las lías precipítanse al fondo
de tanta copa rota, borras borrando cacofonías,
metrajes subexpuestos, premonitorios brindis,
de las rompientes entran unos gases oceánicos,
gargantillas de pompas de champán, sopla una
ventolera que sin querer sabiendo o sin saber
queriendo convocaste (te acuerdas del percal,
todos los bienes muebles, se ne frega), perlas
encubadas en agitados mares (nuestro vino no
bien, viaja), en cubas, cuba cúbica con bozal de
alambre (no salte el corcho), cuestión de crianza,
calzones, calistenia, muñeca brava tú, muñeca,
golpe de puño, muñequeo, degüello frío en frío,
nostalgia de la presión primera: apuesta al nada
o nada (nupcias), final de tango, virgen extra.
Burbujas como átomos en fuga, así las casas.
CÓCTEL
Tristan et Iseut, leyenda celta
recogida por Thomas y Béroul
Uno vegetariano, fibra,
para irse por el caño, el otro
químicamente puro,
para nunca más volver:
blanco lirio o blanco blanco
la sueña
derramando espuma
por la boca.
Brilla el filtro entre las aspas
de la mezcladora:
satinadas cintas
del tiempo del espárrago
y perlas de diazepam,
expelencia de su espíritu
des(h)echo
cóctel devuelto
como marea negra
al amanecer.
Voz en off:
Aúpa ya, despierta
y toma,
amor mío.
TIRO
“El puñal”, Jorge Luis Borges
La hoja se espabila y salta de la rama
como el tigre de Borges, taja
con nervio la madera
a un tris
de la capitulación.
Con sorna,
con terror,
tiembla y cae
al no dar en el blanco.
(Dice un verso almorávide
que el tiro al puñal,
juego de ángeles,
place al Profeta,
el sabio,
el compasivo,
el misericordioso).
El tigre ha jugado con puñales.
El hombre muerto ha empuñado el sueño del tigre.
El Profeta se esconde.
MOTEL
“Im Dorfe”, Die Winterreise,
Wilhelm Müller & Franz Schubert
Un alpe
tres alpes
Alptraum:
sueño de alpes,
pesado el aire entre
las cuatro puertas,
cuatro ruedas, ruedas
de caucho, de molino, vacas
pastando, pastando.
El dardo cruza a contramano
el mínimo aire, toca
pecho de tórtola,
derrama gotas
de nieve,
sangre
blanca. Blancas sábanas
ondean en el prado,
claman al reposo.
Pero el blanco
alpe clavado
en carne
propia
y ajena, sueño de alpes
doliendo, doliendo.
El mudo, sordo
sueño de la incauta
me alza y quita el aliento,
(la honda y el hondero
roncan), su soplo,
levísimo,
me devuelve el sueño.
Un alpe, tres alpes,
Alptraum:
ellos
sueñan con alpes.
La pesadilla es mía.
LECHO
Eneida IX, Virgilio
Contenedor secreto, balsa
cuya mitad, la acorde,
la cordial,
les porta lejos
si es que no encalla
en gélido mar,
si es que no arde,
en pira de ira.
Náufrago de alas,
quemas la nave
antes de llegar a puerto.
CACERÍA
“Las babas del diablo”, Julio Cortázar
Plegados los prismáticos,
hecho el rececho de sus querencias
por las márgenes del parque,
husmeando el sentido
y dirección del viento, adelantándose
al claro de luna, entre asfalto
y monóxido de carbono,
monta en paciente espera,
el arma al cuello.
La pieza, más que asustada
incrédula, siglos después
vendría a entender
ese safari a pleno sol:
exceso de celo en caza,
deseo de ser cazada.
Cual haz de alta tensión
el obturador
hace clic y quema
este fotograma.
EJE DEL SILENCIO
Cuando casi fue nuestro
después de muchas lunas
lo azotaste con tus cuerdas de fuego.
Y otra vez conjuré un aliento de garúa
y vino
tu palabra dulce a quebrar el quiebre del silencio
que no es el de los corderos,
el de las puertas que se cierran solas
al paso de los amantes o los niños.
El silencio del aullido cuerpo adentro.
El silencio de agua gélida sobre los ojos hinchados,
el silencio de hervor de agua suavizando
la espalda de poliuretano.
El silencio de una casa, cuál,
antes de que el silencio me alcance.
La casa del silencio
donde tú no estás.
Será lo tóxico del aire:
goteos de duendes malos
que nos tienden un cerco, ese túnel
entre mi hombro y tu cuerpo.
Opta entonces por dar
rienda larga al pulmón que te aprisiona o
tómame entre tus brazos
y eso ya es otra historia,
número imaginario
modular.
No basta
aunque conviene
conocer la geometría del plano.
Pero es el álgebra de la cama lo que importa
la cifra de la noche sin ventanas
porque la cama es una
de las ventanas de la noche
siendo la otra la luna
lunera,
cascabelera,
irreductible coma
en la cuadratura de este círculo.
María Elena Blanco
Poemas seleccionados por la autora:
De: Sobresalto al vacío (Santiago: Mago Editores, 2015)
De la serie “Cámara lúcida”, El amor incontable (Madrid: Vitrubio, 2008)
María Elena Blanco es autora de numerosos poemarios, entre los que sobresalen Posesión por pérdida (Grupo Barro, Sevilla y Ed. Libra, Santiago de Chile, 1990); Corazón sobre la tierra / tierra en los Ojos (Vigía, Matanzas, Cuba, 1998); Alquímica memoria (Betania, Madrid, 2001); Mitologuías – Homenaje a Matta (Betania, Madrid, 2001); Danubiomediterráneo (Labyrinth,Viena, 2005); El amor incontable (Vitrubio, Madrid, 2008) y Habanidad. Antología poética bilingüe 1988-2008 (Baquiana, Miami, 2010), Sobresalto al vacío (Mago Eds., Santiago de Chile, 2015) y Botín Antología personal (Bokeh, Leiden, 2016).
Asimismo ha publicado formidables ensayos como Asedios al texto literario (Betania, Madrid, 1999); Devoraciones, Encuentro de la cultura cubana Nº 10 (1998), Madrid; De utopías y Cuba, Revista Crítica Nº 78 (1999), Universidad. Autónoma de Puebla, México; Del lugar común, Revista Crítica Nº 90 (2001-2002), Universidad. Autónoma de Puebla, México; y Sueño cubano en África – I y II, Encuentro en la red, 16 febrero 2001, estos últimos y otros recogidos en el volumen Devoraciones. Ensayos de período especial (Almenara, 2016).