Jesús J. Barquet: allá a intramuros de la patría mía
COPLAS POR LA MUERTE DE MI PATRIA
nacer es aquí una fiesta innombrable.
JOSÉ LEZAMA LIMA
Ya la patria no es nada:
Ni un recuerdo, ni un anillo, ni los padres
aquellos
que alguna vez se amó
y que por compasión la tierra
acabó por tragarse.
Ni la playa desde la cual venía a contemplarnos
el ideal,
pues otras playas del mundo se nos han interpuesto
y sus aguas enturbia malsanamente la memoria, esta
torpe insistencia de la nostalgia
en que no debemos confiar.
Ni aquellos callejones y azoteas desérticas
donde hacerse al amor
ahora que tantas calles del mundo nos han transitado.
Ni la cobriza turgencia de una piel cuya ausencia
disímiles pigmentaciones nos llevó a conciliar.
Ni la sorpresa que ahora dudamos si lo fue.
Ni aquel viento conforme y escaso, milagro
únicamente concedido al llegar junto al mar.
Ni siquiera la infancia, prematura vejez asumiendo
una falsa inocencia y ocultando su espanto.
Ni tampoco esas cuatro letras que podría
pronunciar aquí como un conjuro o un bálsamo
serán más nunca mi patria,
aunque consten en toda acta oficial y nacer
fuera allí
alguna vez, para alguien,
una fiesta innombrable.
PATRIÓTICA
de hijo en hijo (…) el eco de su nombre resonará
en lo más viril y honrado de nuestras entrañas.
JOSÉ MARTÍ
1no
En sábanas de amor o simplemente de placer
dejé bien alto
el nombre de mi patria.
2os
Dejaba en cada amante
una tan suave y agradecida satisfacción
que hoy sólo puedo atribuir
a los ungüentos y elíxires de amor
que una vez conocí
allá a intramuros de la patria mía.
3res
En cada estertor de gozo, en cada gesto
que reclamaba indivisa
cualquier parte húmeda y cariciosa de mí,
comprendía que
—como aquel Bolívar regador de repúblicas
que visionó Martí—
iba yo, voy todavía sembrando
en cada cuerpo
mi Isla.
No otra cosa mejor nos permite este
exilio.
PAISAJES NOVOMEXICANOS
XXXVIII: ANÓNIMO
No me enrolé en los hermosos ejércitos del César,
no enamoré a Cleopatra sobre las quietas aguas del Nilo,
tampoco toqué emocionado las purulentas llagas de Lázaro
ni fui invitado con los demás a la Última Cena con Jesús.
No me entusiasmé en su momento con el asombrado Diario de a bordo
ni me senté con Moctezuma a tomar chocolate bajo el sol.
No visité a Marat en su enfermiza bañera
ni asistí a las sesiones del Iluminado Marqués.
No atestigüé ni en contra ni a favor del victorioso Oscar Wilde.
No me alcé con los barbudos en la Sierra ni presencié el asesinato de John FK.
No me senté a beber con Roque Dalton en su U Fleků
ni Marilyn ni John Lennon me dedicaron nunca ninguna canción.
Pero di testimonio de mí cuando la historia no era
todavía
la Historia:
Salté de cueva en cueva,
pinté animales extraños y misteriosos objetos
voladores,
cuidé yo solo del fuego, deseé a las mujeres
del prójimo y también a mis prójimos,
maté para vivir así, sin nombre fijo ni patria que me
reclamara,
sin tiempo:
pura flama vital que el primer escribano
—dizque para ayudarme—
con un plumazo en la piedra o en la página
apagó.
XXXIX
Voy a leer mi Historia,
voy a leer el paraíso que no pudimos construir,
la Nochebuena o víspera que no pudimos celebrar
en compañía de amores y familia.
Voy a leer los libros que relatan mi vida,
mi vida entre otras tantas que imaginaban milagros
venideros. Voy a asomarme a cuatro
o cinco interpretaciones erráticas, a dos
o tres documentos apócrifos.
Voy
a dejar que me narren, me Ulisen, me Odiseen,
me excusen en papel o me condenen y absuelvan
hasta secarme como un grano de sal,
al sol,
tirado al margen del camino.
XL
he narrado
el viento; sólo un poco de viento.
AURELIO ARTURO
No es la intrincada
red de sus hilos
ni la araña o su víctima
quien cuenta,
sino los filamentos
de aire mío que entre ellos
se les escapan.
Poemas tomados de
LOS VIAJES VENTUROSOS / VENTUROUS JOURNEYS
(Madrid: Verbum, 2015. ISBN 978-84-9074-246-4)
Jesús J. Barquet (La Habana, 1953). Poeta, ensayista, traductor y editor de poesía. Entre sus poemarios están Aguja de diversos, Los viajes venturosos / Venturous Journeys, Sin fecha de extinción, Un no rompido sueño (2do. Premio de Poesía Chicano-Latina en los Estados Unidos) y la compilación Cuerpos del delirio (1971-2008). Su crítica aparece en Ediciones El Puente en La Habana de los años 60, Teatro y Revolución Cubana, Escrituras poéticas de una nación(Premio Lourdes Casal, UNEAC) y Consagración de La Habana (Premio Letras de Oro, U. of Miami). Coeditor de Todo parecía: poesía cubana contemporánea de temas gays y lésbicos) y Poesía cubana del siglo XX, entre otros títulos. Compilador y traductor de Imposeída, de Mercedes de Acosta, y la poesía de José Ángel Valente y Nicolas Behr. Director de las Ediciones La Mirada.