Carlos Vitale: La Pietà de Giuseppe Ungaretti
LA PIEDAD / LA PIETÀ
1
Soy un hombre herido.
Y me quisiera ir Y finalmente llegar, Piedad, donde se escucha Al hombre que está solo consigo.
No tengo más que soberbia y bondad.
Y me siento exiliado entre los hombres.
Pero por ellos sufro.
¿Acaso no soy digno de volver en mí?
He poblado de nombres el silencio.
¿He hecho pedazos corazón y mente Para caer en servidumbre de palabras?
Reino sobre fantasmas.
Oh, hojas secas, Alma llevada aquí y allá…
No, odio al viento y su voz De bestia inmemorial.
Dios, los que te imploran ¿No te conocen ya más que de nombre?
Me has expulsado de la vida.
¿Me expulsarás de la muerte?
Quizá el hombre sea también indigno de esperar.
¿Hasta la fuente del remordimiento está seca?
Qué importa el pecado, Si ya no conduce a la pureza.
La carne recuerda apenas Que ha sido fuerte alguna vez.
Está loca y gastada, el alma.
Dios, mira nuestra debilidad.
Quisiéramos una certeza.
¿Ya ni siquiera te ríes de nosotros?
Y compadécenos, entonces, crueldad.
Ya no puedo más de estar amurallado En el deseo sin amor.
Muéstranos un indicio de justicia.
¿Cuál es tu ley?
Fulmina mis pobres emociones, Libérame de la inquietud.
Estoy cansado de clamar sin voz.
1
Sono un uomo ferito.
E me ne vorrei andare E finalmente giungere, Pietà, dove si ascolta L’uomo che è solo con sé.
Non ho che superbia e bontà.
E mi sento esiliato in mezzo agli uomini.
Ma per essi sto in pena. Non sarei degno di tornare in me?
Ho popolato di nomi il silenzio.
Ho fatto a pezzi cuore e mente Per cadere in servitù di parole?
Regno sopra fantasmi.
O foglie secche, Anima portata qua e là…
No, odio il vento e la sua voce Di bestia immemorabile.
Dio, coloro che t’implorano Non ti conoscono più che di nome?
M’hai discacciato dalla vita.
Mi discaccerai dalla morte?
Forse l’uomo è anche indegno di sperare.
Anche la fonte del rimorso è secca?
Il peccato che importa, Se alla purezza non conduce più.
La carne si ricorda appena Che una volta fu forte.
È folle e usata, l’anima.
Dio, guarda la nostra debolezza.
Vorremmo una certezza.
Di noi nemmeno più ridi?
E compiangici dunque, crudeltà.
Non ne posso più di stare murato Nel desiderio senza amore.
Una traccia mostraci di giustizia.
La tua legge qual è?
Fulmina le mie povere emozioni, Liberami dall’inquietudine.
Sono stanco di urlare senza voce.
2
Melancólica carne Donde una vez brotó la alegría, Ojos entreabiertos del despertar cansado, ¿Tú ves, alma demasiado madura, Al que seré, caído en la tierra?
Está en los vivos el camino de los muertos,
Nosotros somos el aluvión de sombras,
Ellas son el trigo que nos estalla en sueños,
Suya es la lejanía que nos queda,
Y suya es la sombra que da peso a los nombres.
¿La esperanza de un cúmulo de sombra Y sólo eso es nuestra suerte?
¿Y tú no serías más que un sueño, Dios?
Al menos queremos, temerarios, Que un sueño se te parezca.
Es fruto de la demencia más clara.
No tiembla entre nubes de ramas Como gorriones en la mañana Al filo de los párpados.
En nosotros está y languidece, llaga misteriosa.
2
Malinconiosa carne Dove una volta pullulò la gioia, Occhi socchiusi del risveglio stanco, Tu vedi, anima troppo matura, Quel che sarò, caduto nella terra?
È nei vivi la strada dei defunti,
Siamo noi la fiumana d’ombre,
Sono esse il grano che ci scoppia in sogno,
Loro è la lontananza che ci resta,
E loro è l’ombra che dà peso ai nomi.
