Antonio Barnés Vázquez: la palabra necesita una piel




lleva la palabra pegada al cuerpo
grabada, dibujada, esculpida,
en todo el cuerpo
desde la planta del pie hasta la cabeza, afeitada,
palabras pegadas, con olor a piel.
palabras que salen del cuerpo y entran en él
palabras, parábolas, vocablos, voces
palabras que salen de la boca
y se extienden por el cuerpo
palabras que se gestan en la mente y salen
por la boca
solo si salen de los labios pueden impregnar
el cuerpo, impregnar, pregnar, embarazar
la palabra pregnante, previa al nacimiento,
gestada en el útero, en el interior, la palabra madre
engendradora, fecundada por el padre, la palabra
dual,
palabra que resbala de los labios y se va pegando 
al cuerpo, formando una segunda piel,
una palabra que huele a cuerpo,
sin la pantalla inodora,
sin olor no hay palabra, el olor de los libros,
el olor de los cuerpos, 
la palabra es la voz, el tono, la palabra es ruido
convertido en música, no es imagen,
la imagen acecha a la palabra desde la invención
de la escritura,
pero la escritura se mancha, como el cuerpo,
se quema como el cuerpo,
huele como el cuerpo
la palabra digital es la palabra muerta
inodora, insípida, inaudible,
es la palabra adúltera,
la palabra debe salir del labio
y pegarse el cuerpo, impregnarlo,
embadurnarlo frotarlo rasparlo
pintarlo mancharlo ensuciarlo
la palabra vestido del cuerpo
cuerpo humanizado
palabra hecha cuerpo
hecha carne
la carne del cuerpo
la piel
la planta del pie
protegida por el zapato
apresada por el zapato
que impide ver la planta,
la planta que nos conecta con el mundo,
nos enchufa al mundo
pero el zapato nos aísla 
e impide ver las palabras dibujadas
en la planta
cuántos zapatos nos separan de las
palabras
el asfalto es aislante de la naturaleza
alienador de los cuerpos,
palabras palabras palabras
una palabra bella desde labios bellos
con tonos bellos
se hace inteligible
comprensible
el tono prevalece el significante
engendra el significado
se hace sonido humano
palabra ensangrentada
que enrojece los tobillos
carmín rojo carmín de sangre
porque las palabras son chorros
de sangre sangre del cuerpo
sangre del alma partos
sin anestesia
partos cruentos sangrientos
convulsivos
conceptos concebidos engendrados
nacidos
la palabra se gesta dentro y sale del cuerpo
y en el cuerpo queda
pegado adherido, los tatuajes roban
espacios a la palabra es la invasión
de la imagen el robo de la palabra
no tengo un cuerpo soy mi cuerpo
un cuerpo embadurnado de las palabras
el vestido no tapa el cuerpo tapa
las palabras el cuerpo sin palabras
es obsceno
soy mi cuerpo
pero no solo mi cuerpo soy palabras
en mi cuerpo
el cuerpo se pudre las palabras no
las palabras huelen pero no se pudren
las palabras saben pero no se pudren
las palabras no son combustibles
no se mueren
no se queman
no arden
no se rasgan
no se convierten en pasto de gusanos
soy inmortal por las palabras
las palabras no mueren
soy palabra
soy palabras
palabras en el cuerpo
palabras sin el cuerpo
anhelando el cuerpo
la palabra habita en el cuerpo
como el pájaro en el nido
como el oso en la cueva
como el hijo en el útero
la palabra necesita una piel
a la que adherirse
una planta de pie
un tobillo enrojecido
un diente disonante
una sonrisa prodigiosa
unas manos pequeñas
unas uñas pintadas
unos brazos desnudos
la palabra en el cuerpo
la palabra corporal
la palabra brutal
la palabra musical
la palabra manchada de comida
con migas de pan
con mancha de aceite
la palabra masticada
pues sale de la boca
la palabra es comida que sale
y que entra
que alimenta
la palabra mezclada con la caries
los empastes, los implantes
palabra cariada
palabra que duele
que asquea
que repugna
palabra mezclada por el vómito
palabra hecha orín
defecada, sale por los fluidos del cuerpo
todo el cuerpo entremezclado con las palabras
todos los órganos las células
la sangre los tendones la masa encefálica
todo, por dentro y por fuera mezclado por palabras
palabras fluyendo de todos los orificios corporales
la palabra hematoma
que enrojece el tobillo
que lo deja desmadejado
palabras por la nariz, por las orejas, por los ojos,
pero sobre todo por la boca por los labios
aun cerrados palabras que no salen pero
