Mabel Cuesta: la primera ceremonia del regreso
Primer regreso
Para Madeline Cámara
A ratos
en cristal electrodoméstico
queda sorprendida la muchacha.
Sucede los sábados
una olla simula
hacer blanda
la semilla
negra
la pone en su boca
susurra
«como en Cuba».
A ratos
cree que el espejismo real
es el pelo opaco
o la hendidura sobre el labio.
Los electrodomésticos
creen contener una imagen familiar
vista otro sábado
olor a violetas
ojos cerrados
un portal
urgencia
olvido
negra
semilla.
Tiene ahora el estómago dormido
y repite
“como en Cuba”
mientras apura
cada sábado
la primera ceremonia del regreso.
Lengua bífida
hablábamos la misma lengua, pero distinto
ellos decían lo bello como lo hacen
quienes poseen el hueso entero
los míos iban pintados
pero rotos
eran más bien huesos aparentes
huesos desamados
también
por el animal
que busca
de madrugada
las sobras
hablábamos la misma lengua
pero distinto
lo bello era el día en que lo tocaba
y un segundo más tarde
desaparecía
lo bello era su lengua
pero yo no supe hablarla
Segundo Regreso
Traigo algunas pieles
algunos signos de temperatura
¿a qué temperatura quiere la carne?
pregunta la mesera -en inglés, yo traduzco.
Y mientras ensayo la respuesta lógica de “caliente”,
alguien me aclara que aquí
al grado de cocción
también le llaman
“temperatura”.
Reconozco entonces que
debo decir “bien hecha”,
como decimos los pobres,
los que crecimos
lejos de la sal para cocer carnes.
Aquí seguimos siendo pobres
y tenemos mal gusto.
Aquí somos analfabetos
por no saber a qué “temperatura” refiere la mesera
y aún así,
traemos unas pieles puestas sobre el hombro
y algo
muy despreciable
de temperatura.
Frente a su habitación en la kommunalka de Anna Ajmátova
Escribir así
contra todo perdón
y prejuicio.
Escribir en secreto mientras
esa amiga que lee tus versos
habla de cuánta nieve ha caído hoy
habla memorizando(te).
Y sigue.
Y habla del imposible tránsito por Nievsky
para llegar hasta aquí
hasta ti.
Escribir mientras alguien
se pudre en la prisión o en Siberia.
Mientras mueren tu hijo
y la revolución
(si es que hijo y revolución van en líneas separadas).
Escribir helada y luego tragarte
la estraza
lo que iba a ser un Réquiem
o un funeral a secas.
Escribir contra ti misma,
Anna
sin que te quede más
que esa ventana
para olvidarlo todo.
Leyendo declaraciones en Facebook
(Para Idania, Odette, Amarilys, Anabel, Sandra y Neysi, por aquel instante habanero.)
Entiendo que es sonoro decir “Cuba”,
escribirlo en un verso
desde un café
en Cádiz o Cali.
Entiendo que es sonoro
y de algún modo ligero
decir “Cuba”
cuando estás al otro lado del mar o en un camarote
mirando volar los archipiélagos.
Lo entiendo.
Lo juro.
“Cuba” es eufónica
vacía
corta
triste de “u”
clara de “a”
bilabial
sorda.
Cuba huele a Cuba de lejos
(fruta de estación)
pero apesta a Cuba de cerca.
(fruta de pudrición).
Entiendo que es sonoro
y agudo
y marítimo
decir su nombre.
Lástima que quienes repiten el ejercicio
apelen solo a una voz imaginada
una que perdió
con el uso
su existencia.
Instantánea de aeropuerto (o frente a las esteras)
Santa, ¿nada?
repite obsesiva la mujer
que ha cruzado el estrecho
repleta de bisuterías o
quién sabe si
de algo más valioso
algo que no le permite ahora
contenerse
y en medio de dos cintas
propicias
quizá
para la asfixia
interroga
Santa, ¿nada?
Y Santa no responde
clava sus ojos
en la boca vacía de bisuterías
o quizás
de algo valioso
Santa
nada
un estrecho
calla
ante lo oscuro
reza
por nosotros
o por nosotros
en la hora de
nuestra
nada.
Mabel Cuesta: Poeta, narradora y ensayista. Graduada de Licenciatura en Letras Hispánicas por la Universidad de la La Habana, Cuba, 1999 y Doctora en Literatura Hispánica por la Universidad de la Ciudad de Nueva York, 2011. Ha publicado In Via, In Patria (Literal, 2016); Nuestro Caribe. Poder, raza y postnacionalismos desde los límites del mapa LGBTQ (Isla Negra, 2016); Bajo el cielo de Dublín (Ediciones Vigía, 2013); Cuba post-soviética: un cuerpo narrado en clave de mujer (Cuarto Propio, 2012); Inscrita bajo sospecha (Betania, 2010); Cuaderno de la fiancée (Ediciones Vigía, 2005) y Confesiones on line (Aldabón, 2003). Sus cuentos aparecen en Las musas inquietantes (Ediciones Unión, 2003); La hora 0 (Ediciones Matanzas, 2005); Havana Noir (Akashic Books, 2007); Two Shores: Voices in Lesbian Narratives (Grup Elles, 2008), Dos Orillas: Voces en la narrativa lésbica (Grup Elles, 2008), Nosotras dos (Ediciones Unión, 2011); así como en las revistas Words Without Borders, Conexos y Surco Sur. Sus poemas han sido también recogidos en Antología de la poesía cubana del exilio (Aduana Vieja, 2011) y en las revistas Linden Lane Magazine, Literal y Ars. Sus trabajos de crítica literaria pueden leerse en publicaciones especializadas de Cuba, Estados Unidos, México, Honduras, Canadá, Brasil, Colombia y España. Es profesora de Lengua y Literatura Hispanocaribeñas en University of Houston.