Éfrin González: óvulo del fuego más candente




A PESAR DE LOS AGUACEROS
 
Seguimos estando aquí,
con nuestras sugerencias
y las tautologías de los sabios
instaladas en nuestro leve espíritu.
 
Las aguas,
sabias mutantes tangenciales,
confrontan nuestro tiempo,
y por ratos
toman forma rígida
para lloverse a sí mismas
e ignorarnos con arrogancia.
 
Inmutables eternos
seguimos estando aquí,
sobre todo,
acariciando el frío,
pensando en los mangos 
y en el beso de la presión política.
Por instantes, 
mientras nos ven los elementos,
somos la cáscara de cada gota
que cae derramada en llanto
y desaparece al tocar el fin.
 
A pesar de las gotas categóricas,
seguimos estando aquí,
en forma de lógica,
sin lugar a dudas,
ya sin premisas.
 
(Del poemario: A pesar de los aguaceros)
 
 
 
 
AUTORRETRATO ARQUEOLÓGICO
 
Mi torso:
glifo de piedra con símbolos exactos
que datan el día preciso en que fue tallado.
 
Mis manos:
memoria de todo lo computado,
del espacio corpóreo y las imágenes de tu voz.
 
Mis caderas:
testigas de que la serpiente emplumada aún vive.
 
Este cuerpo:
instrumento sujeto a la arqueología
que tu observación y tu tacto le imponen.
 
(Del poemario: A pesar de los aguaceros)
 
 
 
 
Oleajes de Sexo y Dios 
 
De las extensas mareas celestiales
de un individuo cualquiera, 
se ha desprendido un corazón 
como un destello de luz, vivo de rojura, 
bravo como una lanza.
 
Ha transitado galaxias 
llegando a la superficie terrícola
en forma de viento huracanado, 
de conjunto rugiente de partículas de aire,
de colisión ante la realidad líquida.
 
Ha impactado unas arenas movedizas llamadas amor,
enterrándose como lagartija en la arena, 
excavando a fondo para perderse 
en tan gran infinitud granulada,
componente perfecto de un reloj sin tiempo,
dueño de todas las eternidades de los hombres. 
Inserto en el fondo de la tierra desierta,
el corazón toco el centro de la vida,
óvulo del fuego más candente,
metáfora del sexo y de Dios,
y se entregó al suicidio de su especie
por el placer de morir en tan dulce calor,
en el kilómetro cero de un astro 
de maremotos y auroras boreales. 
 
Rojura muerta en azul perfecto.
Nunca tuvo voz el corazón,
la palabra no fue una opción. 
Siempre fue forma,
fue destello y tiempo,
fue gravedad y vértigo,
fue aire y amor,
vaguedad y reptil,
centro e inicio,
lanza y fin.
 
¡Adiós gran corazón!
¡Hasta luego gran tótem!
cuando llegues al olimpo de lo puro,
vístete de seda y corónate de sonrisas,
que tu trabajo ha terminado.
Ahora descansa.
 

 
 
Navegar un beso

Me encontró devastado a la par de la sombra 
de un monstruo gigante sobre mis hombros.
Mis huesos habían sido triturados
por el abrazo de una tristeza enorme.
 
Con unos ojos negros y tiernos 
aceptó mi invitación a navegar un baile,
quizá con miedo a lo inevitable,
quizá con plena intención de no evitar un beso.
 
En su cuerpo fluido y compacto derramé miel.
Su agua se endulzó de la mezcolanza química.
Un volcán empezó a eructar 
debajo de un océano aún no descubierto, 
y explotó en llantos de lava al primer abrazo tierno.
 
Me encontró así sin saber que apresaba una explosión 
dentro de melancolías que hallaron salida en su sal.
Agua y sal, volcán y lava, abrazo y química
cuántas cosas hay en un beso.
 
(Del poemario: Poesía Marina)
 
 
 
 
IV
 
Tú, espejo mío,
rostro bivalente.
Tú, símbolo mestizo,
ríes y yo lloro por tu alegría.
Tú, entrega sagrada,
¡Mírame, yo soy tu padre!
 

(Del poemario: Tótem)
 
 
 
 
Humanidad aquí

Retrato de una catástrofe es mi efímera vida aquí
que se esfuma líquida por las alcantarillas 
de esta ciudad pequeña e inundable 
por la sola idea de la multiculturalidad
 
Retrato en hierro y plomo es mi psicología
afectada por los lamentos de gente alcohólica,
deliciosa e irresponsables, que canta canciones 
épicas para llevar la fría noche blanca.
 
Mi vida tiene su asidero al final de las cloacas
donde viven y perecen las ratas, 
cohexistentes con cucarachas indestructibles, 
que sobrevivirían incluso a la guerra nuclear, 
mientras nosotros no soportamos ni la tristeza. 
 
Es pues, este momento extraño, 
un instante total en slow motion
donde es tan fácil dibujar un frágil daguerrotipo, 
dinámico y fluido que se va por las alcantarillas
de este ciudad mínima y pretenciosamente monocultural.
 
(Del poemario: Odín, su norte)





Éfrin González (1980, Guatemala, Guatemala) Poeta, escritor de ficción y especialista en tecnología. Es gestor cultural independiente y fundador del Festival de Literatura de Copenhague en 2013 desde su figura como Representante de Cultura de Casa Latinoamericana en Dinamarca, que en 2015 integró a la Editorial Aurora Boreal y a la Facultad de Lenguas Románica, Inglesa y Alemana de la Universidad de Copenhague, grupo que desde entonces ha organizado y profesionalizado el festival.

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