Eduardo Herrera Balluosa: Interpelaciones, Osmán Avilés


Interpelaciones, un poemario de redención


Entre los jóvenes escritores que publican en la diáspora cubana Osmán Avilés parece atraer no solo por su apariencia al estilo de Billy Zane, sino por su personalidad que urde lo profundo y espiritual de la poesía cubana. De él conocemos sus estudios sobre la lírica femenina de la Isla, que hace unos años lo hizo merecedor del Premio Luis Rogelio Nogueras; pero a este autor se le recuerda casi siempre por sus ensayos sobre la vida y obra de Dulce María Loynaz y Serafina Núñez.

De su poesía poco se ha hablado, si bien un prólogo del destacado escritor uruguayo Rafael Courtoisie reconoce los valores de su poética. También el cubano Roberto Manzano le dedicó una semblanza en una revista digital que recoge el quehacer de la literatura en Cuba. La más reciente aparición del poemario “Interpelaciones” resulta una lectura obligatoria para reconocer el camino de madurez trazado por este poeta, quien nos presenta las páginas ocultas de su vida, poesía nacida de su experiencia erótica.

Su madurez refleja dos vertientes, por un lado la personal, la que se reconcilia con su historia luego de años de hermetismo —que lo conducen a vivir en un convento— y es libre de expresar sus pensamientos y por otro, la poética, que expresa un universo de lecturas, una escritura acendrada, evitando las estridencias del eros, mostrando su intimidad y la de otras voces.

Una muestra de la profundidad que lo hace acreedor de un verso interpelado, dice: “El corazón no duerme, permanece fijo a una esperanza, que no puede ver aun su destino”. Esta es una arista filosófica que demanda un lector activo y enriquece su voz autoral, se ramifica con el tono reflexivo de sus planteamientos.

Eso es Interpelaciones, un poemario de redención, donde el yo poético concibe transparencias y lucidez sin negar la realidad social, porque Avilés se separa de lo íntimo para reflejar otras realidades del universo homoerótico:

         El joven pelirrojo baja la cabeza.
         No sabe contener todavía
         la mirada de otro hombre.
         (Pelirrojo)

El poema, que da cuenta de una escena sugerente, es uno de los mejores textos del conjunto y refleja una complicidad de miradas que se cruzan donde no se reconoce la voz del autor.

Pero si bien el tema del poemario es el amor, ese amor que dista del ideal casaliano, su perspectiva recuerda la “Casa Solitaria” de Kavafis, aquella memoria del poeta griego que evoca las noches del placer. Por tanto, la soledad es otro motivo que se descubre bajo una apariencia cálida y esa belleza matizada por la inspiración.

Justamente, esta es la lectura donde el poemario se revela moderno, desde la individualidad en el vacío de nuestras sociedades y la decepción del amor disperso, de ahí la expresión última del poeta: “El amor es tan inhóspito ahora, como los secos días del sur”. La presencia del Néguev, como lugar solitario no ausente de historia, es además una analogía del presente, expresión de la aridez humana que impacta y vacía los ojos de lo mucho que ya no está.

En las contradicciones del “yo” y su creación, ese espacio 1údico entre realidad y lenguaje, el autor se visualiza para transfigurar, cuestionando con sutil lirismo el mundo, lo capta y significa. La correspondencia de su poesía con el mundo se percibe desde la ironía, contradictorio, polisemico, ambivalente. Ironía de la introspección. Aunque es evidente cierto
distanciamiento, se logra vencer la dicotomía entre cognición y realidad. La fe, no pierde al individuo, lo realza, aunque se tilde de irrealidad poética.
La lectura de Interpelaciones es una defensa de lo que más temporaliza el ser y el amor y apuesta desde lo individual, al reconocimiento de la diversidad, patrimonio de todos los tiempos. En definitiva, Osmán Avilés pertenece a ese grupo de autores que deconstruye e interpela el hecho creativo a través de su voz poética, razones suficientes para llamarle un poeta de actualidad.

(Cortesía de Edicones Éxodus)




Eduardo Herrera Baullosa. La Habana. Cuba. Médico especialista en Bioquímica es un Poeta y Narrador cubano radicado en los Estados Unidos de América. Obtuvo el Primer premio en el concurso “Oscar Hurtado” de poesía fantástica 2010 (Cuba. Finalista en la categoría poesía en el concurso “Premio David” de la UNEAC (Cuba) y también finalista del “Premio Iberoamericano de Cuento Julio Cortázar” (Cuba). Ha sido publicado en Cuba, México, Estados Unidos, Brasil y España. Ganó el primer premio del “Concurso Internacional de Poesía El Mundo Lleva Alas” en su edición de 2016, que auspicia la editorial “Voces de Hoy” (Florida EUA).

Osmán Avilés (La Habana, 1979), es un escritor cubano que ha dedicado parte de su trabajo ensayístico a revisitar la obra de poetisas cubanas, entre las que se destacan Dulce María Loynaz y Serafina Núñez. Su primer poemario La persistencia de los fragmentos (Universidad del Trabajo del Uruguay, Montevideo, 2011) fue prologado por el escritor uruguayo Rafael Courtoisie. Como antólogo y prologuista tuvo a su cargo los títulos Sonetos escogidos de Serafina Núñez (Editorial Oriente, Santiago de Cuba, 2009) y El manto de mi virtud. Poesía cubana y uruguaya del S. XXI (Universidad del Trabajo del Uruguay-Editorial Letras Cubanas, 2011), en colaboración con el intelectual uruguayo Alfredo Coirolo. Su libro Los extraños monzones (Ediciones Extramuros, La Habana, 2010) obtuvo el premio Luís Rogelio Nogueras en la categoría de ensayo artístico-literario. Otros de sus ensayos son: Pilares de un reino. Una incursión por la vida y obra de Dulce María Loynaz (Ediciones Extramuros, La Habana, 2008) y el ensayo Serafina Núñez. La verdad amaneciendo (Ediciones Unos & Otros Cultural Project, Miami, 2015), presentado en la 35 Feria Internacional del libro de Miami 2018. Además, en ese año presentó su poemario Interpelaciones (Ediciones Exodus, 2018) y recientemente publicó Impertinencia de las dípteras. Antología poética sobre la mosca junto con el escritor Milho Montenegro (Ediciones Exodus, 2019). Actualmente estudia la Maestría de Estudios Hispánicos en la Universidad de Puerto Rico, donde se desempeña como investigador del archivo bibliográfico de Julia de Burgos.


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