Ernesto Hernández Busto: Siete poemas chinos
SIETE POEMAS CHINOS: VERSIONES DE VERSIONES
por Ernesto Hernández Busto
Las versiones de versiones de poemas escritos en lenguas no occidentales forman parte fundacional de la modernidad literaria al menos desde finales del siglo XIX, o quizás antes. Entre ellos, las «versiones chinas» ocupan un lugar especial.
Tal vez porque la poesía china pone a prueba, ya se ha dicho, nuestro criterio de la «fidelidad» al original, esa superstición de puristas. Todo traductor de poesía está condenado a un logro parcial. Y la traducción misma es posible porque el original nunca podrá reproducirse propiamente en otra lengua. Toda la poesía clásica china, por ejemplo, es rimada. ¿Cómo una traducción del chino podrá parecernos «más fiel» que otra si de entrada ambas ya carecen de ese elemento fundamental del original?
Si se trata de «fidelidad al significado», tomemos, por ejemplo, las traducciones y los análisis filológicos que incluyen la transliteración, es decir, una transcripción palabra por palabra del significado de cada kanji (el muy recomendable libro de François Cheng sobre la escritura poética china, o el célebre ensayo de Eliot Weinberger sobre las versiones al inglés del poema «Lù Zhái» de Wang Wei, por citar sólo dos ejemplos bastante conocidos): enseguida el lector se da cuenta de que un poema chino no tiene UN solo sentido posible. (Ya lo notó, decepcionado, Borges, cuando leía la versión de Waley del Shi Jing o Libro de las Odas –lo cual tampoco le impidió hacer sus propias versiones de esas versiones chinas de Waley).
Muchos poetas-traductores que no dominaban las lenguas orientales llegaron al texto por idioma intermedio o consultaron a «mediadores» (lo que hizo Pound, por ejemplo, con Achilles Fang o Fenollosa; o Paz con Hayashiya, etc). Hoy en día esa tarea es relativamente más sencilla porque hay muchas buenas traducciones filológicas o académicas a idiomas occidentales. Pero la traducción de poemas no se agota ni debe limitarse a los ejercicios de interpretación filológica: en poesía, lo único que importa es la calidad del resultado. (EHB)
EN UNA BARCA, BAI JUYI LEE A YUAN CHEN*
Leyendo tus poemas
a la luz de una vela
que en las últimas páginas
casi se ha consumido;
el alba aún no ha llegado
y me escuecen los ojos,
sentado aquí en lo oscuro
mientras siento las olas
que mecidas al viento
rompen sobre mi proa.
* La amistad entre poetas (la de Tu Fu y Li Bo, por ejemplo, o entre estos dos grandes poetas de la era Tang, Bai Juyi y Yuan Chen –o Zhen (779-831) es un tópico de la historia literaria china.
TU FU ESCRIBE EN UN MURO DE LA ERMITA DE CHANG*
El monte, en primavera,
vago mientras te busco;
lejos se oyen las hachas
redoblando el silencio.
Cruzo arroyos helados
y un sendero con nieve
para hallar tu cabaña:
un pasaje, al ocaso,
y el camino de piedras.
Nada pides: desprecias
los reflejos del oro
y el halo de la plata
en la noche cerrada.
Alejado de todo,
miro pastar los ciervos.
Llegué aquí por capricho
y ahora estoy confundido.
Olvidado y oculto
el camino de vuelta,
en ti me he convertido:
una barca vacía
que flota a la deriva.
* Esta versión está hecha a partir de una de Rexroth al inglés, pero se beneficia de las glosas y comentarios de Xiaotong Xie, que me explicó algunas sutilezas del texto chino.
ZHONG XING, VIENDO PASAR LAS NUBES*
Las nubes son el alma de las piedras,
las piedras son el cuerpo de las nubes.
Piedras que vuelan, nubes petrificadas…
¿quién ve el resorte de esos movimientos?
*A partir de la traducción al francés de Martine Vallette-Hémery, incluida en la Anthologie de la poésie chinoise de la Pléiade (Gallimard, París, 2015).
XUE TAO, AL DESPEDIR A UN AMIGO*
Esta noche los juncos
se han cubierto de escarcha;
bajo la luna helada,
montes desvanecidos.
¿Por qué una voz me dice:
«A partir de esta noche
nos separan mil leguas»?
También los sueños pueden
viajar a esa remota
muralla en la frontera.
*Xue Tao (768-831) es una de las grandes poetisas de la era Tang. Nació en Changan, por entonces la capital del imperio, o tal vez en Chengdu, donde su padre, un funcionario de bajo rango, fue asignado antes de morir. Niña precoz, se dice que a los siete u ocho años ya escribía poemas complejos con una sorprendente habilidad caligráfica. Tras quedar huérfana, acabó de prostituta en la corte (una manera en que las mujeres de la época podían tener una carrera artística), bajo el sobrenombre de Hongdu. Después que el gobernador militar de Sichuan, Wei Gao, se convirtiera en su patrocinador literario, su reputación se extendió. Tuvo trato con los poetas más importantes de su época, montó un negocio de papel y objetos de escritura, y se dice que sostuvo una relación amorosa con otro famoso literato de la época: Yuan Zhen (779-831). Envejecida, se hizo monja taoísta y se retiró a un templo. A su muerte, fue llorada por sus muchos lectores, que sembraron en su honor un extenso parque de bambúes (¡120 mil metros cuadrados!): el mirador de Wangjianglou, donde hay más de 200 variedades de esa planta, que le era muy querida. Hay uno de los cráteres de Venus que lleva su nombre.