La speranza d’un mucchio d’ombra E null’altro è la nostra sorte?
E tu non saresti che un sogno, Dio?
Almeno un sogno, temerari, Vogliamo ti somigli.
È parto della demenza più chiara.
Non trema in nuvole di rami Come passeri di mattina Al filo delle palpebre.
In noi sta e langue, piaga misteriosa.
3
La luz que nos hiere Es un hilo cada vez más sutil.
¿Ya no deslumbras tú, si no matas?
Dame esta alegría suprema.
3
La luce che ci punge È un filo sempre più sottile.
Più non abbagli tu, se non uccidi?
Dammi questa gioia suprema.
4
El hombre, monótono universo, Cree aumentar los bienes Y de sus manos febriles No salen sin fin más que límites.
Aferrado sobre el vacío A su hilo de araña, No teme ni seduce sino a su propio grito.
Remedia el desgaste levantando tumbas, Y para pensarte, Eterno, No tiene más que blasfemias.
4
L’uomo, monotono universo, Crede allargarsi i beni E dalle sue mani febbrili Non escono senza fine che limiti.
Attaccato sul vuoto Al suo filo di ragno, Non teme e non seduce Se non il proprio grido.
Ripara il logorio alzando tombe, E per pensarti, Eterno, Non ha che le bestemmie. Giuseppe Ungaretti nació en Alejandría (Egipto) en 1888 y murió en Milán en 1970. Entre otros libros, ha publicado: L’allegria, Il dolore y Sentimento del tempo.
En español: Vida de un hombre (Poesía completa), Ediciones Igitur.
1
Sono un uomo ferito.
E me ne vorrei andare E finalmente giungere, Pietà, dove si ascolta L’uomo che è solo con sé.
Non ho che superbia e bontà.
E mi sento esiliato in mezzo agli uomini.
Ma per essi sto in pena. Non sarei degno di tornare in me?
Ho popolato di nomi il silenzio.
Ho fatto a pezzi cuore e mente Per cadere in servitù di parole?
Regno sopra fantasmi.
O foglie secche, Anima portata qua e là…
No, odio il vento e la sua voce Di bestia immemorabile.
Dio, coloro che t’implorano Non ti conoscono più che di nome?
M’hai discacciato dalla vita.
Mi discaccerai dalla morte?
Forse l’uomo è anche indegno di sperare.
Anche la fonte del rimorso è secca?
Il peccato che importa, Se alla purezza non conduce più.
La carne si ricorda appena Che una volta fu forte.
È folle e usata, l’anima.
Dio, guarda la nostra debolezza.
Vorremmo una certezza.
Di noi nemmeno più ridi?
E compiangici dunque, crudeltà.
Non ne posso più di stare murato Nel desiderio senza amore.
Una traccia mostraci di giustizia.
La tua legge qual è?
Fulmina le mie povere emozioni, Liberami dall’inquietudine.
Sono stanco di urlare senza voce.
2
Melancólica carne Donde una vez brotó la alegría, Ojos entreabiertos del despertar cansado, ¿Tú ves, alma demasiado madura, Al que seré, caído en la tierra?
Está en los vivos el camino de los muertos,
Nosotros somos el aluvión de sombras,
Ellas son el trigo que nos estalla en sueños,
Suya es la lejanía que nos queda,
Y suya es la sombra que da peso a los nombres.
¿La esperanza de un cúmulo de sombra Y sólo eso es nuestra suerte?
¿Y tú no serías más que un sueño, Dios?
Al menos queremos, temerarios, Que un sueño se te parezca.
Es fruto de la demencia más clara.
No tiembla entre nubes de ramas Como gorriones en la mañana Al filo de los párpados.
En nosotros está y languidece, llaga misteriosa.
2
Malinconiosa carne Dove una volta pullulò la gioia, Occhi socchiusi del risveglio stanco, Tu vedi, anima troppo matura, Quel che sarò, caduto nella terra?
