David Trashumante: aquí donde se grita a viva muerte

 
 BITÁCORA
 A Juana González
 la pasión hecha preocupación.
 
En la noche, los remedios, la linterna,
 en la noche, la linterna y las escamas
 esparcidas por el cuarto, los remedios,
 en la noche, la linterna loca en la noche,
 simulando luces de naúfrago, los remedios,
 en la noche, un zurcido a esta rota noche,
 un remedio a la linterna que se apaga
 debajo de las sábanas ahora, parpadea,
 parpaparpadea, papaparpadea, paraparpadea
 lecturas estroboscópicas de los mapas,
 quema la bombilla, los remedios
 de por para la singladura de la noche,
 zurze, zurze, zurze la red de la noche,
 una linterna al final del lunes,
 remédiame linterna este lunes
 que la noche no puede, los remedios
 son pocos para tanta noche, parpadea
 parpaparpadea, papaparpadea, paraparpadea
 la linterna por poca pila, por poca pasta,
 llegan más facturas a mi nombre,
 la luz se apaga, los remedios, solo la noche,
 solo la noche ahora, más cerrada,
 las olas rompen contra mi puerta, 
 cada vez más fuerte, ya es lunes 
 y mi ojos en blanco
 como dos lunas.
 
 
 A VIVA MUERTE
 Lo único que dejamos las personas
 cuando nos esfumamos son las palabras.
 Antonio Orejudo
 
Aquí el paredón que vaticina el eco de las balas,
 el gran muro sin sombra que oculta las lamentaciones;
 aquí la mano que tiembla agarrada a la valla
 y el manantial sin alma donde abrevan los buitres.
 
 Aquí donde planea el bombardero del sueño eterno,
 donde acontece el calor de la sangre en los charcos,
 donde el silencio come sus raciones de miedo,
 y caen del árbol las frutas albinas.
 
 Aquí el delta negro, aquí la grieta del mundo
 que muestra su entraña que asciende en el humo
 que oculta las rejas.
 
 Aquí el butrón en la pared del alma,
 la encrucijada ahogada entre alambres de espino.
 
 Aquí los aljibes llenos de agua cruel,
 las mordazas manchadas con petróleo reptil.
 
 Aquí los fósiles milenarios de los ejecutados,
 el látigo inflamado que todo lo asola,
 los zulos estrechos como lombrices ciegas.
 
 Aquí que se oxidan las lluvias de clavos
 y supuran veneno por las grietas los nichos.
 
 Aquí donde el polvo da náusea, donde
 tanto todo que Hierro dijese para nada;
 aquí donde sin lápida la trinchera, la zanja,
 la estela, la fosa, la cuneta, la tumba.
 
 Aquí donde se aviva el fuego frío.
 
 Aquí donde se grita a viva muerte.
 
 
 LA REENCARNACIÓN
 
 Mantened la sangre fría hermanos.
 Malcom X
 
Morí bajo el látigo abrasador de Amón Ra
 por no querer arrastrarme más 
 sin beber un poco de agua.
 
 Morí desangrada a manos de mi padre
 por negarme al derecho de pernada de su señor.
 
 Morí en la hoguera por tener fe 
 en la ciencia y en el saber o por ser bruja, por ser.
 
 Morí en la playa bajo los truenos
 de aquellos dioses de plata que llegaron 
 en casas flotantes y que montaban sobre 
 enormes cerdos.
 
 Morí colgado del palo mayor, 
 extraña fruta en agraz,
 por romper las cadenas de aquel barco negrero.
 
 Morí ensartado por una bayoneta tomando La Bastilla
 y semanas después, también morí dentro de mi madre
 cuando le cortó la cabeza la guillotina.
 
 Morí gritando viva Atahualpa, gritando viva Tupac Amaru,
 gritando viva Simón Bolivar y viva Zapata, cabrones, 
 antes de que al galope me desmembraran vivo dos caballos.
 
 Morí electrocutado en los vestuario de aquel estadio,
 boqueando dentro de una bolsa en un oscuro calabozo,
 enterrado vivo en una cuneta después de cavar mi fosa.
 
 Morí acribillado a tiros en la Plaza de Tian’anmen, en Amritsar,
 en Katyn, en Tlatelolco, en Badajoz, en Lonmin, en Vitoria, 
 en Casas Viejas, en Napalpí, en Guinea, en Zemla, en Génova, en Tahrir…
 
 Morí de hambre por ser Armenio, por ser Kurdo, por ser Palestino, 
 por ser cubano, tibetano, ucraniano, gitano o Mapuche.
 
