Luís Valle: Entre nosotros, arde el bosque

(Foto: Cortesía del autor)

 

HASTA LA MUDEZ DE LA LUZ. / HASTA EL SUICIDIO DE LAS OLAS.

 

DESDE hace tiempo nieva en los ojos de Dios, y yo procuro comprender, en

lo más íntimo de ti, esa pródiga conjura azul que de súbito se expande. Ese

movimiento informulado de la sombra alrededor de tu cuerpo.

(Metástasis)

 

*

MIRO adentro. Temo al corazón en el momento exacto del puño y la chispa.

Frágil, la música muda tu piel a ambos lados del espejo, y hay chamuscos

tan negros que en mí pierden los nervios las estrellas. ¡Padre! ¡Oh, padre!

¡Quiero que el cielo llegue a puerto! Y abrazarme al recuerdo de tus ojos. Y

procurar en esa costa tu cuerpo. Y estrecharlo hasta la calma… Hasta la

mudez de la luz. Hasta la matriz de la piedra. Hasta el suicidio de las olas.

 

*

TE mueves por mi sueño como el mar, con sus blancas caderas rotas. Eres la

espuma que me sonríe sin límite la noche del principio del mundo.

 

*

NO hay azul para ahogar el amor. […] Entre nosotros, arde el bosque.

 

*

EL hambre avanza hasta juntar dos noches. Mi padre se come las ovejas. Y

continúa. Y calla. Con crispado llanto, la paloma adorna mi corazón bajo un

rebaño de estrellas ciegas.

 

*

OJO: testículo encostrado del alba. La luz ciñe en él vastos imperios de ira.

Es un globo pinchado, vaso a vaso, para no ver ni creer. 

 

*

AL final, el silencio saja el ojo. […] Arriba, el dolor le da la razón a la luz.

Abajo, un corazón herniado crea la ausencia.

(La ausencia)

 

*

A Francisco Hernández

BEBO solo, bajo la noche y sobre la noche. Trago de la primera a la última

estrella. […] Brillan los nombres al borde del vaso. Y brillan los nombres al

fondo del vaso. Y aboya en la saliva un sol pendejo, coagulando las arengas.

Y digo: “La manía de las agujas jode ave y canto”. Y pienso: Dios es también

esto: éxodo, plan de batalla.

 

*

A André Neher

LAS nubes parten de ti. Cruzan el primer valle del Jordán, hacia Jericó…

Algunas avanzan de rodillas, como si ocurriese algo terrible. Hay una voz

que clama, pero ¡por quién llama! 

 

*

Bonn, 2015

EN mi cerebro vive la abeja del insomnio. Como palomas exangües, caen las

fajas de lino sobre Adenauerallee. Veo algunos ángeles dormidos sobre las

copas de tres abedules nevados y una porción de sombra encolada al lomo

de un gato tuerto. En el cuarto, hilo y deshilo aves de sílex en el centro de la

existencia, y el sueño de la rama dorada se hinca en el corazón de un sol

demasiado enfermo, al otro lado del mundo.

(Habitación 213)

 

[Diez poemas de Causa de nieve (Amargord, 2021)]

 

 

Luís Valle (Lugo, 1977), poeta, humanista y consultor y gestor cultural. Como poeta ha publicado un total de quince poemarios en doce volúmenes: Zigurat (2001), Epitafio y corona para Manuel Quiroga (2007), A caída (2009), Fedor (2011), Caderno do mendigo (2011), As cicatrices do Sol (2015), Trona, o merlo (2015), Para que eu beba (2017), Óstraka (2019), Causa de nieve (2021), Alianza (2022) e As asuras (2023), títulos por los que obtuvo los premios Afundación, Eusebio Lorenzo Baleirón y Manuel Lueiro Rey. Así mismo, figura en cinco antologías (Poetas en Lugo, XXV aniversario do Premio de Poesía Eusebio Lorenzo Baleirón, Poética Suída, Lupercais e Versos no cartão), numerosas obras en coautoría (Sempremar, Isidro Novo (1951–2018), Librosconversos etc.) y revistas (Cintilações, Boletín Galego de Literatura, Dorna etc.). En conjunto, como autor de poesía, teatro y narrativa breve, comisario, investigador, crítico de arte y traductor, ha participado en la escritura de unos cuarenta libros en gallego, castellano, portugués, inglés y chino, realizado más de un centenar de colaboraciones con diversas publicaciones periódicas generalistas y científicas, dirigido revistas como Evohé o 65+, y tomado parte en numerosos encuentros y recitales poéticos nacionales e internacionales. A mayores, en el ámbito artístico, realizó diversas exposiciones de su obra plástica y colaboró con algunos proyectos musicales como los discos Óstraka de Marcos Pin, Lueiro de Xardín desordenado o Lobos de Davide Salvado.

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