Carlos Lechuga: Descarga con Rafael Ramírez





Rafael Ramírez es de esas personas que te hacen tener fe. En el ambiente bastante aburrido que es el cine cubano, Rafael es un oasis. Es una señal de que hay cosas que van a seguir bien aunque haya mucho mal. No somos amigos, no somos cercanos, no tenemos nada que ver; pero realmente extrañaba no encontrar más entrevistas o textos sobre su obra. Por eso me decidí. Debo confesar que mi idea era mandarle una serie de preguntas provocadoras, pincharlo, molestarlo, sacarlo de su zona de comfort; pero no lo hice. No me puse para eso, porque la curiosidad me ganó.

Rafael es de los pocos que quedan que aún me causa curiosidad.

En estos tiempos es un privilegio eso, por eso gracias y gracias por tu tiempo.

Hablemos de tu libro UMBRALISMO: UNA ANTOLOGIA. ¿Cuándo empezaste a escribirlo, cuánto tiempo te llevó, dónde fue publicado, dónde se puede leer?

¿Cómo llego a ti el deseo, o la idea? ¿Crees que es una obra que te define?

Umbralismo es más bien un dispositivo. No creo que sea literatura, tiene momentos o fragmentos de literatura, contiene dos guiones para novelas gráficas, poemas decadentes, una sucesión de biografías de perdedores, la obra íntegra de ocho escritores imaginarios. Ahora en el sitio web (www.mundussub.org) se puede leer debidamente el proyecto en toda su magnitud. Lo que se publicó fue menos de una quinta parte. El libro ganó el premio Celestino de cuento, en el 2013, creo. Tuvo dos ediciones. Luego traté de publicar mi novela Fractal Man, y fue inútil. Estuve escribiendo del 2005 al 2008. Pero tuve que fragmentarlo para poderlo mandar a algún concurso, y al primero que mandé, gané. Y como extensiones naturales del libro surgieron Filmar Pedro Páramo y Tractatus. Y luego The Royal Bakunin Orchestra. En el 2009 escribí Fractal Man y luego solo hice las traducciones de Emily Dickinson y John Robinson Jeffers. The Royal Bakunin ocupo todo mi tiempo y energías de 2009 hasta el 2013. Umbralismo es todo ese bloque. Es una especie de núcleo que necesitaba para expandirme y respirar. La época en que comencé a escribirlo en el ISA era muy difícil para mí. Nunca me interesó La Habana. De hecho, muy pocas veces salía de la beca. La primera vez que fui a la plaza de la Catedral fue en quinto año. Me gustaba ir a las ruinas de la Facultad de Circo. Me iba solo, y trataba de hacer equilibrio en algunos muros que nunca se terminaron, etc. Pero iba solo. Por otro lado, tenía un grupo de amigos (Pao Fraga, Charly Vahrens, Nelson Martin, Nelson Mulet, Daniel Martin, Janis Reyes y Celyen Mazorra) y de diversas formas ellos fueron mi escuela y están traducidos en el libro.

Creo que vives ahora en Grecia. Me imagino que no sea fácil filmar allá (como en cualquier lado) ¿Estás escribiendo algo ahora?

Tres proyectos. Los dos primeros son como la cara A y la B de un álbum bien raro.

Cara A: Un documental sobre José Kozer (como si a Kozer lo pintase Holbein, digamos). Lo íbamos a filmar en junio, pero lo hemos pospuesto por la pandemia.

Cara B: Estoy escribiendo un filme con Abel Arcos sobre el universo de José Kozer, llamado La naturaleza de Elohim, que desarrollo junto a la productora Ana María Pulido. Y ese filme termina con una expedición al Tíbet en busca de la ciudad de Shamballah, y sucede en un terrible espacio llamado El Gran Sanatorio del Oriente y las Antillas, una especie de asilo mental kafkiano.

