Damaris Calderón: hacia el duro corazón del bosque
Aparentemente vencida
He pasado 50 años incubando una rosa.
Un símbolo.
Como otros incuban un virus.
Una enfermedad.
50 años protegiendo el huevo
de los animales de corral.
De la predación.
Separando la paja del heno.
El verde de la leña
de la madera.
La rosa amarilla
pichón húmedo
resquebraja la tierra seca.
Se abre paso con su legión de soldados.
Doblega a todos con su corona.
Y se deja caer ahí,
aparentemente vencida.
Un manojo de pétalos
que nadie puede nombrar
hasta la vida siguiente.
Donde las bocas alcanzan su cocción
Miel hojaldre pastel de hojaldre.
El ombligo glicina.
(Onfalos).
La lengua pincel dibujando el borde.
La aureola.
El viaje del remoto Nilo
el viaje del pequeño Amazonas.
La ruta de la seda en la carne.
El secreto guardado al centro
húmedo para ti.
Ábreme al agua regia al agua sin márgenes.
Pétalos rosados amarillos
púrpura rojos
donde las bocas alcanzan su cocción.
El tiempo del Manzano
Cuando el espíritu se va de la tierra
se esconde en tus ojos.
Tus ojos avellanas almendras para mis dientes de ardilla.
Cuando el espíritu se va de la tierra
hay que guardar la flor hacia dentro.
Los nocturnos pliegues
hasta que vuelva la Koré danzante.
Cuando el espíritu se va de la tierra
las hojas caen
los cuerpos se abrazan
se hacen enredaderas.
Mi perro cava un hoyo para guardar la luz.
Cuando el espíritu se va de la tierra
hay que poner las castañas al fuego.
Y guardar la palabra castaña
hasta que vuelva la niña encendida
tamborileando al viento con sus rojos pies.
Hacia el duro corazón del bosque
En la mañana toc toc toc
escucho al pájaro carpintero.
Si mi casa fuera un gran árbol.
Si la viga no estuviera muerta
y alentara en ella la rama.
Si no importase la larva.
El pájaro
del que el hombre aprendió un oficio,
taladra.
Y el sonido
(su hambre)
avanza implacable obstinado,
hacia el duro corazón del bosque.
El amor, me digo, debe sonar así.
Una mujer cualquiera y una isla
Vuelve septiembre, vuelve a ser primavera.
La alegría circular es también una fatalidad.
Vuelvo a estar sentada en la mesa de trabajo de la cocina,
que es también la mesa de comer
y la mesa de leer y de dibujar
y la mesa del desorden.
Tengo la espalda inmóvil
como otras veces, como otros inviernos.
Cada invierno me quedo varada
(un lanchón un bote viejo).
Cada invierno llega puntual con su cuota de frío y de dolor.
De las plantas de estación,
algunas sobrevivieron al invierno
y vuelven a asomar sus flores.
Volveré a disputarle, cada día,
otros centímetros a la muerte.
(Estos poemas pertenecen a El Tiempo del Manzano, recientemente editado por Verbo(des)nudo Editorial, Chile.
DAMARIS CALDERÓN CAMPOS (La Habana, Cuba, 1967). Poeta, narradora, ensayista, editora y pintora. Licenciada en Letras por la Universidad de La Habana. Magíster por la Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación (UMCE), Santiago de Chile. Ha publicado más de catorce libros, entre ellos: Sílabas. Ecce Homo; El remoto país imposible; Duro de roer; Los amores del mal; Parloteo de Sombra; Las pulsaciones de la derrota; Mi cabeza está en otra parte; el tiempo del Manzano. Ha participado en festivales de poesía internacionales en Holanda, Francia, Uruguay, Argentina, Perú, México, entre otros países. Parte de su obra ha sido traducida al inglés, al holandés, al francés, al alemán, al noruego y al servo-croata. Su labor poética ha sido reconocida con numerosos premios, entre ellos: El Joven Poeta, Cuba, 1 987. Premio Unión de Escritores y Artistas de Cuba, 1989.Revolución y Cultura, Cuba, 1994. Premio de poesía de la Revista Libros de El Mercurio, Chile, 1999, siendo la primera mujer y extranjera, que recibe este premio. En el 2011 obtuvo la Beca Simon Guggenheim, en poesía. En 2014 le fue otorgado en Chile el Premio Altazor a las Artes, en el género de poesía, y el Premio a la Mejor Obra Publicada por el Consejo Nacional del Libro y la Lectura de Chile, por su libro Las pulsaciones de la derrota. En 2018 su libro Las pulsaciones de la derrota, obtiene el Premio de la Crítica a la mejor obra publicada en Cuba. En 2019 se le concede el Premio a la trayectoria literaria, por la Fundación Pablo Neruda, Chile. Ha compilado también las antologías de poesía: Cercados por la aguas, (Ril Ediciones; Santiago de Chile, 1995) y Los cuatro puntos cardinales son tres: el sur y el norte (Ediciones Arte y Literatura, Cuba, 2008. Su obra se ha extendido también a la docencia, marcando una importante presencia en las aulas universitarias y Centros Culturales, entre otros espacios e instituciones.