Antonio Agudelo: el oro de un rayo donde cabe el universo
VIENA
HE visto que los niños cantores de Viena hacen en la iglesia
[una pausa mortal.
He visto un silencio tan grande como el silencio de Dios;
pero había Luz en sus manos, Luz
en la germinación de las semillas, en el vértigo
y la quietud: Era el instante del pan y del Gran Silencio.
El silencio son los ríos horizontales que fluyen verticales en la
[Tierra de Fuego.
EL silencio son las víctimas inocentes en los campos de
[Auschwitz y Mauthausen
El silencio son los hombres que han venido a pedir compasión
[por el dolor del hombre.
El silencio son los sastres que cosen el traje del tamaño de
[mi muerte.
Ése es el silencio.
He visto los niños cantores de Viena junto a la sangre polar de
[un ataúd.
He visto un vacío tan grande como el vacío de Dios;
pero había Luz en las profundidades cóncavas, Luz
en las semillas y en las arterias del relámpago. Después,
mis enemigos me sacaron a hombros de la casa vacía:
Era el instante del pan y del Gran Silencio.
Los panaderos cantan en la niebla del silencio.
Las madres oyen lágrimas crujir en el silencio.
Las golondrinas crían en los graneros del silencio.
Gandhi bebía en las raíces blancas del silencio.
Morir es despertar en el silencio.
EXTRAÑO
ALGUIEN sangra de frío ante una tumba vacía;
[van a venir
muy pronto los torturadores, los que golpean el hígado
hasta la pausa mortal y vaciar el corazón.
Cualquier momento es el momento de morir, de pasar a
[no ser.
¿Vuela el alma entera a su quietud, el alma en ala
[del pájaro verdugo?
¿Qué fue la vida, qué fue existir en un jardín torturado?
¿Y esto era la vida, morir tantas veces?
Amanecí bajo el morado fondo del crepúsculo y fui la noche en
[tus párpados.
Escribo con mi sangre, perdí lo que nunca tuve.
¿Quién puede amar la inexistencia, quién
puede existir entre dos negaciones y
sangrar de frío hasta vaciar su corazón?
[Qué extraño todo.
Todo el Sol en la piedra que ilumina.
EL FUEGO
HOY aquella cárcel es esta casa
oculta en su verdad de barro.
Hoy aquí debemos descubrir el fuego,
debemos descubrir dentro,
debemos encontrar el fuego,
para salir al paso y del pasado salir
hacia el encuentro del fuego
que sigue ardiendo en la luz.
Vieja piedra al edificio nuevo
y leña vieja al nuevo fuego,
porque cuanto no es ceniza es la llama,
y la llama es el nuevo fuego del fuego
que nos enciende en más vida y más luz
mucho más allá de la luz y del fuego.
Levantar la casa dando a las estrellas,
abierta al camino y el camino abierto
a la montaña, para que el camino y la montaña
vuelvan a casa de camino a las estrellas.
Rehabilitar la vieja y nueva casa,
de esa infinitud de abuelos de nuestros abuelos,
de esa infinitud de hijos de nuestros hijos,
contigo ahora presentes aquí en la llama.
Hoy levanto la piedra a pie de vuelo
y edifico la casa camino a las estrellas,
cuando la casa se hace huerto de la Rosa,
en el fuego, que sigue ardiendo, en el fuego.
MADRE
UNA cuna dorada esplende en la memoria
y su ternura, dando olor a suavidad,
llena de pétalos el corazón.
He envejecido dentro de la Luz, y yo más amo la Luz, quema
el vaho oscuro de las bestias y
las tormentas embarran el lenguaje. ¡Cállense
los hombres que aúllan y devoran y
que la palabra vuelva a
ser suavidad, manjar celeste,
abismos que se transparentan en la altura!
En un rincón hay rostros que se borran, piedras
que ahora amanecen bajo el Sol. Recuerdo el rayo
amamantar al niño, abrir los ojos a
mi madre, respirar su aliento.
Tal vez morir, si he de morir, no sea más
que abrir los ojos en los brazos del Amor.
EL RUISEÑOR DE KEATS
EN la patria desnuda todavía canta el ruiseñor de Keats.
Cada noche en el limonero canta el ruiseñor de Keats.
Canta para que todos beban la misericordia, su infinito.