Y el tercer proyecto: recién he terminado junto con Athina Taka, una cineasta griega, el guion de un largometraje diabólico llamado Schadelbandiger, que en alemán significa Domacráneos. Es una especie de visión o alucinación de Daniel Paul Schreber, el loco que puso en crisis los sacrosantos sistemas de Jung & Freud. Pues Schreber, en nuestro filme, es un frenólogo que visita Creta durante la sublevación contra el Imperio Otomano en 1866, para medir los cráneos de los griegos tratando de encontrar el cráneo perfecto, el del Dios Pan. Y bien, pues Arthur Machen + Lovecraft + Schreber. Eso.

La pregunta es: Where is the Money, folks?

Grecia tiene también una especie de ICAIC, un Centro Cinematográfico y es tan difícil de filmar allí como en Cuba. Pero la ventaja de Cuba es que pertenece a una región donde se han creado fondos de desarrollo internacionales, y Grecia no ha creado algo así ni con Europa ni con los Balcanes. Pero eso me gusta. Está todo por hacer en muchos sentidos y, como en Cuba, hay gente generosa y con ganas de filmar.

¿Cómo es tu día a día allá? ¿Te es más fácil encontrar ciertas películas y libros? Me imagino que sí.

Mi día a día es un poco como la vida de Los músicos de Bremen, el animado ruso. Y sí, encuentro lo que me interesa, a veces demasiado. Hay un centro estudiantil en Atenas llamado POFPA, donde ponen cine buenísimo, casi que parece la extraordinaria programación que hace Jorge Yglesias en la sala Glauber Rocha, en la EICTV. Encontré una librería en Exargia que vende ediciones muy baratas de casi toda la literatura anglosajona que me interesa, a 1.50 o 2 euros. Y tiene mucha y buena poesía en ediciones bilingües. Pero en internet me agencio la mayoría de los materiales que necesito. Y acabo de encontrar por accidente una tienda de comics que será mi ruina.

¿Qué recuerdas de tu Holguín? ¿En qué momento vas a La Habana?

Holguín, ciertas zonas de la ciudad, y San Andrés, la zona rural de las afueras, a una hora en auto de distancia. Ese es mi territorio. Y lo que repite modularmente ese territorio es lo que puedo filmar y entender. En Grecia, sería Creta y partes de la región de Ilia. Holguín casi me aniquila, ya lo dijo Reinaldo Arenas, sucesión de panteones castigados por el sol. Quisiera haber encontrado un término medio entre vivir en Holguín y no aniquilarme, pero fue imposible. Una cosa llevaba a la otra: allí los aparatchick destruyeron mi orquesta. Pero realmente nunca he sentido que encajo en ningún lugar salvo en la casa de mis tíos en San Andrés y en el comedor de mi casa natal, en Holguín, una casa que perdimos para siempre, pero que pude filmar en Las campañas de invierno. Y mis amigos de allá: Ernesto Galván, José Sánchez, Ramón Legón, Danilo Guerrero, Marcos Carralero, el Vaquero, Enmanuel Lahens.

¿De tus días de estudiante en la EICTV que es lo que más te sirvió?

Los amigos que gané, algunos para toda la vida. Y poder FILMAR lo que tenía que filmar. Fuera de la escuela esos filmes habrían sido imposibles.

¿Ves cine comercial? ¿La guerra de las galaxias, Star Trek? Ese tipo de series y películas.

¿No te parece que la mayoría está bien malo? ¿Incluso como entretenimiento? Yo he seguido, como mucha gente, casi todo el Universo Marvel y DC. Mira lo que hicieron con The Avengers. La novela gráfica de Mark Millar, The Ultimates, era brutal. Políticamente corrosiva. Una máquina gráfica y narrativa casi perfecta. Bien, y llegan los filmes y de ahí lo mejor fue Civil Wars, Winter Soldier en la serie del Captain America y el primer Guardians of the Galaxy. Yo traté de volver a ver los cuatro filmes de The Avengers, y ya el primero no lo soporté. No quise continuar. Hay momentos buenos, por ejemplo el plano secuencia del inicio de Age of Ultron. Hace poco volví a ver la trilogía de Nolan sobre Batman y aún resiste un poco. Luego vi Joker: algo que se puede llamar facebookfilm. Creo que el último filme poderoso de ese cine industrial fue Interstellar. Y Watchmen me sigue pareciendo un filme que un día lo lanzara Criterion. Un clásico. Pero aun así, compara cualquiera de esos filmes con No Country for Oldmen o There Will Be Blood, y te das cuenta de la decadencia de ese cine hoy. La esperanza es quizá Robert Eggers.