se oyen
se escuchan
se agarran
se graban en la propia piel
se tatúan
se pintan
se dibujan
quedan grabadas en al alma
palabras mezcladas con la bebida y con la comida
que se beben que se comen
se mastican
y aun se escupen
palabras mezcladas con saliva
palabras salivares
palabras húmedas
palabras mojadas
palabras acuosas
palabras savia
la palabra en el talón el talón que se mueve y gira
la palabra en el pie que descansa tumbado
la palabra y el pie el pie que nos sostiene
la palabra nos da vida la palabra y el pie
el pie tumbado y la palabra silenciosa
la palabra y el silencio
musitar hablar bajo la voz suave
la voz que aguza el oído
la palabra silenciosa
el silencio
el silencio completo
la palabra dormida
dormidísima
el despertar con sobresalto
el avión
la palabra que vuela
por encima de las nubes
y duerme
duermevela
sobre los ángeles
la palabra angelical
la donna angelicata
la mujer con alas blancas
o rojas
que sube y baja
y musita
apenas mueve los labios
la palabra en sueños
el sueño profundo
el respingo
el respingo ante la palabra
y la mano
las manos y la palabra
las manos suaves
tímidas rodeadas de palabras
la palabra concentrada
con centro
la palabra silenciosa
que mira hacia adelante
que solo tuerce para dar la mano
la palabra dormidísima
la palabra en coma
la palabra en los cabellos
la lluvia negra
la ducha negra
el sifón negro
la fuente negra
la montaña negra
la palabra negra
la palabra nigra
nigra sum sed formosa
nigra sum quia formosa
la palabra capilar
la palabra del cuerpo flotante
la palabra pluricelular
palabra capilar
la palabra incorrupta
el pelo hacia atrás
el pelo recogido
el cabello inexpugnable
el cabello silencioso
el cabello susurrante
el cabello dormido
la palabra cabelluda
la palabra barbuda
la palabra coleta
la palabra trenzada
la palabra calva
la parábola capilar
la palabra ardiente
la palabra ardorosa
volvamos al origen del verso aquel
que rimaba en los pares y giraba
al infinito midiendo lo inefable
y contando lo no mensurable
volvamos al origen del verso 
danzando y moviendo los brazos
girando y alzando cabellos al 
son de liras y mazos
busquemos palabras sabrosas
lamamos el verbo y su acento
sepamos mirarlos atentos
con lengua y cabello erizado
vayamos al sol del lamento
palabras palabras palabras
vuelo de pájaro
piar de pájaro
sombra de árbol
césped que arropa
embozo que cubre
luz que calienta
luz que oscurece
noche encendida
día apagado
mano que esconde
pie que se sienta
cintura que rompe
perro que ladra
gato que llora
palabras
voz que musita
nariz que respinga
oído que flota
cabello que enmarca
coleta enrejada
piernas cruzadas
botas de lluvia
barro que cubre
acento musical
danza inmóvil
ruido inaudible
color apagado
blanco azulado
águila manca
gallo que otea
otero rosado
labio fruncido
pestaña carmín
barbilla ceñuda
ceño laríngeo
lluvia de arena
ducha de aire
palabras
aire maligno
agua de sierra
valle desierto
vergel árido
palabras tan bellas
como las estrellas
suaves como el césped
mullidas como un abrazo
palabras finas
educadas
terminadas
redondas
exactas
palabras rojas
palabras negras
palabras piel
palabras lluvia
suavidad desarmante
éxtasis de belleza
voz que llena el mundo
el universo
palabras fulgurantes
refulgentes
brillantes
hepatantes
hilarantes
sonrojantes
emocionantes
palabras
únicas
irrepetibles
invencibles
insaciables
inexpugnables
inasibles
inefables
inusitadas
impertérritas
irrefrenables
inexcusables
irreemplazables
qué planetas se concertaron
que constelaciones se conjuraron
para que sobre el mundo
pudiera sonar ese sonido
imposible esa belleza
compulsiva de la voz rojinegra
la palabra que no llega
la palabra esperada
el silencio terrible
la palabra no pronunciada
no escrita
no dicha
no pensada
la palabra no explicada
no extendida
no desarrollada
el silencio
la palabra ausente
el desengaño
la decepción
la nostalgia
los celos
la no correspondencia
el dolor
el resquemor
el resentimiento
el olvido
lo que no se aprecia
lo que no tiene precio
esa medusa que te atrapa y se agarra a las vísceras
el caballo desbocado
el árbol tronchado
la resaca que te arrastra
el dolor de estómago
el desaliento
el desagradecimiento
la ingratitud
adiós
hasta luego
¿qué haces aquí?
