Mónica Picorel: para dejarme la sed de los tristes
Manos vacías
De niña intuía de manera natural
el cielo antes de quebrarse
salía a la calle y extendía los brazos todo lo que podía
ahuecaba las manos para los pájaros
en esas noches
con las manos siempre vacías
pedía perdón
pensando en la vigilia muda de aquellos pájaros
esperando en el suelo
esparciendo el silencio
sobre las cosechas de los hombres.
Pronuncio tu nombre
Pronuncio azúcar
como pronunciaría carne o cemento
respiro
la indiferencia del pez en la cocina
la sangre memorizada en el mármol
pronuncio costumbre
paso o espina
vértebra o religión
respiro
el oprobio de la escama en el cuerpo.
Pronuncio tu nombre
te tragas el aire en el que vivo.
Inevitablemente, el frío
Dejo que el cuerpo crea
que se oville y se observe crecer hacia dentro
detrás del miedo
una oración levanta la cabeza.
Este suelo alterado por mi sombra
contiene el temblor justo
el filo necesario
la raíz perfecta
observo el brazo extendido del frío
su palma ofrecida
su juego de líneas
sus dedos dispuestos a fecundarme
con esta melancolía de prostíbulo ungiendo la piel
apenas resisto
observo mis vestidos quemados por el frío
mi casa sin mí
mi frente sin mí
mis manos de ordenar la esperanza
mis manos de abrir en canal el pez que boquea sobre el mármol
cómo
resistir
el frío
en esta cocina con niebla derramada
sobre las sartenes
los platos
sobre las copas del vino de la tregua
sobre el mantel de las fiestas
quizá decir amor hacia dentro
invocar su textura
su lenguaje errado
sus maneras violentas
la urgencia
llamar a gritos a otro fin.
Desfile del cuatro de julio
A veces me crecen mujeres
con la nostalgia usada y sigilo de caimán
con el fin de la blancura en el pecho
vestidas con el disfraz de quedarse
para detener los días
para dejarme la sed de los tristes.
A veces me crecen hombres
de mordaza fácil
de medianoche y minutero
de deseo mercantil
me dejan sus hijos para defender
el delirio de los astros
con su sol pintado en el centro.
Me crecen a veces
criaturas de risa y pan
que desoyen la norma y el trueno
criaturas livianas
del color del vino cuando aún no duele
ajenas al perímetro de la duda
como una estirpe certera e inevitable.
(del libro Las otras geografías)
El mundo es un lugar sencillo
Apagarán todas las luces
estoy aprendiendo
a quedarme muy quieta
a defender esta nostalgia de frontera
a invocar otras palabras
lavanda
habitación
esfera
en eso consiste el mundo.
(del libro Las otras geografías)
Pequeño inventario
Mientras recuerdas
cómo es respirar fuera del agua
la bondad de la no forma entre tanta sangre
el crujido del sol delinquiendo en tu membrana
extiendo con cuidado
tus cosas sobre la alfombra
pequeño inventario de esta militancia en ti:
tu tetera
de donde ahora mismo bebe una azalea tardía
tus esquemas
tu lógica alzada con muletas
que empuñabas como un fusil
tu letra pacificando mis cuadernos
esa niñez sin abrigo
esperando tranquila entre algas.
Mónica Picorel. Poeta nacida en Bilbao en 1970. Ha publicado Las otras geografías editorial Talón de Aquiles, y forma parte de las antologías Aunque solo sea un verso editorial Talón de Aquiles y Poètiques Alquímiques -Radical 3, editorial Promarex. Tiene en su haber diferentes premios y menciones. Algunos de sus poemas están recogidos en la fonoteca española de poesía. Poeta invitada en la feria del libro de Caracas del 2022, jurado en el festival de poesía “La estación del arte “ en el mismo año. Publica asiduamente en diversas revistas literarias y blogs: revista la isla, un camino de tierra en medio de la tierra, revista Mule, etc. y en su Instagram @monica.picorel. Este año espera que salga a la luz el poemario en el que lleva trabajando los dos últimos años.