¿Crees que eres duro con el resto de los cineastas cubanos? No me vas a decir que no disfrutaste con Los pájaros tirándole a la escopeta.

Es que no me conecté nunca con eso. Lo mío eran cosas como Shiralad: viendo Shiralad cuando llegaba de la sesión de clases en la tarde, en la primaria, y encendíamos el Krim 218 de un vecino. O la desolación de Toqui, y la comedia silente que narraba Calderón los domingos. Hermanos, y el épico tema de Noel Nicola para esa aventura. La psicodelia de Arcoíris Musical. Los escenarios de teatro noh de Había una Vez. Los bellísimos doblajes cubanos de El último unicornio, Voltus V y Yaltus. Realmente no tengo nada afectivo hacia el cine cubano mayor, digamos. Lo afectivo y las memorias me llegan de la televisión de esos años, que si era mejor que el cine comercial de hoy del cual me hablas arriba. Y entre Los pájaros tirándole a la escopeta y El flautista contra los ninjas, por supuesto que me quedaba con el filme norcoreano. Lo volví a ver hace poco y mantiene todo su encanto pseudo-shambara.

Dame diez nombres de directores de cine que te conmuevan:

John Ford/Akira Kurosawa/Jean Renoir/Jean Marie Straub y Danielle Huillet/Jacques Tourneur/Preston Sturges/Mariano Llinas/Susan Pitt/Vittorio de Seta/Guillen Landrian/Wojciech Wieszniewsky

Diez películas:

The Searchers, Dersu Uzala, Sicilia!, Glen or Glenda, I Waked with a Zombie, Sullivan’s Travels, La flor, La ronda, On the Silver Globe, La habitación de la gacela, Twin Peaks (serie, libros y filme)

Diez libros:

Todo Kafka. El Hobbit (J. R. Tolkien), Anocheceres en Dikanka (Nikolai Gogol), La Ilíada (en la versión inglesa de George Chapman), Los Cantos (Ezra Pound), Crónicas marcianas (Ray Bradbury), El viaje (Miguel Collazo), From Hell (Alan Moore), El gatopardo (Giuseppe Tomaso de Lampedusa), El único y su propiedad (Max Stirner),La ruina de Kash (Roberto Calasso). Pero en 5 minutos seria otra lista.

Diez poetas:

Emily Dickinson/Ezra Pound/John Robinson Jeffers/Ariosto/Paul Celan/José Kozer/Quevedo/Montale/J. L. Serrano/William Blake

Para mi es aburrido hablar de documental, ficción, falso documental, pero creo que tu obra, en general, tiene un aura de los países del este, de la ex Unión Soviética y algo extraterrestre. Es como si tu solo fueras un género.

¿Te siguen gustando tus películas?

Si.

¿Qué te gusta y qué no de ellas?

TRACTATUS……………………………El montaje es un desastre. Lo edité yo. Lo mejor son los fragmentos de los filmes porno-experimentales de Gaitán.

DIARIO DE LA NIEBLA……………….Debería haberlo filmado en 16mm. Por lo demás, es el filme que buscaba.

FILMAR PEDRO PARAMO……………No existe una copia buena. Pero José Sánchez y Ramiro, dos amigos que ya murieron, están allí hablándome.

ALONA…………………………………..Me gusta todo. Lo más hermoso de Alona es Rafael Morante, el creador del comic.

LOS PERROS DE AMUNDSEN………La idea de colisión.

YEAR OF METEORS…………………..que nunca lo he terminado.

TRACES OF THE INSCRIBED………El primer tanteo en el monte Kozer.

Locarno, documenta Madrid… ¿Te sientes bien en los festivales de cine?

No he ido a casi ningún festival de cine: Locarno, Mar del Plata, Frames of Representation y ya. No he viajado casi. No me gusta ningún evento social, ni las fiestas. Pero si me gusta ver en pantalla grande mis trabajos. Adquieren allí una nueva dimensión.