Él nació libre, y para seguir siendo libre, escogió la
soledad de los bosques. Vi la primera mujer, acaricié su sangre,
y la alegría de las fresas en los labios. Oro vivo.
Oro su cuerpo tatuado en el oro de un rayo donde cabe el universo.
Es una alegría tan honda que no se sabe qué es.
Es el cántaro vacío, el que rebosa tu límite más alto.
DORADA
DORADA y dulce como una naranja
abres las páginas del libro
entre los lirios tiernos
de la laguna blanca de tus manos.
Inclinas la cabeza y lees los versos
igual que el girasol los surcos de la tierra:
el fuego contenido de las brasas,
la magnolia de un eco de tormenta,
la historia de mi corazón escrita
con el amor que alienta el desamor.
Hay palabras escritas en las venas,
en el vacío de quien busca una respuesta.
¡Verónica, al oír mis palabras en tus labios
confieso que sentí el temblor de mariposas
que siente el alba con la flor del cerezo!
Con ojos húmedos me miras a los ojos,
y en tu mirada me habla la Luz, el enigma
oscuro de la Luz,
ese lenguaje de luciérnagas
que nos acerca a lo invisible, y crea el Mundo
que nos salva del mundo.
¡Rosa de mayo, conocerte es florecer,
y celebrar la vida desde la Belleza!
CAFÉ HAFA
CAFÉ en las terrazas del Hafa y el oro del cielo como un girasol
Café en la oscuridad, pero la noche ve con todo el cuerpo
Café en los valles de mandrágoras y en los grandes bosques de
alcanforeros: son tus pechos blanquísimos cerca del vino
Café en la semejanza del mundo y en las agua del Ganges
que se abren camino en las minas de Sócrates
Café en las profundidades cóncavas y en el origen del pensamiento: no sé
Café no sé muy bien pero una vez amé en ciudades extrañas
Café sobre la mesa del mar y el arco iris como el ojo de un pez
donde se baña la sonrisa de Verónica
Verónica ya está en sí misma y ahora crece como sol en alas de los pájaros
Café dos cuerpos atrapados en la emoción de ser
Café con verdadero amor y el vértice oscuro de la menta
al pie de las ciudades líquidas
Café en el sentimiento que se une a tu sentimiento
y arden en unidades de placer
Café cerrar los ojos, intercambiarse el corazón
En las terrazas del Hafa, Rilke bebe café, Allen Ginsberg bebe café,
Jane Bowles bebe café, las metamorfosis beben café
Entrescafé
Café sobre las tazas que atraviesan la barra y los manteles de la plaza Yamaa el Fna
Café sobre el laudista ciego que pasa de un lado al otro de los cuentos y
el goce de su música no es la música
Café sobre el doctor Freud y el caballo de Córdoba con alas
de la próxima luna: soñar es saber
Café en los pensamientos y en las venas que desabrochan las uñas
para qué
Café que nace a menos siete bajo cero en Nueva York y vive
en un rincón del piano de la calle Misericordia
como una sola sustancia que precede a la muerte
Café las ganas de llorar, son ganas de vivir
BARR[i]O DE LA SAL
NO es la mujer con el pecho desnudo entre dos camisas que cose
vida y muerte con el hilo de mi sangre,
ni abrí los ojos en los brazos de mi madre,
ni la pobreza es un resplandor que llega de adentro,
ni mis huesos sostienen a un extraño, ni la sangre lava el azul.
No es la extremaunción de los curas comunistas, ni
el niño rubio que riega los astros, ni crece como sol en
las alas de los pájaros sangrientos.
No es el caballo rojo en el insomnio azul del hielo, en
la úlcera de Job, ni un puñado de cal viva en los ojos
verdes, ni el mendigo que come pan de lluvia con
el roce de un gorrión.
No es el latir de la campana, que cuando te nombre,
serás sombra, polvo enamorado, ni el péndulo
del Sur, ni el corazón cercado por la púrpura.
No es el sudor de esferas amarillas, ni
el fuego de tu mano, que
arde dentrísimo de mí, desde ti.
No es la pulsación de un cuchillo ensangrentado,
ni el verdugo de las cárceles y las tumbas,
ni el temblor blanco de una tumba vacía,
ni hay un clavo solo en medio de la plaza, ni en la calle
cazo la liebre con el buey.