 Morí lapidada por querer a otro hombre, 
 morí desfigurada con ácido por mi pelo suelto,  
 violada por querer estudiar, acuchillada por querer votar.
 
 Morí apaleado por la policía en cualquier parte del mundo, 
 desaparecido en Chiapas por militares sin insignias,
 torturado en Guantánamo, condenado a la horca en Chicago.
 
 Morí en mayo y en cualquier otro día,
 morí por la heroína guiando al pueblo,
 roto en mil pedazos por cañones de agua 
 en una sentada pacífica.
 
 Morí carbonizado frente a la sucursal bancaria, 
 arrojado al vacío desde el balcón de mi casa desahuciada,
 morí de pena, morí con rabia, morí en la jungla 
 a machetazos contra las máquinas de acero
 que me obligaban a abandonar mi poblado.
 
 Morí de un tiro en la nuca 
 la única forma de hacerme olvidar las razones 
 por las que me negaba a ponerme de rodillas.
 
 Morí tantas veces 
 que tengo la piel en carne viva de reencarnarme 
 y parece que nunca llegará el día
 en que viva en un Mundo Nuevo y viva 
 para contarlo. 
 
 LXS FUMIGADORXS
 
 Si tuviera un día entero de paz,
 un día como este largo día de verano
 con el silencioso crecer de los frutales
 acompañando la caída de la sangre
 sobre un sol como cualquier otro.
 
 Un día de paz bien vale por una vida entera,
 y, sin duda, una sola vida vale más
 que lo que vale conseguir su paz duradera.
 
 Pero no, hoy como siempre
 el día explota en silencio
 y los caballones del huerto
 se agrietan imperceptiblemente.
 
 Caen las bombas por donde se pierde el sol,
 ese sol cotidiano que aquí fabrica en serie
 un arsenal de negras berenjenas y verdes calabacines.
 
 Quién sabe qué terror
 habrá iluminado éste sol
 con sus cañonazos de luz
 al despuntar sobre el mundo.
 
 La misma luz que enrojece los tomates
 ha lamido hoy la piel delx insurgente;
 ha corrido sus sombras cúbicas, por ejemplo,
 por entre los escombros de Damasco
 con la misma rapidez que aquí
 una lagartija corre a esconderse
 debajo de las tejas del tejado.
 
 Tan poca paz no da para un día
 ni ha dado nunca suficiente maíz
 con el que saciar a lxs asesinxs.
 
 La flor del baladre nace del veneno.
 
 Hoy parecen llevar sangre las acequias.
 
 Las judías se ahorcan colgadas de sus matas.
 
 Hay muertos hacinados en el invernadero.
 
 Tiembla el agua en las regaderas:
 gritos en las iglesias,
 gritos en las sinagogas,
 gritos en las mezquitas,
 ahogados gritos en todos los sótanos
 donde enmohecen los cadáveres.
 
 Exiliadxs, minorías étnicas, migrantes:
 escuálidos frutos de la planta de la persecución,
 esquejes de la pobreza, semilleros de metralla, viveros de la guerra,
 vosotrxs que atravesasteis el mar de la muerte
 para llegar, en el mejor de los casos,
 a trabajar en un mar de plástico,
 sabéis como yo que un día de paz
 bien podría cosecharse a diario…
 
 Pero incluso hasta aquí llega
 el olor acre de lxs
 fumigadorxs.
 
 *asesino
 
 crúcenos el silencio ofrecido en su umbral inútil de oraciones / todo aldabón decapitado en la mano invita a golpearle la cabeza dice
 
 llénenos la luz hertziana de óxido los picaportes de los ojos y las bisagras de los párpados / y sea su ceguera / y sea su ceguera
 
 consúmase el grito con su sangre en el canto amortiguado de la chicharra tras la puerta / que sean otros insectos sonata para el nonato gran coro de tumbas transparentes / la lombriz de tu lengua intenta roer con gelatinoso silencio dice / las raíces de la planta carnívora que te devora dice
 
 pártanos en dos el pájaro albino con su ciego vuelo al instante / sáquennos el alma como leche de las ubres venosas de las vacas / sean de nuevo los pezones cuarteados de la infancia todo asidero para las manos / torpes manos como pezuñas que se hunden sobre el cieno de los machos / sabe a lodo de orín tu aliento varonil dice
 
 explótenos el eco dentro de otros ecos por los desfiladeros / allí donde su estrechez obliga a una persona a marchar en fila / a ir tras otra para matarla por la espalda en la preñez de la noche / giran en círculos los buitres sobre el cristal de los relojes machistas dice
 
 cántenos el amor la muerte con sus estigmas enjoyados sobre el pecho / esta mañana han varado todas las ballenas en las pupilas quietas de otra asesinada dice
 
CUARENTENA
 
 He limado del cielo las estrellas por punzantes,
 he lamido del sexo el agua fuerte de tu grabado,
 he limpiado los restos de carne de mi esqueleto
 con un mondadientes de rabia y besado
 de las piedras desnudas sus líquenes futuros.
 