Háblame de eso de la validez de la memoria y de la fragilidad de la certidumbre en algunas de tus obras.

Mira, lo que sucede es que me interesa trabajar con sistemas periclitados, como la alquimia, el Teatro de la Memoria de Giulio Camillo, la filosofía hermética, sobre todo esos tratados traducidos por Ficino atribuidos a Hermes Trismegistos (el Picatrix, el Manuscrito Voynich, la frenología, el espiritismo kardeciano, y acá, esa obra extraordinaria que es el Libro de Pinturas de Aponte o el proyecto para la construcción de una ciudad espiritista en La Habana. Todo eso tiene que ver con la búsqueda de la Verdad, con la búsqueda de la Obra, de la gran síntesis alquímica. Pero se trata de la batalla entre lo fluido y lo rígido, entre el saber oral y el tratado escrito. Entre los presocráticos y Platón. Pero el método para exponer eso que me ocupa es siempre distinto. La memoria, por ejemplo. La mnemotecnia no puede revivir un sentimiento. Puede traer a la mente datos, eventos, sucesiones. Su simple enumeración ya puede provocar sentimientos en el que recuerda. Mira, en un punto de Los Cantos, dice Pound: un libro de cetrería del rey Francisco. Esa enumeración a mí me emociona, como las enumeraciones de Shoei Shonagon. Como el catálogo de las naves de Homero. Como las complicadas enumeraciones de J. L. Serrano. La poesía de alguna manera humaniza la memoria, aun la más terrible, la que nada olvida, como la de Dante. Yo también tengo mi privado infierno donde organizo por círculos a los imbéciles con que me he cruzado. Pero es un infierno un tanto opaco, no hay pathos. No tengo imaginación para ponerlos a sufrir. Nunca se podrá aquilatar lo que hemos perdido al atrofiar la memoria. Incluso Primo Levi, creó involuntariamente un sistema nemotécnico en El sistema periódico, donde la experiencia del lager era excluida. Yo pienso la memoria, el pasado, como heráldica. Como emblemata. Filmes que se vean como una esfera, como el orbe centrado de los zares. Eso. Llenos de figuras fantásticas o arabescos indiscernibles, pero que sabemos están cargados de magia. Filmes como los dibujos de Nazca.

Quiero que con la mayor sinceridad me digas algo de estos autores:

Pedro Costa… Con Straub-Huillet, lo único que queda vivo del cine que más amo, el gran cine clásico de los 30 y los 40 en Estados Unidos. Y ahora, en La Flor de Mariano Llinas vuelve esa alegría, con un bonus track de Jean Renoir. Pero lo van a matar. Todo eso que me interesa se desvanece.

Molina… eso que llamaban ethos. Que ya no existe. El gran incorruptible.

Guillermo del Toro. Cronos, El espinazo del diablo, El laberinto del fauno, luego kaputt. Pero, imagínate si hubiese dirigido El Hobbit, quería hacerlo con animatronics. Quería hacer un Smaug REAL, salirse de la basura 3D y apabulló a Peter Jackson con su conocimiento sobre dragones.

Gerardo Chijona. Solo vi Un paraíso bajo las estrellas, en Holguín, hace mil años y me reí muchísimo.

Laura Mandinni. No conozco su obra. Mandame un link!

Lucrecia Martel. Sus filmes anteriores no me interesaban. Pero Zama es una especie de Ciudadano Kane para el cine latinoamericano de hoy. Esa mujer TIENE que filmar El Eternauta. Fíjate que hace unos años es como si en el cine latinoamericano se escribiese (para bien) una especie de interminable Facundo (esos encuentros de la civilización y la barbarie, tema grandísimo donde los haya), y por ahí van El abrazo de la serpiente, Zama, Blanco en blanco, Jauja.

