Nuvia Estévez: el aceite caliente, el pez sin libertad
MI TURBIA CARCAJADA
Quizás haya llegado a ser un rito
disfrazarme la boca y la mirada
con ridículo gesto Bufonada
que complace al hermano y al proscrito
Ha llegado tal vez a ser un mito
silencioso mi turbia carcajada
de bestia que por bestia enamorada
paga la consonancia de su grito
Prodigiosa es la mueca que procura
algarabía o festín en personajes
que asisten a la vida sin ambages
ni manchas que laceran su hermosura
Quiero reír pero me faltan trajes
para el jolgorio de la risa pura.
OSCURO ATARDECER
En esta nueva casa
no he podido escribir
un maldito poema
Ahora frío pescados
Mi hombre se debate
entre él y la indiferencia
entre él y la nueva tecnología
Mientras tanto vigilo
el aceite caliente
el pez sin libertad.
VOCABULUM
Puede ser un cuchillo lo que gotea mi vientre
los libros que leí no son libros
no son hojas sus hojas
ni letras sus letras
-habría que ver quien dio forma a la tinta que no es tinta-
no existen filósofos
ingenieros
doctores
barrenderos
esclavos
amor puede confundirse con odio si contamos las sílabas
el verso es una línea
la línea es una raya
el corazón es otra víscera
la mesa el árbol
no sé si esto que no quema es sombra
-quiero llamarle abrigo-
aquello que enfría los alimentos
es un trozo metálico de nieve
el sol es un fósforo
la noche una pestaña
el vestido que calzo es una flecha
las especias son solo el olor
por qué cilantro o laurel
por qué espejuelos y no antifaz
Eso que me protege el pie
es mi madre.
TUVE UN LUNAR EN LA FRENTE
como dulce cicatriz
algún nombre fui Beatriz
o Luzbel tuve simiente
para cruzar diferente
el gris de mi pueblo cónico
tuve una flecha un irónico
juguete donde rompía
la inocencia corrompía
el silencio de lo agónico
Fui Mesalina Vallejo
Greta Garbo Frank Sinatra
fui la Duncan Yo Cleopatra
reflejada en el espejo
fui Charlot su rostro viejo
Alfonsina desde el mar
Lorca Miguel un juglar
fotografiando a Modotti
Gertrudis y Pavarotti
y Marguerite Yourcenar.
Edipo con su letargo
yo su madre Napoleón
Patroclo Aquiles Sansón
-fortaleza y pelo largo-
fui la cicuta el amargo
veneno que tarareaba
Eurípides Fui la aldaba
que Sófocles no abriría
Franz Kafka cuando dolía
Ese cuervo que chillaba.
Nuvia Estévez Machado nació en Puerto Padre, Cuba, 1971. Poeta y narradora. Licenciada en Español-Literatura. Ha publicado los poemarios Últimas piedras contra María Magdalena, Penancolía, Claveles para Rachel (Poesía para niños), Maniquí desnudo entre Escombros, Misterio de Clepsidras, Preludio del Cuervo, y Las muñecas, las putas, las estatuas. En el 2001 obtuvo el premio nacional David de poesía de la UNEAC y también fue galardonada con el premio Farraluque de poesía erótica. Su obra aparece en varias antologías en Cuba, México, España, Costa Rica, Estados Unidos y otros países. También ha sido estudiada por especialistas de género en poesía cubana y caribeña. Ha participado en diversos festivales internacionales de poesía donde ofreció conferencias y recitales. Actualmente reside en el Sur de La Florida.