 He vencido a la nada con mi todo diminuto
 y he venido a decirlo, atado al mástil de un poste telefónico,
 sin sucumbir a las sirenas de las voces enlatadas,
 he venido a dar voz a las plantas, a leer en voz alta 
 las pintadas sobre los muros más altos.
 
 He bebido del veneno y del néctar,
 saboreado la carcoma y el caviar, 
 he alimentado cada día ese hambre
 de amor que nunca se sacia y con mi saliva
 he intentado hacer corazas sobre los cuerpos
 que solo hiendan los dedos de los niños
 y corroan el guano de los pájaros en su vuelo.
 
 He sido, en definitiva, un largo lamento
 repleto de alegrías y llegado hasta aquí
 sé quién soy, para quién hablo, desde dónde escribo
 y aunque en las noche, a veces, el insomnio
 me asalte con sus miedos
 me abandono a lo que seré, tan lejos
 de los hijos robados y la sangre en los platos,
 de las ondas lisérgicas de los informativos,
 de los likes, de los followers, del bronce de los premios,
 de las vanas flores de los cerezos 
 que encierran las vallas de los cortijos, 
 definitivamente
 soy lo contrario a los brazos amputados 
 de esta gran escombrera de abrazos. 
 
 Fui, soy y seré eso que ya no se estila, que ya no es tendencia, pasado de moda:
 carne anónima, blanca escucha, pura sombra tras los pasos vivos de mi muerte.
 
 Un ser sencillo y turbio, resilente en la insondable humanidad
 que intenta preservar la vida diversa 
 en cada verso. 
 
 Desde siempre aislado en esta cuarentena que ahora llega
 afiebrado por la indignación, enfermo de amor, sin cura alguna.
 
 
[Poemas pertenecientes a “AMOR” ANTOLOGÍA 2006-2019 de David Trashumante
(Nº 7 de la Colección Piel de El Petit Editor)]
 
y en el disco «Apenas» de David Trashumante.
Percusión: Avelino Saavedra
David Trashumante. Ha publicado Parole, parole y otras palabras (Col. Poemas desechables, Ed. Trashumantes, 2006), El Amor de los Peces ( Col. Además de la palabra, Unaria Ediciones, 2014, 2ª edición 2018), Tacto de Texto (Ediciones del 4 de Agosto, 2014), A Viva Muerte (Col. Sitio de fuego, Baile del Sol, 2015, 2ª edición 2016), Tópo (Col. Transatlántica/Port Bou, Amargord, 2016), No Fear/No fiera (Pliegos de la visión, Ed. Babilonia, 2017), Tócame (Col. Línea Inclinada, Credida 2017) y Apenas (Col. Libros de poemas, Ya lo dijo Casimiro Parker, 2018). También los poemas expandidos Este poema no (Son:oras, 2018), junto a Isaías Griñolo y Avelino Saavedra y Gatopardo al cubo (Fondos de la Fundación Pepe Buitrago. Centro de Holografía y Artes Dados Negros, 2018), junto a Nicolás de Maya y Demian Ortiz.
Ha coordinado durante 3 años junto a Begonya Pozo el seminario: ¿Nuevas Prácticas Poéticas? de la Facultad de Filología, Traducción y Comunicación de la Universidad de Valencia, coordinó junto a Pedro Verdejo el SLAM VLC y también el área de poesía de Festival Internacional de Arte Intramurs en su primera edición. Dirige desde 2016 la colección de poesía oral Palabreadorxs para el El Petit Editor.
En la actualidad es facilitador del Laboratorio de Creación Poética Bibliocafé, coordinador de Alzavoz, el circuito de poesía en vivo de València y codirector del Festival de Poesía Valencia, Vociferio. Además, forma parte de la asamblea editora de la revista online cajaderesistencia.cc y desarrolla diversos proyectos de poesía desde la lateralidad.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

