Nuvia Estévez Machado: en la lluvia que he sido
No sé para qué te quiero
exactamente
cerca de mí
Delante de ti
podría desnudarme
quitarme lentamente
toda la ropa
despacio
ver que cae
que haya un flash
un sol
algo
alumbrándome
Podrían ser tus ojos
una linterna
un animal pequeño
esmeralda
esa sonrisa
que he amado en ti
desde hace siglos
Alúmbrame
no dejes de aparecer
en lo alto
cada mañana
Ven a mí
para que nos salvemos
con tu égida
Con tu cruz.
Voy montada en la irrealidad
como en un caballo salvaje
La trato tiernamente
para que avance
y en su salto enorme
no me deje estrellada
en el pavimento
Ella es un potro
que entiende
de desvaríos
No voy a darle duro
con mi fusta
No voy a hincarle
las afiladas espuelas
para que vaya al paso
y me deje
en su baile ruidoso
mirar al infinito.
Lavo ceniza
lavo pasado
el sueño anclado
lavo sin prisa
pez que agoniza
luna que encuentro
lavo el tormento
de escaramujo
Limpio el embrujo
Estrella al centro.
Yo también he perdido un poema de amor
(Obligatoriamente para Wichi. Por la sincronización, por los sueños…)
“Ayer he escrito un poema magnífico
lástima
lo he perdido no sé dónde
ahora no puedo recordarlo”
Me decían Señorita Hacha
lo escribí dos veces
dos veces de manera diferente
en la noche
Era hermoso
se hablaba de la vida
en el poema
y de mí
de lo duras que somos
de lo hirientes que somos
de todo lo peor que somos
la vida y yo
-Amor ni amor señorita hacha
amor ni amor…
Nadie cree en el amor
en estos tiempos de guerra
En el poema trataba de explicar
ciertos conceptos
y de entender ciertas palabras
No recuerdo totalmente qué decía
o qué quería decir
Me he desvelado hoy
pensando en lo que no
conseguí hilvanar
en los árboles
en los bosques
en la lluvia
que he sido
Me he desvelado pensando
en la impiedad
en la miseria humana
y en el tiempo
-que dicen-
lo cura todo.
Si mis amigos supieran
que he llegado
a las tres de la tarde
a mi cuarto
con un sol puro de julio
y he tirado
dos sábanas
sobre el lobo
de mi cabeza
Si supieran
que cazo perdices
animalillos raros
en mis sueños
y voy a caminar
sin ciencia cierta
por alguna orilla
en la esquina del
mundo
Si supieran que ando
con el mendigo
y mejor le sonrío
al barredor de calle
traga cristales
místico
tarareador
de penas
Tal vez
no tendría
magistrales aplauso
aprobaciones
vítores
que empujan
a veces
a continuar.
Todos los días se aprende
Lo que me preocupa de la vida
Soy yo
queriéndome todos los días
más.
Nuvia Estévez Machado nació en Puerto Padre, Cuba, 1971. Poeta y narradora. Licenciada en Español-Literatura. Ha publicado los poemarios Últimas piedras contra María Magdalena, Penancolía, Claveles para Rachel (Poesía para niños), Maniquí desnudo entre Escombros, Misterio de Clepsidras, Preludio del Cuervo, y Las muñecas, las putas, las estatuas. En el 2001 obtuvo el premio nacional David de poesía de la UNEAC y también fue galardonada con el premio Farraluque de poesía erótica. Su obra aparece en varias antologías en Cuba, México, España, Costa Rica, Estados Unidos y otros países. También ha sido estudiada por especialistas de género en poesía cubana y caribeña. Ha participado en diversos festivales internacionales de poesía donde ofreció conferencias y recitales. Actualmente reside en el Sur de La Florida.