Ya sobras
Nadie te echa en falta
No eres mi amigo
El mensaje que no llega
Que no emite
Que no se manda
Que no se envía
Que no se escribe
Volvió la palabra y el palabrero
Libélula posada
Que despliegas las alas floriformes
Que escribes en la libreta con la pluma
Del ave que te trajo
Y te posaste en el nido negro
En tu esquina olvidada
Y silenciosa
Disfrazada de silencio
Transparencia de corolas
Negras 
Mirlo melodioso
Que timbreas con tus dedos
Multiformes en tanto que escribes
Las ideas
Amapola luminosa
Rosa de plata
Jazmín dorado
Clavel de porcelana
Gladiolo estrellado
Ya llegó el mensaje
Breve y oportuno
Suave como su voz
Timbrada y única
Que rompe la armonía
Del cosmos
Y hace inteligible la
Sinfonía cósmica que
Como ola humilde penetra
Hasta el corazón
Palabra retardada
Que anuncia la venida
Calle iluminada
Metro fulgurante
Que arde
De entusiasmo
Sala blanqueada
Aire puro
Que recogió
El hálito de la 
Libélula
Aquella que cruzó las piernas
Y llegó la catástrofe
El punto cero
El punto de inflexión
Lo que nunca había existido
Lo que nunca se esperaba
Lo que no se imaginaba
Lo impensable
Lo absolutamente impasable
Lo imprevisto
Lo inesperado
La aurora boreal
El sol danzando en el cielo
Lo que deja mudo
Inmóvil
Qué decir
Qué pensar
Qué mirar
Dónde estar
Pero llegó
No se pudo evitar
No se pudo prever
No se pudo calcular
Fueron segundos
Millonésimas
Instantes
Nada
Casi la nada
Y todo
El absoluto
Lo completo
La plenitud
Lo que parece la nada
Y es el todo
Por qué el ser y no más bien la nada
La nada no es
Es el ser
Es el Ser
Es el todo
La nada ha muerto
Definitivamente
Ayer
Sí, ayer
Tras la tempestad
Viene la calma
Pero dura poco
Tras la sima
El valle
Tras la subida
La caída
Mascando el polvo
Volviendo a la selva
Como un salvaje
Como un simio
Palabras
Palabras
Que bajan
Que embadurnan
Que ciegan los ojos
Pero ya en el suelo
Quebrado
Roto
Desparramado
Sangrando
Desangrado
Sin fin
Sin freno
Sin ayuda
Sin cura
Sin salida
Sin futuro
Sin esperanza
Quizás la luz
Pueda volver
Esa luz blanca
Completa
De arriba 
Abajo
Desde la lluvia negra
Hasta los pies
La cara
Y la cruz
El éxtasis
Y la ceniza
La risa
Ese poema que no esperas
Que transfigura por completo un encuentro banal
Ese aleteo de mariposas que sorben el chocolate
Con el lazo al hombro
Los zapatos vulgares, la sonrisa cómplice
El traqueteo en el sillón junto al vino
Y los cuencos de especias 
rodillas quietas
La belleza siempre es minimalista
Ocupa escasos centímetros
La belleza es lo infinito en lo finito
Y es en particular lo finito lo sublime
De la belleza
La belleza siempre es única
Es una luz que se enciende solo 
Para nosotros, y que es incomunicable
Y probablemente la mano sea lo más hermoso
Al menos su mano lo es
Y aunque lo fuera una sola vez
La foto es siempre un pálido reflejo
Pues la belleza siempre es táctil
La foto es la prisión de la belleza
Qué hará ese dedo dentro del zapato