No es una noche abierta, ni una cicatriz
del calambre de peces amarillos, ni
el cero azul que palpita dentro de tu lengua, ni
va a los hospitales y vuelve Amor, ¡oh dicha de Ser!
No, no es nada inútil, nada de eso.
A CORAZÓN ABIERTO
A CORAZÓN abierto abandono mi destino.
Todo es algo de nada y sólo es nada.
¡Alerta! ¡Alerta! ¡Alerta!
Aquí no hay más remedio que perderse,
Porque hay que perderse sin remedio.
No. No habrá salida que nos salve.
Nadie. Nadie subirá las esbeltas escaleras
Limitadas por el filo de los cielos. Nadie.
Nunca llegaremos al definitivo cielo,
Ni nos sorprenderá tras los arcos el alba prometida.
No. Aquí no hay salida que nos salve.
La muerte no es sueño. No.
Ni tan siquiera la muerte.
Yo no tendré más remedio que perderme
Fluyendo adjunto al tuétano del agua;
Ajeno a toda superficie y quemadura,
Y libremente repose al fin,
Bajo un hondo latido de humedades.
(Poemas pertenecientes al poemario El cielo ajedrez (2016, Editorial El sastre de Apollinaire))
Antonio Ángel Agudelo (Villaviciosa, Córdoba, 1968) es poeta, antólogo, ensayista e investigador literario. Estudió en la Universidad Laboral de Córdoba. Cada nuevo libro de este poeta inclasificable que ejerce la poesía como un sacerdocio, retirado en la soledad de los bosques, es todo un acontecimiento. En su obra destacan: El Sueño de Ibiza, (1ª y 2ª edición Diputación Provincial de Córdoba, 2008 y 2011), (3ª Ed. 2012, Ediciones Depapel); la antología Paisajes Corchúos, (2009, Diputación Provincial de Córdoba); Madreagua, (2012, Ediciones Depapel); La Central Térmica. Haikús, (2012, Ediciones Depapel); El Mundo Líquido, (2014, Editorial Celya), que viajó hasta la Biblioteca del Congreso de Washington, El Cielo Ajedrez (2016, Editorial El sastre de Apollinaire); y la antología bilingüe: El Cielo Ajedrez. Sky Chess, (2ª edición) traducido al inglés por Claudia Routon (University of North Dakota (EE. UU.), y El Atleta del Abismo, (2019, Editorial Catorcebis). Agudelo ha sido traducido al inglés por Claudia Routon y al portugués por Aurora Cuevas Cerveró. Habitualmente participa en los Ciclos “Citas Literarias”, de la Diputación Provincial de Córdoba, y “Letras Capitales”, del Centro Andaluz de las Letras, y en los programas de la Comunidad de Artistas “Debajo del Sombrero, Punto y Seguido”, de Radio Miami (EE.UU.). Paralelamente, Agudelo ha cultivado el ensayo en torno a la experiencia poética con La palabra inicial, teorías del mundo. Ha sido jurado de los prestigiosos premios de poesía Acordes y Vicente Núñez. Ha sido incluido en las Antologías: En pie de paz (Javier Fernández, Plurabelle, Córdoba, 2003; La Luna en Verso (Francisco Acuyo, Granada, 2013); Mapuche, Zenobia Camprubí y Juan Ramón Jiménez (País Vasco, 2014); Quejío, (Córdoba con Grito de Mujer 2015); Poesía en la Bodega (Antonio Flores, Ateneo de Córdoba, 2017); y Versos para bailar o no (Javier Irigaray, ed. Almuzara, Almería, 2019). Ha participado en las revistas: «Noche Laberinto» (Colombia), «Desván» (Madrid), «Sopa de Ornitorrinco», «Suspiro de Artemisa» (Córdoba), El vuelo del flamenco (Cartagena) etc. Ha participado en el Festival Internacional «Cosmopoética, Poetas del Mundo en Córdoba (2011 y 20012)»; en «La Noche en Blanco de Granada (2013)»; en el III Encuentro Internacional de Poesía Ciudad de Úbeda (Jaén, 2016); y en el VIII Encuentro de Poesía Mística en el Monasterio San Miguel de Escalada (León, 2017). Actualmente colabora en la Revista Internacional de Cultura Visítame Magazine, de Nueva York (EE. UU.)