Vivian Lemes: un horizonte líquido más parecido al infinito que al fin

(Foto de la autora: © Estefanía Baeza Zanella)

 

 

No sé más de ti

que esa foto que cuelgas en la nube.

La que miro y me mira cada día

detrás de este cristal

construido para desconocernos.

El mechón negligente

las manos detrás del espejo.

A veces imagino que un día

pasando la calle tropiezas sobre mí

Tú puedes ser cualquiera de ellos.

Sentados en un café de París

todos tienen tus manos.

Fantasmas detrás del vidrio

palpan mi cuerpo sin que lo sepa.

Un rostro a la medida del sueño.

París la ciudad de los amantes

rezan las vallas publicitarias

las revistas de viajes.

También lo es una estación perdida de Barcelona.

El sitio con olor a cerveza y mar

donde te espero.

Hagamos como que no nos conocemos

entra por casualidad

pídeme un cigarrillo.

Yo te daré la vida.

 

 

*

La tormenta ha destrozado las velas.

Delante hay un horizonte líquido

más parecido al infinito que al fin.

Eres el azul.

Un trozo de concha esparcido en la arena.

Estrellas iluminando mi naufragio.

Me quedaré un poco más sobre tu cuerpo.

Oscuro

tibio.

Fosforescente como las algas lejanas

que navegan ciertas playas.

Te miro.

Olvido por un instante

mi guerra contra los elementos.

Deseo tu boca,

tu espalda,

tu sexo.

Reír

con mi boca llena de ti,

de tu esperma,

de tu amor de una noche

o de un siglo,

en esa infinita playa,

en ese horizonte líquido.

 

 

*

Cuánto puede soportar un recuerdo,

más o menos la eternidad de siete años.

Mirar tu foto

y que mi corazón se escape.

Después de ti

han llegado otras cosas,

tiempos vacíos,

amores desvencijados,

deseos incógnitos.

Ya no eres mis palabras.

No te menciono

por miedo a quedarme muda.

 

 

*

Has decidido ser tan normal como lo permiten

tu cerveza y tu cigarrillo.

Yo también quiero emborracharme.

No voy a llorar.

Ni a esperar que tu recuerdo se borre

como las letras de una antigua carta.

Te trataré como se hace con la mierda.

Un poco de papel.

Un golpe de agua.

El olor artificial de un desinfectante.

 

 

*

De unos y otros

he escuchado hablar

de la distancia

disfrazada de paciencia.

De someter la vida

a una lenta disolución

en la que los sentimientos

son secretos bien guardados

y el amor

un horno en el que se cuece

la conveniencia.

Listo para vender.

Listo para el consume

 

 

*

Cada época tiene un hilo

que invisible

atraviesa un laberinto.

Contra mi espalda hay una pared,

mi cabeza,

escondida tras las sombras livianas de los brazos,

da vueltas.

Pienso en mis ancestros y en lo tortuoso

del camino hasta ti.

Pienso en la mujer que engendró a mi abuelo,

sola también,

las manos rotas de tanto escarbar el surco.

Una guerra de la que ya nadie habla

devoró a su amor.

La corteza fue depositada

sobre la roja tierra de su bohío,

ramas de un hombre crecieron en su vientre.

Los dados que lancé un día

me han traído este dolor.

Construirte de palabras y de tierra confinada.

En mi vientre y en mi piel transparente

crecen raíces,

hilos de agua navegando hacia una dimensión

ordenada por dioses que no amo

Dime cómo naufragar sobre tu cuerpo,

como rescatarte del tiempo que no caminamos juntos,

quiero el árbol hecho hombre,

la raíz hecha tierra.

 

 

 

**

I don’t know more about you

than that photo you hang in the cloud.

The one that I look at and looks at me 

every day behind this glass

built to ignore us.

The careless lock of hair

hands behind the glass.

Sometimes I imagine that one day

passing in the street you stumble over me

You can be any one of them.

Sitting in a cafe in Paris

everyone has your hands.

Ghosts behind the glass

they feel my body without my knowing it.

A face tailored to fit a dream.

Paris the city of lovers

the billboards pray

travel magazines.

So is in a lost station in Barcelona.

The place with the smell of beer and sea

where I wait for you.

Let’s pretend we don’t know each other

enter by chance

ask me for a cigarette.

I will give you my life.

 

 

*

The storm has shredded the sails.

Ahead is a liquid horizon

more like infinity than the end.

You are the blue.

A piece of shell scattered on the sand.

Stars illuminating my shipwreck.

I’ll stay a little longer on your body.

Dark

warm.

Phosphorescent like the distant seaweed

that navigate certain beaches.

I look at you.

I forget for a moment

my war against the elements.

I desire your mouth,

your back,

your sex.

To laugh

with my mouth full of you,

of your sperm,

of your love for a night

or of a century,

on that infinite beach,

on that liquid horizon.

 

 

*

How long a memory can endure,

more or less the eternity of seven years.

To look at your photo

and my heart escapes.

After you

other things have come,

empty times,

rickety loves,

unknown desires.

You are no longer my words.

I don’t mention you

for fear of being mute.

 

 

*

You’ve decided to be as normal

as your beer and your cigarette.

I want to get drunk too.

I’m not going to cry.

I’m not going to wait for your memory to fade

Like the letters of an old letter.

I’ll treat you like shit.

A bit of paper.

A splash of water.

The artificial smell of a disinfectant.

 

 

*

I have heard about

distance

disguised as patience.

Of subjecting life

to a slow dissolution

in which feelings

are well-kept secrets

and love

an oven in which is baked

convenience.

Ready to sell.

Ready for consumption

 

 

*

Every era has a thread

that invisibly

runs through a labyrinth.

Against my back is a wall,

my head,

hidden behind the light shadows of my arms,

is spinning.

I think of my ancestors and of the tortuousness

of the road to you.

I think of the woman who bore my grandfather,

alone too,

her hands broken from so much digging in the furrow.

A war that no one talks about anymore

devoured her love.

The bark was deposited

on the red earth of her hut,

branches of a man grew in her belly.

The dice I threw one day

have brought me this pain.

Building you from words and confined earth.

In my belly and in my transparent skin

roots grow,

threads of water sailing towards a dimension

ordered by gods I don’t love

Tell me how to be shipwrecked on your body,

how to rescue you from the time we don’t walk together,

I want the tree made man,

the root made earth.

 

 

[De la traducción: © Colm Kiernan en colaboración con la autora, poemas seleccionados de La piel del cristal, (Simon Editor, 2020)]

[Translated by: © Colm Kiernan and the author, original version in Spanish extracted from La piel del cristal, (Simon Editor, 2020)]

 
 
https://simoneditor.se/
Vivian Lemes Ulloa. (Camagüey, 1970). Reside y trabaja en Barcelona desde 1999. Desde siempre sintió inclinación por el teatro y la escritura aunque se dedicó profesionalmente a la medicina. Ha publicado su primer poemario La piel del cristal, (Simon Editor, 2020) y tiene en preparación un segundo poemario, un libro de relatos cortos y un libro de relatos juveniles. Médico en sus tiempos libres es el modo jocoso en el que expresa su lucha interior entre el espacio dedicado a la escritura y el estudio de los cuerpos humanos.
 
 
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