La prueba de fuego de la belleza
Es el rostro dormido
Pues no hay impostura
Es la belleza en grado cero
Pues se dispara la acción 
Cuando la contemplación 
No satisface
La belleza es perfecta
No precisa cambio alguno
Mano rostro voz
La triada de la belleza
Mano que hace
Rostro que obnubila
Voz que encanta
Mano rostro voz
Mano que te abraza
Rostro que te besa
Voz que te sumerge
Este es mi canto a Teresa
Mis coplas manriqueñas
Porque Teresa y el maestre
Estaban muertos y no podían oírla
Al menos con los oídos de carne
No te llamas Teresa ni Rodrigo
Y tampoco estás muerta
Pero en cierto modo lo estarás
a mis palabras
Habría que lograr
Que en breves líneas
Se dijeran las palabras más hermosas
El papel está en blanco
Y la historia no está escrita
Todas las espadas
Están en alto
Y la lengua tiene dos mil años
No nació ayer
Parece que todo se ha dicho
Pero en realidad nada se ha dicho
Cada palabra es nueva
Cada poema es nuevo
Cada persona es única e irrepetible
Y sus poemas, también
No se volverá a repetir
Pero el sol, al atardecer,
Logró incendiar el horizonte
Las gaviotas huyeron despavoridas
Y se dirigieron a sus nidos
La brisa de la tarde bíblica
Descendía sobre las cabezas
Y el vino de caná se escanciaba
El tiempo se detuvo
Y el sol dejó de quemar
Al tiempo que la luna pugnaba
Por aparecer pues no hay amor
Sin luna
El monte de las ánimas estaba
Quieto y expectante
Y las ninfas del Tajo miraban
Por las rendijas
Hasta Dido retrasó su pira
Dulcinea dejó de salar puercos
Y don Quijote dudó si insistir
En la belleza de Aldonza
Era una herejía, verdad,
Pero se le pasó por la mente
Por un momento tembló
Al comprobar que pudiera 
Ser cierto
Que Dulcinea no era la más
Alguien le superaba
Y ni Delia, ni Lesbia
Ni Beatriz, ni Laura
Podían alcanzar a la
Dama negra que con labios
Rojos pronunciaba palabras
Inefables
El tiempo se detuvo
La brisa se contuvo
Y la luz se oscureció
Fue breve pero
El cosmos recordó
El principio antrópico
Y el universo (Alió dixit)
Fue mero escenario
A pesar del bullicio
Circundante y la posible
Insoportable levedad
Del ser de media humanidad
Mientras la otra media bosteza
Y se recrea en sonoras risas
Pero basta un momento, unos instantes
Para que el sol y la luna mantengan
Su dominio sin controversia
Al tiempo en que la luz se evade.
Eso es amor. Quien lo probó, lo sabe.


La ausencia es una rama seca 
Que no recibe sabia, sin el agua
Que da la vida. Es un nudo interior
Que no puede colmar la nostalgia.
Es un vacío en el estómago que
En vano se llena de espaguetis.
La ausencia es una calle vacía
Una taberna llena de gente muda
Un asfalto grasiento que huele a
Alquitrán. La ausencia es lo que
Permanece.
Un pájaro rojo y negro se posó sobre
El banco tras huir del regazo de Lesbia.
No había muerto, como ella creyó,
Había huido y volado muy lejos
Muy lejos, atravesado ríos, mares, islas,
Bosques, hasta que llegó al interior 
De un país. 
