Yirama Castaño: el poema ha hurgado las entrañas con su mano

(Foto: Alfonso José Venegas)

 

 

El legado del escaldo

 

El horizonte camina

en un punto suspensivo.

Es la hora de las ánimas

No hablarán los testigos

Le pondremos cerrojos al instante.

 

 

 

Acordes para luciérnaga

 

Pequeña centinela

atrapada en el tropiezo

 

Rendida a los pies del bosque

renace la noche en amarillo

 

Vendrá el día

para buscarle

escondite al movimiento.

 

 

 

Arte poética

 

Cuando al final se callan

Las palabras,

un enredo en todo el cuerpo.

El poema ha hurgado las entrañas

con su mano.

 

 

 

Mínima para un malabarista

 

Opuesto a lo que algunos

puedan pensar o escribir, la poesía sirve para profanar.

 

Y este verbo es mucho más que sacar la tierra de los muertos,

o llegar hasta el tú después de excavar en el yo,

o espiar por la rendija del paraíso.

Profanar es habitar el silencio

para darle forma de boca roja.

 

 

 

Andanzas

 

Ya no sobre esa mano.

Ya no sobre la mano que era mía

y abandonó de pronto el universo.

 

Amor, el océano está aquí.

Al otro lado de la habitación,

en la pared que se nos viene encima,

en el sudor que nos separa.

 

Un sueño aleja por momentos

la nave que se mueve.

 

Oprimidos contra el miedo.

Emergentes, náufragos.

 

 

 

Balada de una noche que se acerca al día

 

He de morir de pie

junto a mi tumba.

Con la mirada hacia la tierra

y el largo pelo

jalando hacia arriba.

He de morir por ataque a mis extremos.

De muerte pronta,

pero con tiempo suficiente

para repasar el tono de mis días.

He de morir alcanzada por la noche.

susurrada apenas,

abierta al bosque

y con esa única palabra

pendiente

entre los labios.

 

 

 

La caverna de la mariposa

 

Quieta agua

quieta ola.

Luz devota,

detiene al paso

su toda hora.

 

Alcanza la puerta de su jaula

pica el asfalto de sus brazos

añade alas a la cabeza

urbanas uñas blancas…

 

Qué importa la lengua extraña

si entiende que le hablan.

 

Hoy podría quitarse la camisa,

mudar de cuerpo

mostrar la cicatriz.

 

 

 

El cardenal del páramo

 

He aprendido a colorear mis alas

con el tono del espíritu profundo.

Con el mismo ardor de la memoria

y el violeta que adorna a los sagrados seres.

He ganado la confianza de los aires,

y del mismo sol

que me pide la textura

del tejido de las nubes

y derretirme en ti con el mismo amor

con el que la tierra

convierte en abono todos sus muertos.

 

 

 

El hogar de los nukak

 

Han mirado desde su propio cielo

cómo caminamos su país.

 

Ya saben que fueron conminados al silencio

y a cambio se les ha impuesto el ruido

de una espesa, invadida y desconocida selva.

 

Guardan el aire en las mejillas

y ponen en su dardo el veneno.

Lejos, los chillidos de los cerdos

y el llanto de las mujeres

con sus hijos

colgados en el pecho.

 

Nómadas,

enredados en los árboles,

poseedores de todas las riquezas y secretos,

guardianes de plantas, animales y susurros.

 

Nos observan. Bellos y desnudos,

cada uno al frente de su propio fuego.

Mientras,

nosotros,

desaparecemos,

devorados por el incendio.

 

 

 

Yirama Castaño Güiza. Nació en Socorro, Santander, Colombia. Poeta, periodista y editora. Participó en la creación de la Revista y de la Fundación Común Presencia. Hace parte del Comité Asesor del Encuentro Internacional de Mujeres Poetas de Cereté, Córdoba.

Entre sus libros de poesía publicados están: En los labios de la noche, poesía reunida (1990-2022), Animal sospechoso editor, Colección mínima, Barcelona, España. 2022, El Sueño de la Otra, Ediciones El Humo, México, 2019. Segunda Edición, Corps avant l´ oubli, Cuerpos antes del olvido (Yirama Castaño, Stéphane Chaumet y Aleyda Quevedo), Ediciones de la Línea Imaginaria, Ecuador, 2016, Poemas de amor (Yirama Castaño, Josefa Parra), Ediciones Corazón de Mango, 2016, Malabar en el abismo, Antología, Común Presencia Editores, Colección los Conjurados, 2012, Memoria de aprendiz, Común Presencia Editores, Colección Los Conjurados, 2011, El sueño de la otra, Colección Prometeo Serie Hipnos,1997, Primera Edición, Jardín de sombras, 1994 y Naufragio de luna, 1990. 

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