Aunque escribió mucho, apenas han sobrevivido ochentitantos poemas suyos. Esta versión ha sido hecha del inglés, tras consultar diversas transcripciones y con la ayuda de la sinóloga y traductora Anne-Helène Suárez, a quien agradezco sus correcciones y comentarios. El poema-carta de despedida a un amigo que se marcha lejos es un tópico de la poesía clásica china.
TU FU VE AMANECER EN INVIERNO*
Los hombres y las bestias del Zodiaco
han vuelto a desfilar una vez más
sobre nuestras cabezas.
Las botellas de vino y los caparazones
de langosta, vacíos, ensucian nuestra mesa.
«¿Debemos olvidar a un conocido?» Cada uno
se sienta a solas con sus pensamientos
mientras afuera empieza el rumor de los carros.
En los aleros, pájaros inquietos
por culpa de los ruidos y la luz.
Muy pronto, con el alba, afrontaré
mi año cuarenta. Me arrastro
hacia las largas sombras del crepúsculo.
Llevada por los tercos, obstinados momentos,
la vida gira como un fuego fatuo.
*A partir de la versión de Kenneth Rexroth incluida en en One hundred poems from Chinese. Octavio Paz también hizo una versión de este poema, incluida en Versiones y diversiones.
LU YU, INSOMNE*
No consigo dormir. La interminable
noche está llena de cosas amargas.
Me siento, solo en mi habitación,
con mi lámpara ahumada.
Froto mis pesados párpados
y paso en vano las páginas de un libro.
Una y otra vez
recorto mi pincel y revuelvo la tinta.
Pasan las horas. La luna asoma
por la ventana, pálida
y brillante como moneda nueva.
Por fin me duermo y sueño
con esos días que pasé en Tsa-feng
y en Yen Chao, junto con mis amigos.
Jóvenes y felices, corríamos
sobre hermosas colinas.
Han pasado los años,
y nunca he regresado.
* Lu Yu (1125-1210) fue uno de los principales poetas de la dinastía Sung. Aunque era miembro de la nobleza académica, nunca alcanzó un alto cargo, y parece haber estado lejos de ser rico, especialmente hacia el final de su vida. Escribió unos once mil poemas que tienen esa franqueza fácil o apariencia de desenfado que disimula un raro esfuerzo de concentración. En un artículo para Jacket Magazine, Eliot Weinberger recuerda cómo Kenneth Rexroth hizo dos versiones de este poema: la primera, titulada «Night Thoughts», en 1956; la segunda, «Insomnia», para Love and the Turning Year: One Hundred More Poems from the Chinese, de 1970. Esta versión intenta sintetizar los dos intentos de Rexroth.
TAO YUAN-MING, BEBIENDO VINO
Habito en este pueblo ajetreado y no escucho
bullicios de caballos ni ruidos de carruajes.
Seguro te preguntas: ¿cómo es eso posible?
Si la mente se ausenta, el lugar es tranquilo.
Recojo crisantemos junto al seto del Este
y contemplo en silencio las colinas del Sur.
El aire de montaña es hermoso al crepúsculo;
en bandadas, los pájaros regresan a sus nidos.
En todas estas cosas hay un significado,
mas si intento explicarlo me faltan las palabras.
* Tao Yuan Ming (372-427 d. de c.) poeta y ensayista de la dinastía Jin, nació en una familia aristocrática caída en desgracia. Fue un funcionario de menor importancia durante un par de años pero pronto dimitió (se dice que al negarse a «hacer reverencias por el salario de cinco fanegas de arroz»). Desde entonces vivió en el campo, dedicado a la naturaleza, la poesía y el vino, que celebró en numerosos poemas. Otros de sus contemporáneos también dejaron testimonios de esa «afición»; nos cuentan que usaba una bufanda para filtrarlo, que lo compraba a crédito y que, tras agotar toda su provisión en una noche, solía desmayarse. La candidez que mostraba en ese estado de embriaguez y el abandono de los cargos oficiales para llevar una vida rústica le convirtieron en un modelo de ermitaño para muchos burócratas de su época, que escogían vivir en aislamiento si sus aspiraciones políticas se veían frustradas.
He consultado un puñado de traducciones al inglés de este famoso poema, incluidas la detallada transliteración de Hugg Grigg y la famosa de Arthur Waley en A Hundred and Seventy Chinese Poems (Alfred A. Knopf, NY, 1919).
Ernesto Hernández Busto (La Habana, 1968) inició estudios universitarios de Matemáticas en Rusia y regresó a Cuba para cursar Letras. Entre 1991 emigró a México, donde colaboró sistemáticamente en la revista Vuelta, dirigida por Octavio Paz e integró el Comité de Redacción de la revista Poesía y poética.
Desde 1999 reside en Barcelona, donde trabaja como traductor y periodista. Ha publicado varios libros de ensayo (uno de ellos, Perfiles derechos. Fisonomías del escritor reaccionario ganó en 2004 el III Premio «Casa de América» y fue editado por Península) así como numerosas traducciones del inglés, latín, italiano, ruso y francés, con especial énfasis en la poesía. Recientemente ha publicado un par de diarios: La ruta natural (Vaso Roto, 2015) y Diario de Kioto (Cuadrivio, 2015); el poemario Muda (Bokeh, 2016; CONACULTA, México, 2016), y tres libros de versiones japonesas: La sombra en el espejo (Bokeh, Leiden, 2016); Jardín de grava (Cuadrivio, 2017; Godall Edicions, 2018) y Hoguera y abanico. Versiones de Bashô (Pre-Textos, Valencia, 2018).