El pájaro presenció una escena amorosa
Que pasó inadvertida al mundo y de mayor
Belleza que los devaneos entre Catulo y
Lesbia. Decidió quedarse y se posó
En el regazo de su nueva ama.
Una sonrisa cósmica atravesó el océano
Y acunó sus olas inmensas y el olor
De la resaca junto a la enorme roca
Chafada mientras juega entre las olas
Y sus cabellos mojados moldean sus
Labios azules del salitre en tanto que
Sus pies descalzos saltan por la arena
Buscando ese castillo desmoronado
Por la pleamar desde los cubos de
Cemento que aguan el sonido de la
Tarde y hacen confundir el horizonte
Con el color de esa piel rojiza
Y esas alas negras que contienen
La belleza del cosmos, en la que 
Confluyen todas las constelaciones
Para demostrar el principio
Antrópico. 
Mezquino el afán de poder de quienes
Al no ser quieren suplir su falta de 
Peso y de seso y quieren erigir su yo
Por encima de otros. Así el estatus
Suplanta su completa carencia de areté.
Mezquino el afán de placer de quienes
Aspiran a frotar sus membranas y a hacer
De ellas algodones de feria y barracas
De carnaval.
El eterno retorno de la sonrisa y la dulce voz
Las aguas reflejadas de Narciso en que se ve a Eco
La Dafne que persigue a Apolo que se hace estatua
Cupido, herido por su propia flecha.
Afrodita, paralizada por su amor
Dulcinea, que persigue a don Quijote por los campos de Castilla
La dulce Dulcinea de Castilla
Dulcinea de la Mancha
Salió un día de su mullido pajar
Se puso la corona y el manto de
Armiño de princesa y se subió a 
Su carroza a visitar a sus súbditos
Atrás quedaron los puercos sin salar
El trigo sin ahechar
La ropa sin lavar
La casa sin limpiar
Ella debía salir a los caminos
Encontrarse con sus súbditos
Hacer justicia
Contar sus historias, sus luchas
Su resurrección
Un día, Dulcinea, se topó con un 
Hidalgo desvalido, Alonso Quijano,
Que mataba el tiempo leyendo
Sus historias e imaginando princesas
Entonces Alonso quedó obnubilado por
La belleza de la princesa, una princesa
De carne y hueso que parecía de mármol
De piel tersa y sonrisa amplia
De cabellos largos y equilibrados
Alonso se presentó como súbdito
Y Dulcinea le despidió con besos
Que supieron a gloria al caballero
Solo pudo hincar su rodilla y rendir
Pleitesía a la princesa
Se ofreció a vivir en su servicio
En una militia de amor y guerra
Dulcinea le aceptó complacida
Y el hidalgo integró
Su real séquito
No es la fuerza física 
sino la del alma 
la que prevalece
La mirada, los ojos, el rictus de los labios
Y las manos, los brazos, los gestos
La mano levantada, la otra recogida
El vestido negro, monocromo,
La delgadez que acentúa la sensación
De fragilidad y que hace destacar aún más la enorme fuerza de una psique que doblegó a Holofernes
Y los cabellos, los omnipresentes cabellos
Revueltos, enmarañados
Las cejas, las sombras de los ojos,
Los ojos grandes
La boca bien formada
La barbilla recortada
Las orejas escondidas
Manos frágiles, brazos delgados
Y a un tiempo hercúleos
La enorme fuerza de lo débil
De lo aparentemente débil
De lo que se presenta frágil
Y es esa su fuerza
La fuerza de la atracción
La fuerza de una presunta compasión
Que acaba en veneración
Y doblegamiento
La fascinación de un yo
Que se desnuda ante los otros
Y marca su territorio
De su potentísimo yo
Que no ego
La superación de la vergüenza
La apostura
El saber estar
La medida
El verbo fluido y preciso
Sin titubeos
La sonrisa tranquila
Y complaciente
La voz dulce
Sin prisa
Tu silencio es aún más elocuente
Pues solo se oye tu respiración 
Y los latidos del órgano de tu pecho
La brisa que mueve tus cabellos
Y el pelo que vuela hacia mí
Tu aliento se mezcla con el aire
Y llega desde kilómetros
La poesía se ha transformado en un grito
Cuando debe ser una tilde de silencio
Una brisa vespertina
Un aullido susurrante
Esa sonrisa etrusca que habla
Sin mover los labios
El silencio creador
Soledad silencio 
Interrumpido solo por palabras breves
Pero llenar de un amor desbordante
Que sale por los poros
Que colorea la piel 
Aún la enrojecida
Aún la herida
Que sale por las manos
