Alfonso Brezmes: la gracia de existir sin un por qué
DESOBEDIENCIA
Le dije «escribe un poema»
y dibujó un puente.
Le pedí una explicación
y trajo una escalera.
Quise impedírselo,
pero ya era tarde.
Subió hasta el puente.
Bajó por la escalera.
Pintó el otro lado.
NO ES POR NADA
Salvo la vida
hoy no sucede nada extraordinario.
Aquel olivo que florece
trayendo al mundo su consuelo,
un trajín de hormigas por la casa
acarreando el mundo y los minutos,
esa tímida humedad en el umbral
que anuncia el tiempo de las moras,
este cuaderno emborronado
que el viento hojea y desordena
escribiendo el poema verdadero.
No es por nada que todo
confía su secreto a quien lo escucha:
la gracia de existir sin un porqué.
TOPOGRAFÍAS
Hay lugares que, de tanto pensarlos,
poco a poco se desplazan,
hasta aparecer un día
en otro punto del tiempo.
Así el deseo -ese topógrafo cojo-
dibuja sus mapas a oscuras
cuando las casas aún duermen,
y en cada lecho del mundo
deja una cruz con un nombre,
para que siempre estemos allá
donde otro nos sueña
y nunca estemos aquí
donde nadie nos nombra.
DOS COSAS
Dos cosas aprendí de mi sed:
que se parece mucho al dolor
y que no se separaría de mí
-mi semejante, mi sombra, mi perro-
ni por toda el agua del mundo.
EL SONIDO DE LA FELICIDAD
Un día escuché el sonido de la felicidad:
era un ruido como de cerezas al caer
arrancadas por el roce de un gigante
en un jardín en venta donde el tiempo
se ha dormido, y hay hombres y mujeres
que van y vienen sin prisa
como personajes en un cuento de Chejov.
Un día soñé el sonido de la felicidad.
Pero de eso hace ahora tanto tiempo,
que podría escribir mil poemas
y todos creerían que aún viene a mí
cuando la nombro, como el perro que oye
el tintineo de las llaves de alguien
que ha confundido su casa en la noche
y salta y ladra alegre, sin embargo.
CUESTIÓN DE TIEMPO
Lejos es un lugar
que sólo existe en el tiempo.
Si yo escribo la palabra Fuji
el monte se desplaza hasta una tarde
que aún no ha sucedido;
si digo la palabra tú, viene a mí
el amor con todas sus insignias,
como un general derrotado
ante el pelotón de fusilamiento,
que aún tiene la dignidad
de responder a su nombre.
No, lejos no es un lugar,
es un pasaje secreto
entre dos ciudades con lluvia.
Cuándo entenderás de una vez
que, si no estoy ahora a tu lado,
es porque todavía no existes.
ESQUIMAL EN EL DESIERTO
Un día lo comprendes:
nada es absolutamente eso,
pues todo alberga su contrario.
La luz esconde cosas,
la oscuridad nos las revela,
existe el sudor frío,
el hielo también arde,
y entrar por una puerta
es salir de algún lugar.
Así tú, esquimal en el desierto,
que alimentas con palabras
en los ojos de los otros
un fuego que no existe.
En el silencio de la página
toda canción es una hoguera.
Escribir también puede ser
cohabitar una intemperie.
MI VIDA
Todas las matrioskas son iguales,
excepto dos: la que contiene
a las demás dentro de ella
y la que no alberga a ninguna.
Me recuerdan a mi vida:
tan grande, vista desde dentro,
y, -qué cosa- tan poca cosa
vista desde fuera de mí.
EPIDÉRMICO Y TERRESTRE
Un dominio preciso del lenguaje.
Una decidida voluntad
de ser profundo y ligero a la vez.
Cierto despreocupado afán de eternidad.
No escribas ——dice el pájaro——
para exhibir esas simples destrezas,
todo eso ya lo tengo yo
y no voy presumiendo de mis alas.
Deja esas cosas para mí.
Escribe para que tu lengua, torpe,
sea la piedra que se vuelve canto
a medida que el río la desgasta.
Escribe para abrir un túnel en el aire
y al huir de esa cárcel invisible
no chocarte con los muertos.
Escribe para el tiempo que te toca,
no para el que vendrá o el que se ha ido.
Escribe solo porque estás amenazado
al borde de un enorme precipicio
o de un mar infestado de poetas,
y no sabes otra forma de volar.
Alfonso Brezmes. Madrid, 1966. Ha publicado Ultramor (2017), Don de lenguas (2015) y La noche tatuada (2013), los tres en la editorial Renacimiento, y Vícios ocultos, Ed.Leviatán- Buenos Aires, 2019 como también un foto-libro: Postales desde el futuro, Ed. La Imprenta- Colección “Antes morir”. Valencia, 2010.