Reygadas. ¿Y por que Reygadas? ¿Es que acaso Reygadas encarna en si una tipología de cineasta que me debería gustar, y Chijona, la tipología del cineasta que debería odiar? Humm. Y yo digo: el más grande fue Juan Orol (Una mujer de Oriente, El fantástico mundo de los hippies, Gangsters contra charros, Sandra la mujer de fuego, Thaimi la hija del pescador, Zonga el ángel diabólico). Era una mezcla entre Corín Tellado y Cesare

Lombroso. Creo que Julio García Espinosa trabajó de asistente de dirección en Tahimí la hija del pescador. Orol vs. Garcia Espinosa. Me imagino un filme imposible donde en 1959 le proponen a Orol dirigir el ICAIC. Él acepta. Y así aparecerían clásicos como el que proponía Humberto Zumbado: El Gran Cecilion (una mezcla de Cecilia Valdés y La Gran Rebelión, esos dos hits de nuestra pantalla).

Chaplin. Yo soy del bando del viejo Buster.

Chocolate (El cantante), solo decir que Bajanda, esa palabra, la inventamos en el ISA en el 2006 o 2007. De hecho, en los créditos iniciales de Tractatus, aparece BAHANDA FILMS, y el primer demo de la Bakunin se llamaba Forbidden Bahanda Rythyms y en mi novela Fractal Man, un asesino llamado Iosif Zula daba Bahanda a sus enemigos. Nunca se especificaba en qué consistía, solo que era un método de desaparición senegalés. Me gusta que al final la palabra encontró su camino en la cultura popular de la Edad Media. Ya un nuevo Bajtin pensará en ello, desde un inefable gulag. Y sobre Chocolate, un apunte. ¿Por qué razón en Cuba, siempre se espera que el intelectual sea un tipo que se sienta a jugar dominó, baila con Pello el Afrokan o sus equivalentes, es hombre a todas, hace con fruición cuentos de cómo lo censuraron, pero después se toma un trago con los censores y no pasó nada, etc.? Ese modelo de intelectual me da asco. Y hay una especie de acuerdo tácito en donde si no te gusta el reggaetón, pues estás mintiendo, estás simulando. A mí me interesa alguien que hoy, quizá en Palma Soriano o en Banes o en Cascorro, está oyendo doom metal o noise o se hace un tatuaje con la efigie de Amaterasu, o se está rompiendo la cabeza con Frege, o está tratando de secuenciar loops con células rítmicas del changüí para hacer música electrónica en Guantánamo. O alguien que sencillamente piensa, y enloquece. O piensa, y se salva. O piensa y se prende fuego. Estoy harto de lo telúrico, si me entiendes.

Guerin. Solo no me gusta cuando se enamora de alguna de sus mujeres.

David Trueba. Hay un tipo de cine que de ver cómo empieza, salto en el reproductor unas 7 veces a lo largo del filme, y listo. Me pasa con muchísimos cineastas.

Di Tella. Una obra que gana por acumulación. Su filme sobre Ricardo Piglia es una lección de cine y humanidad difícil de encontrar hoy.

Wang Bing. Difícil y necesario. Hay innumerable gente que se ha privado de verlo porque, como yo con David Trueba, lo han corrido en el reproductor. Y ahí está el asunto. Cuando a algo lo corres con el reproductor y descubres que se niega a evolucionar aristotélicamente, eso es lo que deberías ver.

Rachel Limi. No la conozco. Recuerda que no soy cinéfilo.

Nuri Bilge Ceylan. Tres monos, la vi en 35mm, en un Festival de La Habana, y desde ahí lo sigo. Su cortometraje Koza lo uso en mis clases. Kasaba. Los climas. Sueño de invierno, Viaje por Anatolia. Pero sobre todo Tres Monos y Kasaba.

Ulrich Seidl. El único antídoto que conozco contra la porno-miseria. Nadie ha pensado en la gran deuda de ese cine con Las Hurdes, tierra sin pan, de Buñuel. Aunque quien sí caló en la dimensión del filme de Buñuel fue Gilberto Pérez. Falta el exégeta de Ulrich Seidl. Violena Ampudia, en nuestro cine, tiene una mirada similar y espero con ansias un largometraje documental de ella.

Marzel. He llegado a creer que es un apócrifo tuyo.

Alejandro Alonso. Mi doppelganger, el otro cineasta cubano con el que tengo una gran afinidad y nos rompemos la cabeza con los mismos problemas.