Y la mirada baja
Que trata de ocultar
Los ojos
Ojos que huyen la mirada
Pero que son superados
Por los del alma
Luciérnaga que estira
Sus piernas al sol
Aurora boreal que tiñe
De negro un horizonte 
Infinito 
Dedos de rosa más
Bellos que la aurora
Infinitas metáforas
Para significar una sabia
Circe no malvada
Que encanta sin encantar
Que mira de frente
Con aplomo
Sonriendo
De lo visible a lo invisible
Lo importante es invisible a los ojos
Depende
Lo importante es también visible a los ojos
Un bebé un niño un hombre visibles a los
Ojos pueden ser la visibilidad de Dios
La imagen visible de Dios invisible
Esa persona visible también puede ser
Imagen de Dios invisible o de la imagen
Visible del Dios invisible
No es cierto Platón que todo lo visible
Sea reflejo de ideas invisibles y eternas
Hay imágenes que no pueden ser reflejo
De nada sino plenitud del todo
Fragmentos de Dios
El drama del hombre es no haber descubierto
Un fragmento de Dios en su camino
Pues por el fragmento puede llegarse 
A todo basta un fragmento
La vida es un camino hacia el fragmento
Y un viaje desde el fragmento
El fragmento piedra miliar
Punto cero
Base cimiento
Raíz
Fuerza
Ese fragmento es regalo de Dios
Y ese regalo hay que ofrecérselo
A Dios de nuevo
No tomar la parte por el todo
Lo más difícil de la vida
Dar culto a la parte
El becerro de oro
Consagrar la parte
Bendecir la parte
Ofrecer la parte
Es posible 
Ha de ser
Que cada hombre
Encuentre
Ese fragmento
A lo largo de su vida
“volver a ver a un viejo amigo”
Has dicho
Un viejo amigo que te amó
Y por eso te ama
Amó tu dulce voz
En tardes de tabaco y maquetas
Y luces de neón
Tardes interminables de los jueves
Que acababan en cervezas de la 
Sidrería de Juan
Caminando por pavimentos
Relucientemente vacíos
A las horas de la madrugada
Cuando se caía en la cama
Ya dormido
Mucho humo y pipas
Y a veces hamburguesas
Eternas correcciones
Entre toses
Y tu dulce voz todo lo embadurnaba
Una dulzura incansable
Y permanente al otro lado
Del teléfono
Dulzura superviviente
A los kilómetros de cable
Cables en la meseta
Y en las sierras
Cables que suben y que bajan
Y atraviesan valles, riscos, 
Montañas, curvas infernales
Y árboles que a veces frenaban
A los coches avanzados
Dulzura que regaba de azúcar
Los caminos de España
Los puestos de telégrafos
Los auriculares que olían 
A noche
Dulzura propia de ángeles
Que revoloteaban suavemente
Tan delicados
Que desconocidos
Dulzura envolvente que curaba
Las heridas de la tarde
Desde el fondo del pasillo avanzó un ser divino
No se oyeron sus pasos solo avanzaba
Suavemente y se acercaba a una tímida distancia
Era una sombra sonriente un ángel trasparente
Color de piel un bosque negro sobre cauces rojos
Una sonrisa celestial que susurraba palabras
Que apenas herían el aire y que resultaban 
Extrañas a un entorno tan vulgar tan pasajero
Una presencia eterna el tiempo se detuvo
Y la sonrisa inmortalizó la historia y la volvió
Bella 
unas manos que se movían sin moverse
Y de pronto, sin prisa, la sombre suave se 
Aproximó y amó y descendió las escaleras
Antes tan pesadas y ahora tan ligeras
Y el aire de la noche azotó el rostro
Ya herido por los oteros del atardecer
Completa locura en el andén de un tren
A la espera de un tren que llega y destroza
Las vísceras de un corazón roto
Imposible de pegar
En medio de un atroz silencio y una piel
Que se extiende frágil sobre los huesos
El poema de la completa locura
Suicidada bajo los raíles de un tren 
De tercera ladrando detrás de esa 
Sombra que sube y sube y no mira
Para atrás, que siempre se está yendo
Completa locura de esos cuerpos
Amontonados en pasillos y sillones
En busca de una paz imposible
Aterrada por ese silencio recurrente
Por esa ausencia interminable
Desconfiada de la propia vorágine
De un estómago en que crece el 
Cáncer hasta desmadejar tu seboso
Cuerpo
Completa locura de una perfección sublime 
Que se aleja en un silencio atroz y verde
Que no vuelve al andén aunque 
Lo prometió
La vida es nostalgia de un momento de amor 
y esperanza de otro momento de amor.
