Jaime Londoño: No precisa de cantos para llamar la atención

(Foto: Cortesía del autor)

 

Preámbulo

El bicho que se inventó Kafka vive al lado mío

enseñando los misteriosos secretos del ocaso

con dedos de trigo como antenas,

ha descubierto que el cosmos se acumula

y modula datos de conciencia que moldean tu cara

como aroma de chocolate rancio.

Desde la ventana entreabierta

observo cómo mueve su aguijón

y absorbe el líquido que anega de tedio

las ideas en la mente sobria.

Con la grafía que deja en el cristal

me enseña a burlarme del matamoscas,

y de las ganas laborales que zumban cuando duermo.

 

 

 

Chinches

Bajo el aire camuflado

portan en sus vellosidades

los aparatos de tortura que dona el comandante,

órdenes con ampollas y roña

para que los capturados canten lo que desconocen.

Junto a las rejas aguardan sacerdotes

para bendecir las condecoraciones

que entregarán los generales a los chinches

por el tenebroso oficio de torturar.

Con sobras de sangre

los guardias anotan las confesiones.

Cuando el viento escribe silvas en la pena,

es que trae gritos de espanto.

 

 

 

Libélula

No precisa de cantos para llamar la atención,

es un sueño de tonos irisados

que te dibuja en los ojos sonidos leves,

si cierras los párpados y la observas

subirás de suspiro en suspiro

a la sonrisa,

la libélula graba con briznas

la locura de vida que lleva la gente en la mirada.

Sé que nos mira con burla,

fino pincel de visos

que se sube al iris y nos enseña

el silencio con gran caligrafía.

A Iván Darío Álvarez

 

 

 

Jején

Negro rojo

en los mares del trópico

en los ríos

Rojo ebrio de la sangre sueño

Rojo rabia contra usurpadores

Rojo placer al beber en el poro

Rojo aire y bandera negra

traje de lid contra la lid

materia negra de ojos rojos

aperos para galopar a pie por los sentidos

Negro de luna sobre el campo

Qué silencioso paso de tierra

antes del ataque

Brisa negra

Hoja negra

Bandera roja en la consigna

Dura y aguda la ponzoña

Círculo rojo contra el rojo insomnio

que la palabra quema

como el aire quieto

 

 

 

Clichés de los insectos

—hoy es día de río

—abajo abundan pieles tostadas

—aceleremos al tope

—antes que se acueste la tarde

—amarga será la despedida

—como todo amor a primera vista

—les daremos su baño de sangre

—beberemos la miel de las masas

—allá están quietos

—aprovechemos el pastel

—embriaguémonos como asesinos sanguinarios

—brindemos con la dulzura de sus venas

—dejémoslos tinturados

—como colcha de retazos

 

 

 

Abeja

Con cánticos secretos

eleva pistilos y hace ofrendas de poder

al baile que alaba la vida.

Si cierras los párpados percibes cómo cose

las alas de las plantas

y las impulsa al sueño.

Y no es Emily o Szymborska,

es la abeja

que lleva los jardines a cuestas.

No me importa su aguijón,

el canto amarillo que entona

me transporta a conciertos antiguos.

A José Ángel Leyva

 
 
(Poemas cedidos por el autor como una muestra de su poemario El secreto de los insectos)
 
 
 
 
 
Jaime Londoño. Escritor, traductor, editor, y profesor colombiano. Magister en literatura latinoamericana, tesis laureada y medalla al mérito por Teoría sobre las emociones. Ha publicado los libros de poemas Hechos para una vida anormal, Alquimistas ambulantes, Mago sólo hay uno, Fantasmas S.A., De mente nómada y El secreto de los insectos. Además, ha publicado el libro de historia Epitafios: Algo de historia hasta esta tarde pasando por Armero, el libro educativo Competencias escriturales desde prejardín hasta grado 11 y el libro de cuentos Sinapsis delirante. Ha sido traductor de Oscar Wilde (El alma del hombre bajo el socialismo) y de Aloysius Bertrand (Gaspar de la noche). En el ámbito de la gestión cultural, ha sido jurado en diversos concursos de poesía; coordinador de talleres de poesía para Casa de Poesía Silva, orientados a niños y docentes de los colegios distritales de Bogotá; y, desde 1997, director del taller de poesía en el parque de Usaquén en Bogotá.
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