Waldo Pérez Cino: su tiempo suspendido entre jornadas
Goldene Zwanziger
Ya de los años ciegos cerrado el interludio
Mirko cabecea y se pregunta cuál sería
el sino de su vida o de su tiempo, el que le resta
apenas por vivir –siempre el apenas
para que no perdamos, oh, el ritmo de los remos,
la inconstancia ajena de la especie
que se perpetúa al ritmo de ese látigo:
La ley de la ceguera, dice Mirko, la recorren
ese apenas que tanto obliga como espanta
y que aun de tanto seduce en su premura
–y aun de tanto en su premura
se suspende a veces o aparenta
suspenderse por un instante en el misterio.
Ese apenas y el misterio –concluye Mirko, apura
el vaso ya mediado por las prisas–. Un instante,
la epifanía –y la medio espanta con la mano–
siempre acotada, abusada por el tiempo.
Proporción del sueño
Proporciones, aquiescencia, marisma de otros lares
que aunque quiera no sabré explicarte, y creéme,
no es que quiera –no es que busque
ese grial del entendimiento, del trueque
de una cosa por la otra. Eso sé que no se puede,
y lo que importa
es mucho mejor, la imagen
transcurrida del órdago: esa urgencia
del trampolín cuando uno se columpia
sabiendo que abajo toca zambullida,
respirar bajo el agua y vuelta a superficies,
bocabierta que resuelve toda hambre.
Las sin prisa
Felices los del aguacero breve,
estaño del agua que cae a plomo, látigo
asombrado del instante: la premura
y los dedos que tejen esa vuelta,
la de la ropa empapada y la sonrisa.
Felices y a profundo cuando todo
se detiene en el otro, aguacero del tiempo,
el que no cesa ni amaina ni completa
su tiempo suspendido entre jornadas,
capítulos, dimensiones
tan extrañas del tiempo, las sin prisa.
א .Lejos de la memoria las palabras
de entonces, el instante absorto del acuerdo.
Lejos salvo del cuerpo en que confluyen
y zanjan de otro segundo todo el tiempo,
los años, esas vidas
tan remotas sin tu nombre salvo acaso
el sabor tuyo en la boca y el asomo
súbito o fugaz del recorrido, círculo
que se cierra en lo que abre cuando llegan
a una órbita sola sus dos lados.
Waldo Pérez Cino (La Habana, 1972). La demora, su primer libro de relatos, se publicó en La Habana en 1997. Desde entonces reside en Europa. Ha publicado los relatos de La isla y la tribu (2011) y El amolador (2012), los volúmenes de poesía Cuerpo y sombra (2010), Apuntes sobre Weyler (2012), Tema y rema (2013) y Escolio sobre el blanco (2014) –recogidos todos en Aledaños de partida (2015)–, y el ensayo El tiempo contraído: canon, discurso y circunstancia de la narrativa cubana (2014). Desde 2014 dirige los sellos editoriales Almenara y Bokeh.