De un momento a otro con ansia de eternidad
La percepción del fragmento divino como
Fragmento divino remite directamente a la eternidad
Si un solo fragmento origina tamaña locura
¿qué no será el todo?
Un todo que parece blasfemo pero sin el cual
Es inexplicable que un amasijo cárnico contingente
Pueda brillar de tal modo y desafiar
La cárcel espacial y temporal
En que nos sume nuestra corporalidad
Al tiempo que se sublima por su condición
De fragmento hasta negar a Platón
Su desprecio del cuerpo
Nostalgia y esperanza de un momento
De amor de una suavidad y dulzura
Ilimitadas
Que quizás ni antes ni después se repitan
Y solo una nueva creación
Pueda hacer posible
Solo la creación de la nada
Puede explicar el sentido
De esa nostalgia y de esa esperanza
Ay de aquel que no tuvo ese momento
Porque no podrá esperar el otro
Que es el mismo
Momento inesperado
Que nos saca de la nada
Del tedio
De la vulgaridad
Del asfixiante sensualismo
Y narcisismo
En que fácilmente caemos
Cuando el fragmento
Divino
No ha iluminado del todo
La víscera
Ni ha quemado con el fuego
El centro del alma
Caldeado
Fragmento divino
Inspirador
No consciente
De su divinidad
Pero transmisor
De fuego
Y luz
Desde el tupido bosque
Hasta la bella
Imagen
Que hiere
Sin herir
La tierra
Fragmento divino
Que demuestra
El monoteísmo
Múltiple
Que asegura
La vista del otro
Y no solo
El solipsismo
Mudo
Fragmento divino
Que demuestra
La permanencia
Del tiempo
La eternidad de ese momento
Que de inmediato
Se lanzó
Hacia el otro
Momento 
Definitivo
Fragmento divino
Montaña y colina
Bosque
Y rojo fuego
Fragmento divino
Con faz
De un todo

Antonio Barnés Vázquez es profesor de literatura española en la Universidad Complutense. Coordina el proyecto de investigación y creación literaria “Dios en la literatura contemporánea”, que promueve anualmente los congresos “Autores en busca de Autor”. Apasionado de Cervantes, escribió su tesis sobre el Quijote: “Yo he leído en Virgilio, la Tradición clásica en el Quijote (Editorial Academia del Hispanismo, Vigo, 2009) y el estudio Los amores del Quijote (Teconté, 2016); también ha editado El curioso impertinente (Cervantes, Rialp, 2016). Su amor a los libros le impulsó a escribir el ensayo Elogio del libro de papel (Rialp, 2014). Ha publicado igualmente una edición del diálogo Sobre la felicidad de Séneca (Escolar y Mayo, 2014); el manual Visita guiada por la literatura española (Dykinson, 2015) y en Trajano Ediciones (sello propio) Carta a 9 estudiantes sobre 99 libros. Ha dirigido el certamen literario hispano-árabe Paso del Estrecho.

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