Maite Martí Vallejo: hay que saber apagarse




LA MUJER SIN TALENTO


No me digas lo que tengo que hacer con flor de ciruela 




¿Desde cuándo no tienes suerte?
Todos los días son días potenciales. Las estaciones vienen
del mismo río y es imposible usarlas de lecho.
Si te tiembla la mano como una piedra extraordinaria 
qué tipo de desgaste nos diferencia. 
Quizá seas un poco como yo hace veinte años:
ponía trampas y muchas flores.


Si la casa siempre está vacía es porque inspira sentimientos horizontales  y no tiene baño.


No sé quién es ese hombre ni quién 
esta mujer al lado de cualquier hombre 
grande
vestido como un pájaro grande.
Entonces hay pájaros y hombres.
Esas manos serán para mí como rapaces.
No necesitarás trampas ni flores.
Afea el resultado ese tipo de gente 
que exagera un poco a cambio de.
Una garza blanca sin experiencia 
agachada junto a la compuerta se echa
a llorar.


El viaje es mi primera obra.
Si no me muevo es porque me preocupa 
su naturaleza aprensiva.
No queda más remedio que mojarse.
Tengo razón sedimentada por ninguna otra parte
y no quiero volver.
Mi coño es un tesoro que empieza a afectarle al cerebro.
Me lo cubro con una cesta de mimbre.


No viajo porque no tengo dinero y me da vergüenza 
mudarme al hogar de las castañas.
Se deja el encantamiento por un oficio que hiela la sangre.
Puedo dar la impresión que dificulta 
esfumarse.
De la librería fue la verdad sencillo.
La verdad es una ocupación tranquila. 
En un escenario desesperado se rumorean los objetos 
inútilmente. 
Del poeta al que acusan de la desaparición 
y al mismo tiempo de una temporada para qué leer
los orígenes teniendo un misterio:
un hombre grande vestido como un pájaro grande 
aunque no sea más que una conjetura, 
me envuelve los cálamos y es muy densa.




LA MUJER SIN ROPA INTERIOR 




La mujer se suele presentar bajo leche, faldas, cuna, mesa, estatua.
Las relaciones amorosas se manifiestan con imágenes de escaleras.
Sin ropa interior (cajas, pozos, baúles) se te ve la cavidad.


Es evidente la diferencia que existe 
entre las tetas y los pulmones todo 
no puede ser justificado a través del sexo.
Limitar el mal funcionamiento 
a una música reprimida o fuego, 
humo, luz, incendios tienen lugar 
por semejanzas y contigüidades.
Sirviéndose de símbolos la muerte resulta posible. 
Ella misma dice: ¿en qué consisten realmente 
los grandes espectáculos de la naturaleza?


Soñar que amamos concretamente 
las voces roncas y los colores oscuros.
Con los detalles un autor enhebra perlas y espera
comprender mejor qué provoca a los hombres
y según la disposición espera 
la única situación por la que una vida
se limita a la vida, se da cuenta 
tanto que hace sospechar una sed cortada 
o impedida bajo montones de mantas, 
con almohadas y colchones más bien duros 
y en un ritmo semejante
al que tendrían estas mismas palabras 
si fueran pronunciadas 
por un monstruo.






LA MUJER SIN OLLA EXPRÉS 
(Una mujer ha muerto hoy al explotar la olla exprés con la que cocinaba en su vivienda de Melide)



Una mujer reza con toda su furia en un abrevadero.
Pero un abrevadero no es el mejor lugar 
para lo que más tarde se llamará clítoris.
Nadie se atrevió a dudar de lo que ha sido creado
no para los hombres estos poros diminutos
a lo largo de todo el canal.


-Si yo te digo ahora que puedes correr, ¿qué haces?
-¡¡Correr!!
-Pues hazlo.


En contraste con el pecado están las flores blancas
que humedecen con frecuencia si la mujer
por más de treinta y un conductos disemina.


-¿Hasta dónde has corrido?
-Hasta la pared.


En el caso de los límites consideraríamos un hecho histórico 
que solía vincular la aterradora, negra, madre 
con la parte interna de los labios menores.


-¿Qué harías si yo te dijese:
corre?
-Correría. 
-¿Hasta dónde?


La sociedad no admitirá ninguna comunicación:
sobre la boca expresaba mis deseos
donde no hay columpios se sienta la imposibilidad. 
Si bien entre nosotros resulta agradable 
siempre será de muy mal augurio.


-¿Hasta dónde?
-Corre hasta las niñas recién nacidas
de un vientre de metal completamente abierto
y vuelve.


***


Hay que saber apagarse.
Muere una mujer pensando en ti, solamente en ti.
No es culpa tuya pero no está bien.
Ay, pensando en ti.
Muere una mujer es una película de Mario Camus.
1964. Durante un viaje por la Costa Brava muere una mujer
repentinamente.


Así el espíritu como el fuego. Este es el relato del segundo.
El segundo no es la luz última, es la luz vieja.
Cuando no juego con pólvora me escondo en su pueblo natal.
Yo nací en la ciudad, por eso fuimos a Toledo.
En el cielo de Toledo nos arrebatamos a todas luces. 
El azul manda. Tiene unas flechas clavadas. Quiero que bebas del río.
En el azul mágico una mujer no responde porque quizá ya ha entrado 
en parada cardiorrespiratoria. 


Llevaba dos horas limpiando la cocina y es imposible mantener un diálogo 
dado que ese color saldrá de todos modos.
¿Qué es a partes iguales constructivo y destructivo?
El pánico es tal.
Me tumbé a su lado.
Calle de la Cera. 
Mi madre quería ser de cera.
Una gitana al Carrer de la Cera.
Y una vez que llegas
Fa Sostenido Semidisminuido.
Como de un ataúd salir y entrar con los metales.
Lo explico. No lo canto.
Ojalá pudiera morir de la música. 
Y perdí 
la capacidad de andar. Como esa muchacha del cuadro. Parece una muchacha 
pero era una mujer de 55 años. Christina Olson. Se arrastraba.
Un vestido rosa se tiende en la hierba. Una casa en lo alto de la colina.
Prefería arrastrarme.
Imagínate. 




(Poemas seleccionados por la autora de «La vida cotidiana arrasa Europa» (RIL, mayo 2019)).

Maite Martí Vallejo (Barcelona, 1979). De niña no escribía poemas. Escribía los nombres de las cosas que le daban, en su mayoría nombres comunes. Su caligrafía era grande y respetaba poco las zonas.
Ha trabajado como librera más de una década y colabora y recluta en la revista digital Thalamus Magazine.
Ha escrito los libros Todos vienen al funeral de Rick y La vida cotidiana arrasa Europa, ambos en RIL.

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