È nei vivi la strada dei defunti,
Siamo noi la fiumana d’ombre,
Sono esse il grano che ci scoppia in sogno,
Loro è la lontananza che ci resta,
E loro è l’ombra che dà peso ai nomi.
La speranza d’un mucchio d’ombra E null’altro è la nostra sorte?
E tu non saresti che un sogno, Dio?
Almeno un sogno, temerari, Vogliamo ti somigli.
È parto della demenza più chiara.
Non trema in nuvole di rami Come passeri di mattina Al filo delle palpebre.
In noi sta e langue, piaga misteriosa.
3
La luz que nos hiere Es un hilo cada vez más sutil.
¿Ya no deslumbras tú, si no matas?
Dame esta alegría suprema.
3
La luce che ci punge È un filo sempre più sottile.
Più non abbagli tu, se non uccidi?
Dammi questa gioia suprema.
4
El hombre, monótono universo, Cree aumentar los bienes Y de sus manos febriles No salen sin fin más que límites.
Aferrado sobre el vacío A su hilo de araña, No teme ni seduce sino a su propio grito.
Remedia el desgaste levantando tumbas, Y para pensarte, Eterno, No tiene más que blasfemias.
4
L’uomo, monotono universo, Crede allargarsi i beni E dalle sue mani febbrili Non escono senza fine che limiti.
Attaccato sul vuoto Al suo filo di ragno, Non teme e non seduce Se non il proprio grido.
Ripara il logorio alzando tombe, E per pensarti, Eterno, Non ha che le bestemmie. Giuseppe Ungaretti nació en Alejandría (Egipto) en 1888 y murió en Milán en 1970. Entre otros libros, ha publicado: L’allegria, Il dolore y Sentimento del tempo.
En español: Vida de un hombre (Poesía completa), Ediciones Igitur.
Giuseppe Ungaretti, poeta italiano nacido en Alejandría (1888-1970), fue uno de los iniciadores del hermetismo. Tras la guerra, su poesía se vuelve más reflexiva y profundiza en la dramática condición del hombre. En sus últimos libros, se esfuerza por recuperar la tradición lírica italiana. Su obra completa se publicó en 1977 con el título de Vida de un hombre.
Carlos Vitale (Buenos Aires, 1953) es Licenciado en Filología hispánica y Filología italiana. Entre otros libros, ha publicado Unidad de lugar (Candaya), Descortesía del suicida (Candaya), Cuaderno de l’Escala / Quadern de l’Escala (fotografías de Jaume Salvat, ilustraciones de Marc Vicens y prólogo de Carles Duarte, Vitel·la), Fuera de casa (La Garúa,), El poeta más crítico y otros poetas italianos (Emboscall Editorial) y Duermevela (Candaya). Asimismo ha traducido numerosos libros de poetas italianos y catalanes: Dino Campana (Premio de Traducción “Ultimo Novecento”, 1986), Eugenio Montale (Premio de Traducción “Ángel Crespo”, 2006), Giuseppe Ungaretti, Gerardo Vacana, Sergio Corazzini (Premio de Traducción del Ministerio Italiano de Relaciones Exteriores, 2003), Amerigo Iannacone, Libero De Libero, Joan Vinyoli, Umberto Saba (Premio de Traducción “Val di Comino”, 2004), Giuseppe Napolitano, Joan Vinyoli, Mario Luzi, Sandro Penna, Amelia Rosselli, Antoni Clapés, Joan Brossa, Antònia Vicens, Josep-Ramon Bach, etc. Ha participado en festivales, lecturas y encuentros de poesía en Argentina, España, Venezuela, Armenia, Italia, Suiza, Rumania, Estonia, Grecia, Bulgaria y Francia. Sus libros han sido traducidos al francés, italiano, armenio, estonio, catalán, griego y búlgaro. En 2015 obtuvo el VI Premio José Luis Giménez-Frontín por su contribución al acercamiento entre culturas diversas. Reside en Barcelona desde 1981.