Fausto Canel. Un cineasta que conozco muy mal. No puedo hacer un juicio sobre su obra.

¿Qué música escuchas?

Rebetika, el blues de los griegos. Changüí, el blues de los cubanos. Hildegarde von Bingen, y en general la música renacentista, madrigales, Bach, Bartok, el catálogo de Alan Lomax en la Biblioteca del Congreso, en general músicas regionales de aquí y de allá, pero que no hayan sido tragadas aun por la World Music. Hay una revista llamada Tellus, que ahora está online, que originalmente enviaba casetes a sus suscriptores y te encuentras géneros como Fake Chinese Jazz, o Macrobiotics Guitars, cualquier cosa rara. Y en estos días algo muy potente, en torno a la cual gira un corto que estoy inventando. Es un disco que descubrí gracias a Carlos Melian. En el callejón (Totico y Patato), donde hay un tema que es el primer wunderkabinett sonoro que recuerde. Y una llave mágica. Por otro lado los de siempre: Ornette Coleman, John Zorn, Scelsi, Zappa, Bohren und der Club of Gore, Dj Krush, Johnny Cash.

¿Qué estás leyendo ahora?

La muerte voluntaria en Japón, de Marcel Pinguet. Ya sabes, para no deprimirme.

¿Qué es lo próximo en tu vida creativa?

Los tres filmes de los cuales te comenté. Un libro raro sobre cine que debo escribir.

A veces siento que los cineastas latinoamericanos hacen un cine muy centrado en los curadores de festivales europeos de clase A. ¿Qué crees de esto?

Da lo mismo la gente que hace filmes para festivales, que la gente, aún más obscena, que hace filmes para el pueblo. El pueblo que nunca es pueblo, que es masa. Y Canetti nos dejó bien claro que cosa es esa entidad melancólico-reactiva que es la masa: es lo que vendrá a aniquilar a los que no encajan, como yo. A molerlos en un trapiche. O cine de festivales, o cine comercial. Y en el medio, las verdaderas películas. Me preocupan los que no llegan a uno u otro polo. La gente que no filma y lo que se acumula. Ese sedimento. Por otro lado, mira toda la estrategia de fondos de desarrollo, que premian en su mayoría porno-miseria o cine pavloviano. Luis Ospina y antes Glauber Rocha habían visto venir esto con una claridad meridiana.

Si te tuvieras que quedar con dos de tus obras, solo dos, ¿cuáles serían?.

Los perros de Amundsen y Las campañas de invierno.

¿Qué extrañas de Cuba? Háblame un poco de tu familia, hermanos? Primos?

Lo que más extraño son espacios que de cualquier forma ya se habían desvanecido. Los llevo conmigo. Extraño a mi familia y a mis amigos Ronda y a Reyna Arias, que son otros hermanos que me ha dado la vida. A quien más extraño es a mi abuela.

Recuerdo un texto que hiciste de uno de mis cortos Cuca y el Pollo, pero luego creo que te fui perdiendo como público. ¿Qué le puedes recomendar o comentar a los cineastas de nuestra generación y a los más jóvenes de la isla?

Tu último corto te abre y nos abre una puerta. No le tengas miedo. ¿Y quién soy yo para recomendar algo a otros cineastas? Solo que no salten al vacío, como los personajes al final de Generación. Y en cualquier caso, si saltan, que LEVITEN.

Admiro mucho tu pasión, y el estar haciendo constantemente, más allá del presupuesto o las posibilidades. Me encantaría tener mucho dinero para ayudarte y ser parte de tu mundo. Espero seguir viendo películas tuyas.

Gracias.

Gracias a ti, y espero ver pronto tu filme noir.




Carlos Lechuga. La Habana 1983. Director, guionista, script doctor, ghostwriter y muy cinéfilo. Estudiante de la FAMCA del ISA y de la EICTV. Ha dirigido hasta ahora varios cortos y dos largos. Ha trabajado con cineastas como Humberto Solas, Juan Carlos Tabío, Iciar Bollain. Sus obras han estado en varios festivales internacionales como Toronto, Rotterdam, San Sebastian y en museos como el Moma.

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