Teresa Shaw: la nada de su ser que abre los ojos de la tierra
PRIMERO fue la piedra. la sumisión de la piedra. el suave roce. la mano sella el pedrusco. la sangre enciende la chispa. un fulgor en la agonía del rayo. otro incendio golpea piedra contra piedra. extrae con el filo un sentido que orquestará el mundo entero. razones para la caza y la guerra. mano dura roca que abre el abismo. maduran los días de la tierra. mueren allí donde palpita otra muerte. la muerte del otro. cadena implacable de la destrucción. necesidad primitiva inocencia. ¿escuchas lo que adherido al hambre y la fiesta viene cayendo tras la fricción de la piedra?
AY los objetos. la vida de los objetos. el amor como una abertura infinita. sus lágrimas tras los cristales. la violencia de sus filos. su veneno. la nada de su ser que abre los ojos de la tierra y penetra con dulzura sus restos. su infinito dolor su dolor aséptico de animales ávidos nunca satisfechos. el agujero de sus bocas tiernas. su deglutir. imaginemos. imaginemos los siglos transformándose con su inagotable presencia. los siglos aprehendiendo su nada a través de un alfabeto que recorren de la a a la z. donde todo cabe el arcón la palangana el cuchillo el caldero la rueca. la densidad de sus formas. sus metales. oro plata estaño acero cobre latón plomo hierro. en todo encuentran su beneficio. cuero madera barro arcilla mármol plástico alquitrán arena. luego se los perfora se los cuece se los tritura se los lamina o vitrifica. purificados vencidos en este combate adquieren su consistencia pétrea. su espesura su madurez el volumen necesario. consumada la obra se los almacena. de este modo se hacina. se silencia se olvida. el vacío abierto en la tierra.
CREPITA la ciudad hasta alzarse como el paisaje de piedra de un impoluto bosque. los árboles alzan sus troncos grisáceos rozando el cielo. un cielo que se tiñe del mismo gris. nada puede brindarles el necesario rocío. nunca florecen. crecen sin ramas ni hojas. sólo sus troncos secos desnudos. pero nada les impide alzarse en la avenida. alcanzar una altura de vértigo. su función es derramar sombra sobre los seres del asfalto. seca la tierra seco el aire y el barro. mas el día se presenta con un cierto esplendor. recuerda aquellos en que la lluvia atraía insectos y larvas a los charcos. cuando se escuchaba aquel trinar en los nidos ahora vacíos.
DESCARNADO sol. su luz se proyecta sobre el esqueleto de la ciudad. ilumina la calle donde recuerdan sus juegos los niños. lejos de la estrella sus sonrisas rubias. ¿crecerán estos niños envueltos en sus abrigos? ¿lejos de la estrella reconocerán algún día el reino? ¿aquel donde prevalecía? ¿regresarán los años enterrados bajo el cemento? ¿regresarán a sus juegos el lobo y el cordero? ¿recordarán? sola la luz al excavar sus rostros vacila recuerda.
[Poemas seleccionados del poemario Todo es deriva, (Animal Sospechoso Editor, 2022)]
Teresa Shaw (Montevideo, 1951). Licenciada en Filología Hispánica en la Universidad de Barcelona y coeditora de la revista 080 poesía, Barcelona, ha publicado los títulos de poesía Evocación de la luz (Barcelona, 1999), Destiempo (Barcelona, 2003) y El lugar que contemplas (Barcelona, 2009). Asimismo, ha traducido el libro Wooroloo (1998) de la poeta y artista plástica Frieda Hughes.
Su obra ha sido recogida en algunas antologías como Barcelona: 25 años de poesía en lengua española, The Other Poetry of Barcelona: Spanish and Spanish–American Women Poets y Voces de la poesía uruguaya reciente. Austero desorden (Verbum, 2011).